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Problemas de desarrollo del bebé

Problemas de desarrollo del bebé

¿Cómo detectar si sufre un retraso motor? ¿Alguna vez has pensado que tu bebé es un “poco vago”? ¿Observas que los compañeros de clase de tu bebé aprenden a moverse más rápido que tu hijo? ¿Crees que a tú bebé le cuesta aprender cómo gatear o caminar?

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Indice

 

En muchas ocasiones, aunque los niños nacen sin ningún problema diagnosticado y durante los primeros meses se han desarrollado a nivel motor sin problema llega un determinado momento en que parece que se han estancado y que por sí solos no son capaces de continuar un desarrollo motor adecuado. Es lo que se conoce como retraso psicomotor.
 

¿Cómo podemos detectarlo en nuestro bebé?

Durante años se ha estudiado el desarrollo motor del niño por meses de desarrollo y gracias a esto podemos tomar como referencia determinadas adquisiciones motoras que son claves para poder detectar si existe algún retraso motor:

•    3-4 meses: El niño tiene que tener adquirido control cefálico estable. La posición de la cabeza tiene que estar alineada con el resto del cuerpo (simétrica).

•    6-7 meses: El niño es capaz de mantenerse sentado sin apoyo. Comienza a manipular en esta postura sin perder el equilibrio.

•    8-11 meses: El niño comienza a desplazarse por el espacio arrastrándose y gateando. Al final de este periodo comienza a agarrarse a los muebles y se pone de pie.

•    12-14 meses: El niño comienza la marcha lateral y marcha autónoma. En ocasiones algunos niños comienzan a caminar más tarde, sin embargo no hay que preocuparse y hay que darle más tiempo siempre y cuando el niño sea capaz de desplazarse por el espacio gateando a esta edad.

En los casos de bebés prematuros es importante que se tenga en cuenta la edad corregida, no la edad cronológica.


Consejos para estimular el desarrollo de tu bebé

•    Es importante poner a nuestro bebé boca abajo la mayor parte del tiempo que esté despierto. Es muy probable que al principio observemos que le cuesta estar así posicionado, dado que la fuerza de la gravedad hace que tenga que realizar un esfuerzo al levantar la cabeza. Sin embargo tenemos que insistir porque poco a poco conseguirá estar tranquilo. En esta postura el bebé aprenderá a controlar la cabeza, fortaleciendo la musculatura del cuello y de la espalda. Si observamos que los brazos del bebé están echados hacia atrás le ayudaremos a apoyarse bien, los adelantaremos de manera que el hombro y el codo estén en línea. De esta manera el bebé se apoyará y levantará la cabeza.

Esta postura no tiene que tenerse en cuenta a la hora de dormir, momento en el que posicionaremos al bebé como nos indique el pediatra.

•    Cuando el bebé esté boca arriba le cogeremos de ambos brazos y tiraremos hacia nosotros levantándole un poco de la superficie de manera que el bebé tenga que levantar la cabeza. Al realizar este ejercicio estamos favoreciendo que se fortalezca la musculatura del cuello que le permitirá el control cefálico.

•    También podemos ayudarle a realizar el “volteo”, es decir, el paso de boca arriba a boca abajo. Para conseguir por ejemplo el volteo hacia el lado derecho pondremos al niño boca arriba y flexionaremos la pierna izquierda a la vez que la llevamos hacia el lado derecho, generando así el movimiento hasta terminar en la posición de boca abajo. Este movimiento es como hacer lo que coloquialmente se llama “la croqueta”.

•    Para ayudarle a sentarse lo haremos cuando el niño esté boca abajo. Le pondremos desde esta posición a de lado; de aquí le cogeremos el brazo y tiraremos hasta que termine sentado. Cuando esté sentado le pondremos juguetes a los lados para que los coja. De esta manera le ayudaremos a que realice cargas en una cadera y en otra.

•    Le ayudaremos a pasar de sentado a boca debajo de la siguiente manera: Cuando esté sentado nos pondremos por detrás de él, le cogeremos de sus dos brazos y los colocaremos a la altura de su cara, y después le giraremos hasta terminar boca abajo. Este cambio postural le permitirá ir a por juguetes que se hayan desplazado a la vez que evitamos que pase todo el rato sentado sin saber cómo cambiar de postura.

