Pequeños exploradores
¡Comienza la aventura! Este aprendiz de explorador sentirá curiosidad por todo lo que le rodea, ya le ocurría antes, pero ahora que sabe andar ya puede alcanzarlo ¿Cómo hago para que sus descubrimientos sean seguros?
Indice
- El comienzo de la etapa de exploración del bebé
- Imponer límites para mantener seguro al bebé
- Educar sin coartar
- Consejos para estar tranquila
El comienzo de la etapa de exploración del bebé
La etapa de la exploración ha comenzado a todos los niveles. Por naturaleza el bebé tiende a explorar y su curiosidad le lleva a examinar lo que encuentra a su paso. Ya lo hacía antes, pero ahora que camina, tu hijo se dará cuenta de que el mundo es enorme y deseará fervientemente descubrir todos sus rincones.
Hasta ahora, para sus “exámenes” utilizaba la boca, mordiendo y chupando objetos para descubrir de qué se trataba. En cambio a esta edad, ya tiene una verdadera necesidad de tocar las cosas, conoce bien cómo usar sus manos, su boca, su olfato y la vista. Todos sus sentidos trabajarán a la vez para captar las infinitas nuevas experiencias que le ofrece su entorno.
A esta edad y gracias a sus ensayos comenzará a establecer poco a poco la relación causa-efecto. Necesitará hacer todo por sí mismo para aprender y adquirir habilidades y conocer qué es lo que ocurre a su alrededor y por qué.
En esta etapa es muy importante ser firme con el niño. Hasta ahora, sólo podía explorar lo que llegaba a sus manos, es decir lo que le ofrecías tú, totalmente seguro, y por esa razón no sabe que hay cosas con las que no se puede jugar, porque es incapaz aún de distinguir lo bueno de lo malo.
Imponer límites para mantener seguro al bebé
Tu pequeño Dr. Livingstone deberá someterse a ciertos límites, y cuanto antes lo haga mejor. Si le permitimos a un niño hacer algo bajo el pretexto de que es demasiado pequeño, nunca verás el momento de hacerlo y cuanto más tiempo pase más complicado será. Este aprendizaje constituye la mejor barrera natural contra cualquier lío en el que pueda meterse el pequeño.
Y es que habrá situaciones en las que no podrá evitarse que el bebé trate de jugar con algo inadecuado: se lance a un cable, coja arena de una maceta, alcance unas tijeras, etc. En estos casos, hay que apartar el objeto de su alcance y tratar de explicarle que no puede jugar con eso. Tiene que aprender poco a poco que hay cosas peligrosas que debe evitar. Lo que no quiere decir que haya que desanimar su curiosidad natural.
A pesar de esto, recuerda que los niños olvidan pronto lo que han aprendido, especialmente a esta edad, por lo que debes estar alerta siempre y no dejar de repetirlo una y otra vez. Las tapas para los enchufes, los termostatos para el grifo, los topes para puertas, las esquineras, etc. sin duda evitarán muchos dramas, pero no te confíes, ninguna casa es 100% segura. La imaginación desbordante de tu hijo seguro que encuentra rincones y peligros que ni tú conocías
Educar sin coartar
Es mejor intentar encontrar un equilibrio educándole en los peligros (lo que permitirá al bebé hacer sus descubrimientos básicos y necesarios) y ejerciendo una justa dosis de protección.
No es aconsejable prohibirle absolutamente todo, pero también es cierto que más de una vez podrás perder los nervios a medida que vaya planteándose nuevos y sorprendentes retos. Correr, trepar, tirar, empujar, probar, tocar, tocar y tocar serán ahora su rutina. Para canalizar toda esa energía puedes echarle una mano. Si estás presente en su “expedición” puedes preguntarle, como quien no quiere la cosa: ¿Eso qué tienes ahí que es? ¡Anda! Es amoniaco para limpiar. Pero no se puede beber porque te pones malito”.
Así, el descubrimiento del mundo que le rodea irá acompañado además de una educación sobre el riesgo. Obviamente esto no impedirá el peligro totalmente, pero sí reducirás muchos accidentes.
Consejos para estar tranquila
• Protege la tierra de las plantas con un plástico fino que la cubra, cortado con las dimensiones de la maceta.
• Instala una barrera de seguridad en los accesos más peligrosos (escaleras, puerta de la cocina, baño…)
• Coloca fuera de su alcance, en alto o bajo llave todo aquello que consideres peligroso, frágil o valioso.
• Consigue cajas que no pueda abrir y guarda todos los pequeños objetos que puedan herirle o acabar en su boca (medicamentos, tornillos, botones, monedas…)
• Cocina en los fuegos posteriores, es decir en los que estén más cerca de la pared, sin dejar las asas de las ollas o sartenes a mano.
• Observa el estado de las instalaciones eléctricas y cubre los enchufes.
Fuente: Stoppard, Dra. Miriam (2006), Padres primerizos, Barcelona, Pearson.
Fecha de actualización: 04-06-2020
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