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Embarazo y trabajo: Cómo rendir laboralmente y no morir en el intento

Embarazo y trabajo: Cómo rendir laboralmente y no morir en el intento

La idea de continuar trabajando durante el periodo de gestación preocupa a muchas mujeres: ¿Seguiré rindiendo como hasta ahora? ¿Perjudicará al feto mi ritmo laboral? ¿Cuándo debo dejar de trabajar?

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Trabajar estando embarazada

Si tu embarazo se está desarrollando sin complicaciones y tu lugar de trabajo es saludable, tu estado no tiene por qué ser un impedimento para seguir desempeñando tu actividad laboral hasta el mismo día del parto. Tomar las precauciones adecuadas, como no exigirse demasiado, caminar de vez en cuando, llevar una alimentación sana y evitar lugares contaminados, pueden asegurar que trabajo y barriga no sean incompatibles

La gestación es un periodo repleto de cambios. La transformación física es lo más evidente, pero no sólo se sufren alteraciones en el plano físico sino también en el emocional y el psicológico. Durante el primer trimestre, cuando el vientre aún no delata tu estado, la actividad metabólica aumenta y se empiezan a experimentar grandes cambios hormonales que se traducen en una mayor sensibilidad o en una falta de energía que inevitablemente pueden afectar a los que te rodean en tu trabajo.

El momento que decidas dejar de trabajar depende de ti y de las recomendaciones de tu ginecólogo o de tu matrona. Algunas mujeres, independientemente de que su estado físico esté a pleno rendimiento prefieren poder contar con un tiempo para ellas mismas antes de que comience la nueva etapa que se les avecina. Igualmente el tipo de trabajo que desempeñes influirá enormemente en tu decisión. Si se trata de una actividad que requiera traslados o movimientos constantes es posible que sea necesario que bajes el ritmo, especialmente después del sexto mes de embarazo, cuando el cansancio se hará cada vez más patente. Además la tensión y molestias en espalda, articulaciones y músculos también serán más intensas a medida que vayan pasando los días. Si crees que no puedes continuar con tu trabajo consúltalo con tu médico y él te dirá qué es lo más conveniente.

Pero si no eres feliz sin tus seis reuniones al día y te sientes vacía sin recibir 40 emails matutinos, entonces ¡adelante! Siempre y cuando el día del parto te lo tomes libre, puedes seguir unos consejos para sacar provecho de tus mermadas energías y rendir en el trabajo hasta el último día:

- Tómatelo con calma y si tu trabajo te lo permite, plantéate la posibilidad de trabajar un día a la semana desde casa.

- Si puedes, evita las horas punta para entrar y salir del trabajo. Pregunta si te permiten terminar un poco antes de lo habitual.

- Ponte cómoda frente al ordenador. Coloca los pies en alto cuando tengas oportunidad y preocúpate por trabajar en una silla cómoda, regulable y con un respaldo que sujete la parte inferior de tu espalda.

- Si tu puesto de trabajo te obliga a permanecer mucho tiempo sentada, es bueno que utilices medias elásticas especiales para la circulación y que camines de vez en cuando. Da pequeños paseos y realiza estiramientos, especialmente si trabajas doblada sobre una mesa o el ordenador. Evita del mismo modo, que tus piernas cuelguen de la silla durante largos espacios de tiempo. Si tus pies no tocan el suelo, apóyalos en un banquillo o cajón.

- Para hacer frente a las nuevas necesidades energéticas trata de hacer varias comidas al día. Llévate fruta y quesitos al trabajo y guarda galletitas saladas o integrales y bolsas de frutos secos en algún cajón. Te serán muy útiles para picar cuando tengas hambre y contribuirán a mantener a raya las náuseas. Por el contrario, no dependas de la cafeína y evita comer dulces; aunque es una forma muy rápida de ingerir azúcar, tu cuerpo lo eliminará enseguida y te sentirás aún más cansada tan pronto como los niveles de azúcar en tu sangre disminuyan.

- Lleva una alimentación sana que te ayude a reponer fuerzas y bebe mucha agua durante toda la jornada laboral. Es preferible que vayas al baño con frecuencia a que te deshidrates. Si no bebes con asiduidad, sólo conseguirás una sensación de letargo constante.

- Durante el segundo trimestre te sentirás más fuerte y con más energía: las náuseas y los mareos habrán desaparecido y la tripa todavía no te pesará mucho. Aprovecha este periodo antes de que la fatiga vuelva a hacer su aparición.

- Emplea el tiempo de la comida para echarte una pequeña siesta o hacer algo de ejercicio. Aunque no te apetezca lo más mínimo, comprobarás que un paseo sienta de maravilla y que el ejercicio te ayudará a estar equilibrada mentalmente y a sentirte más activa que antes. Acostarse temprano también es una buena alternativa para recuperar fuerzas.