•    La primera forma de desplazarse hacia delante es con el arrastre. Para ayudarle a conseguirlo primero le motivaremos con un juguete que le guste y se lo pondremos a cierta distancia. Partiremos de la posición de boca abajo y le flexionaremos una pierna similar a la “postura de rana”. Para favorecer que empuje hacia delante a la vez que le flexionamos una pierna le empujaremos del culete del lado que hemos flexionado.

•    Para favorecer el gateo pondremos al niño a cuatro patas y le balancearemos hacia delante y detrás, desde el culete. Al realizar este movimiento el niño experimenta la sensación de cargas sobre manos y rodillas.

•    Para realizar la puesta en pie partiremos desde la posición de arrodillado. Primero le empujaremos desde el culete hacia arriba para que lo levante. Después le movemos ligeramente hacia un lado para desplazar el peso y que así el niño pueda sacar la otra pierna. La posición de partida para ponerse el niño de pie es conocida como “posición de caballero”. Una vez en esta postura el niño se agarrará a un mueble y empujaremos hacia arriba hasta que se ponga de pie.

•    Antes de caminar sólo el niño aprende la marcha lateral. Estimularemos esto cuando el niño esté de pie con sus manos apoyadas en el sofá o en la mesita y le pondremos los juguetes a cierta distancia para hacer que tenga que dar pasos laterales.
 

Algunas señales que pueden alertarnos

A parte de tener en cuenta los ítems motores determinantes también existen otra serie de señales que nos pueden alertar. Algunas de ellas pueden ser las siguientes:

•    Cuando el niño se enfada o llora observamos que se pone tenso y empuja hacia atrás, suponiendo un esfuerzo para los padres el controlarle. También podemos observar que al estar boca arriba y llorar empuja con la cabeza y se arquea

•    Observamos que cuando está tumbado está asimétrico. Esta asimetría puede deberse o bien a que la cabeza permanece todo el rato mirando hacia un lado, o bien que un brazo se mueve menos que el otro.

•    Rechazo insistente a estar en la postura de boca abajo.

•    Observamos que a partir de los seis meses sólo están boca arriba, no se sientan ni pasan a la posición de boca abajo.

•    Una vez conseguida la posición de sentado el niño se mantiene todo el tiempo en esta postura. No realiza cambios posturales a boca abajo, ni se desplaza.

•    Al arrastrarse tracciona de ambos brazos, pero no mueve las piernas.

•    Al ponerse de pie tampoco utiliza las piernas, únicamente los brazos. Se observa que al estar de pie apoya con los pies en puntillas, suponiendo un esfuerzo apoyar los pies de manera correcta.

•    Si al caminar aparece durante largo rato marcha de puntillas, asimetrías o cojera

En estos casos, siempre teniendo en cuenta las etapas de desarrollo correspondientes a la edad del niño es conveniente consultar al experto en medicina, pediatría y/o fisioterapeuta pediátrico.


¿Quién puede ayudar a mi hijo?

En primer lugar hay que acudir al pediatra para que evalúe al niño y considere si es necesario derivar a otro especialista, como es el neurólogo, para detectar si padece alguna enfermedad o problema de salud que cause estos retrasos.

El neurólogo es el profesional que evalúa si el retraso psicomotor puede provenir de una causa genética, neurológica o metabólica o bien determinar que no existe causa aparente.

El fisioterapeuta pediátrico es el profesional especializado en desarrollo motor que trata los retrasos psicomotores (independientemente de si existe una causa que los justifique) y su actuación se basa en facilitar todas las secuencias del desarrollo sensoriomotor de forma que el niño cumpla todos los ítems del desarrollo de forma correcta, esto es con unos patrones de postura y movimiento más normalizados.

Estos tratamientos se realizan siempre de manera individualizada atendiendo a las particularidades de cada niño y con los padres presentes en cada sesión para así recibir las pautas de manejo y estimulación a realizar con sus hijos en casa y garantizar el éxito de la evolución de su hijo.

El fisioterapeuta pediátrico trata además aquellas alteraciones que cursan con retraso psicomotor con causa de prematuridad, parálisis cerebral, síndromes o por problemas ortopédicos, como luxaciones o displasias de cadera que enlentecen el desarrollo motor normal.


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Fuente: Paula Gómez De Castro Fisioterapeuta Pediátrica Aleka, Centro de Fisioterapia y Desarrollo del Niño www.centroaleka.com 91 3564653

Fecha de actualización: 09-07-2021

Redacción: Lola García-Amado

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