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Revisiones de los bebés con el pediatra

Revisiones de los bebés con el pediatra

La primera de muchas revisiones del bebé tendrá lugar al minuto de nacer. Es el llamado test Apgar y su finalidad es comprobar que las funciones vitales del recién nacido se han adaptado a la vida fuera del vientre materno.

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Indice

 

Revisiones periódicas con el pediatra

Tras la realización del test de Apgar al neonato, el bebé recibirá los primeros cuidados y en las horas o días posteriores se realizarán varias pruebas de pediatría que confirmen que el bebé tiene los reflejos necesarios para la supervivencia y otros controles rutinarios que descartan posibles enfermedades o anomalías.

Antes del alta del hospital, se hace otra revisión general de medicina en la que se examina el estado de las fontanelas; la simetría de los ojos, la boca y las clavículas, para descartar que se haya roto alguna durante el parto; el corazón y los pulmones para asegurarse de que no hay ninguna anomalía; el tórax; las caderas por si hay luxaciones o displasias; los genitales y las extremidades. También se realiza la prueba del talón a las 48 horas de nacido para diagnosticar posibles enfermedades del metabolismo. 

A partir de entonces la relación con el Pediatra y la enfermera pediátrica, no ha hecho más que empezar. Como médico especializado en la salud de los niños, el pediatra será el encargado de su bienestar y en caso de enfermedad quien le diagnostique y le facilite el tratamiento más adecuado.

En general, la Asociación Española de Pediatría, aconseja acudir con el niño a una serie de visitas rutinarias cada cierto tiempo, para hacer un seguimiento del desarrollo del pequeño, evaluar su estado de salud general y administrarle las vacunas pertinentes.

Estas se programan con la siguiente periodicidad:

- 7-10 días. 1 mes. 2 meses. 4 meses. 6 meses. 9 meses. 12 meses. 18 meses. 24 meses.

- A partir de los 2 años cada 6 o 12 meses.

Evidentemente estos plazos pueden variar en función de problemas eventuales, enfermedades, criterio médico, etc.

 

¿Qué finalidad tienen estas revisiones?

El objetivo de estas consultas periódicas es evaluar el estado general del pequeño. Para ello el pediatra llevará a cabo una exploración física que incluye una auscultación cardiopulmonar,  observación de su expresión facial, del aspecto de la piel y las mucosas, comprobación de presencia de ganglios, revisión de los movimientos oculares, de la movilidad de las articulaciones, así como una valoración del tono muscular, el abdomen y otras partes del cuerpo, como los oídos, los genitales, la boca y la garganta.

Asimismo se medirá la talla y peso del niño y su perímetro craneal. Con estos datos se comprobará el percentil en el que se encuentra según su edad.

También es frecuente que el médico realice una serie de preguntas a los progenitores, relacionadas con el comportamiento habitual de su hijo, su alimentación, sus hábitos de sueño, sus relaciones, sus adquisiciones psicomotoras, etc. y así confirmar el progreso normal de su desarrollo.

En las primeras visitas se hará hincapié en la lactancia, sobre todo si es materna, y los posibles problemas que puedan haber surgido con ella.

Para prevención del raquitismo y ayudar al cierre de las fontanelas, se recomienda que, desde de la segunda o tercera semana y hasta los 12 meses, se dé al bebé de 200 a 400 UI de vitamina D al día, dado que no siempre la exposición solar del bebé es adecuada.

En estas visitas se aprovechará para vacunar al niño según el calendario vigente en cada  comunidad autónoma. Actualmente, las vacunas se inyectan a los 2, 4, 11, 12 y 15 meses, así como recuerdos a los 4, 6 y 12 años.

En caso de que se sospeche de alguna enfermedad se harán las pruebas correspondientes, que por lo general consisten en análisis de sangre u orina.

Independientemente de estas consultas rutinarias de control, no hay que dudar en acudir al especialista siempre que el niño tenga una enfermedad, un accidente o se tenga alguna cuestión sobre su salud. La mayoría de los problemas comunes en la infancia están relacionados con la alimentación, procesos febriles, infecciones gastrointestinales o de las vías respiratorias, pequeños accidentes domésticos, etc. 

También hay que estar pendientes del desarrollo motriz y de cualquier retraso en el desarrollo, tanto a nivel motriz como mental. Para ello, hay un calendario de hitos de desarrollo y una serie de pautas que alertan de que algo puede ir mal. Por eso, el enfermero o el médico harán una serie de preguntas sobre si ya se sienta, gatea, anda, habla…


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El calendario materno incluye los meses del bebé así como la fecha probable de nacimiento del bebé, que se calcula sumando 280 días al primer día de la última regla de la mujer.

Fuente:

AEP

Fecha de actualización: 24-05-2021

Redacción: Irene García

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