- Si el trabajo es muy estresante y sales agotada ¿por qué no te apuntas a yoga o a clases de meditación? Nada mejor que practicar técnicas de relajación para combatir el estrés. También puedes realizar algún deporte de bajo impacto como la natación, la gimnasia o simplemente dedicar un tiempo para ti misma y descansar.

- ¡Organízate! Haz más caso que nunca a tu agenda diaria. Consúltala cada mañana y trata de seguirla a rajatabla. Al apuntar tus tareas hazlo siguiendo un orden de prioridades.

- Reduce tu nivel de exigencia en las tareas del hogar.

- No temas decir “no puedo hacerlo” cuando lo necesites.

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¿Cuándo son incompatibles embarazo y trabajo?

Estar embarazada -siempre que no se presenten complicaciones- no es estar enferma. Puedes por lo tanto, si tu cuerpo te lo permite, continuar desempeñando tu actividad laboral desde el momento en que la prueba de embarazo dio positivo hasta el día del nacimiento de tu hijo.

Según varios estudios, continuar con la rutina laboral durante el embarazo es beneficioso para la futura madre. Desde el punto de vista físico contribuye a mantenerte en forma y psicológicamente te ayudará a que te enfrentes mejor al embarazo, no centrándote exclusivamente en él y así conocer que hay vida más allá de tu barriga. Sin embargo poder trabajar sin riesgos hasta el día del parto depende del tipo de actividad que desarrolles. Existen trabajos que no sólo no reúnen las condiciones óptimas para tu embarazo, sino que son perjudiciales para tu futuro bebé.

Algunas actividades entrañan peligro para las mujeres gestantes por el nivel de exigencia física que exigen (levantar cargas, estar muchas horas de pie, ser monitora de deportes extremos, etc.) otras porque están expuestas a productos químicos o radiación (mercurio, plomo, pesticidas, nicotina, algunos productos de limpieza, quimioterapia, deshechos radioactivos, etc.) nocivos para el feto y/o la salud de la madre. En estos casos es conveniente que se lo comuniques a tu médico en la primera visita prenatal. Él te dirá en qué medida tu trabajo puede repercutir negativamente en el buen desarrollo de tu embarazo. En el caso de que el trabajo revista un riesgo, puedes pedir que te cambien de puesto mientras dure tu estado. Si no es posible, deberás solicitar la baja laboral.

Asimismo deberás hablar con tu ginecólogo si tienes horarios especiales con turnos que desbarajusten tus pautas de sueño y alimentación.


¿Cómo comunicar el embarazo al jefe?

El momento y la forma ideal para comunicárselo a tu jefe dependerá de la relación que tengas con él y de tu puesto dentro de la empresa, pero en cualquier caso es preferible que se entere por ti misma antes de que le llegue el “cotilleo” o que la barriga hable por ti.

Un buen momento puede ser a los tres meses: el riesgo de aborto ha pasado y aún tienes mucho tiempo por delante para organizarte antes de la baja maternal.

Dependiendo de la política y del tamaño de la empresa la comunicación a tu superior deberá hacerse mediante una carta escrita o simplemente de palabra.

Encuentra una ocasión para reunirte con él, -procura que no coincida con una época de tensión laboral-, y preséntale un plan por escrito en el que le informes de la fecha prevista de tu baja, el tiempo que estarás ausente, tus posibles sustitutos, una previsión de tu trabajo durante los meses que dure tu embarazo, alternativas para hacerse cargo de tus tareas cuando no estés, etc.

Para ello, antes de darle la noticia, deberías informarte de cuáles son tus derechos y obligaciones, de las condiciones de tu contrato, de la baja por maternidad, de los trámites a seguir, de las prestaciones económicas, etc.

Si tienes compañeras que hayan tenido hijos recientemente, puedes preguntarles a ellas para tantear el terreno y conocer su experiencia en este caso. Si tu empresa cuenta con departamento de Recursos Humanos ellos te informarán mejor que nadie de todo lo que concierne a tu contrato, a la baja laboral y a la reducción de jornada.
 


 


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"¿cómo sacar la cuenta de un embarazo?" es una de las primeras preguntas que se hace una mujer al quedar embarazada. Y la respuesta es muy sencilla! Se puede calcular la fecha probable de parto y el periodo de gestación sumando 280 días al primer día de la última regla.

Fuentes:

The rough guide to pregnancy and birth; Kat Cooze.

Maravillosamente embarazada; Lynn Huggins-Cooper.

100 trucos para tener un embarazo feliz; Alison Mackonochie.

Fecha de actualización: 16-05-2020

Redacción: Lola García-Amado

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