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Clases de natación para bebés

Clases de natación para bebés

En esta época del año son habituales los cursillos de natación para prepararse para la llegada del verano y las vacaciones. ¿A qué edad se deben empezar las clases de natación? ¿Le dará miedo el agua? ¿Será ya capaz de nadar sin flotador?

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Indice

 

¿A qué edad debe empezar el niño a practicar natación?

La natación es una de las actividades deportivas más completas para los niños, donde se trabajan y ejercitan los músculos, la coordinación motora y el sistema circulatorio y el respiratorio, imprescindible en aquellos que todavía están desarrollando su cuerpo.

Hasta los 4-5 años los niños no tienen autonomía suficiente para nadar como un adulto. Sin embargo, con esta edad ya son capaces de dar sus primeras brazadas, además de familiarizarse con el agua y perderle el miedo.

Asimismo, la natación es un deporte muy beneficioso para el niño, por lo que es recomendable apuntarle a clases de natación desde pequeñito. Con esta edad, se aconseja que las clases duren unos 30 minutos (nunca más de 45) y que vaya dos o tres veces por semana.

Las clases para niños suelen estar divididas según la edad y el conocimiento del agua. En una primera fase, con niños de unos 3 años, tan solo se le enseñará a entrar y salir del agua de forma autónoma y segura, a respirar dentro del agua, a desplazarse con ayuda, a meter la cabeza debajo del agua sin miedo, etc.

Y, cuando sea mayor, con unos 5-6 años, comenzará el aprendizaje de la natación propiamente dicha: diferentes estilos, tirarse de cabeza, etc.

No obstante, se debe tener en cuenta que los niños se desarrollan a ritmos distintos, y no todos están listos para iniciar las clases de natación a la misma edad. De hecho, cuando se toma esta decisión los propios padres han de tener en cuenta la madurez emocional de su hijo, el desarrollo físico y también, por supuesto, las limitaciones de sus habilidades y el nivel de confianza que tenga este en el agua que como veíamos más arriba hasta que este no se familiarice con ella no podrá perderle “ese posible miedo”.

La Academia Americana de Pediatría (AAP), por su parte, recomienda las clases de natación como una protección adicional contra el ahogamiento que muchos niños pueden comenzar desde que cumplen un año y el motivo principal de esto es que no existe evidencia vigente de que las clases de natación para bebés menores de un año reduzcan el riesgo de ahogarse. A esta edad, además, los bebés muestran movimientos reflejos para la natación, pero no pueden, por ejemplo, levantar o sacar bien la cabeza fuera del agua para respirar adecuadamente.
 

¿Por qué es importante la natación en la salud de los niños?

Según la Fundación Española del Corazón “el medio acuático es el espacio físico más completo que existe para el desarrollo de las aptitudes físicas, psíquicas y neurológicas. La natación se puede practicar desde los primeros meses de vida, estimulando el reflejo glótico e iniciándose en el aprendizaje a los tres años”. Los especialistas recomiendan el aprendizaje de este por sus numerosos beneficios físicos y psicológicos. Además, como ocurre con el resto deportes, ayuda a que los niños socialicen y conozcan a otros niños.

La natación es uno de los deportes más completos para los adultos y especialmente para los niños. Posee numerosos beneficios físicos, psicológicos y sociales. Mediante su práctica, aprenden a socializarse desde muy pequeños y adquieren autonomía y confianza en sus capacidades. Además del gran número de músculos que interviene el medio acuático es ideal para mantener sano el sistema cardiovascular, prácticamente a cualquier edad. En niños, además, este regular el colesterol y previene la obesidad, la hipertensión arterial o el sobrepeso.

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La natación también mantiene en estado saludable el sistema circulatorio, ya que ayuda a mantener un nivel sano de colesterol y evita la aparición de la arteriosclerosis. Pero los beneficios no acaban aquí. Incluso los niños que padecen diabetes pueden ver su metabolismo mejorado, ya que nadar reduce el nivel de glucosa en la sangre y, asimismo, aumenta la eficacia de la insulina.

Y, por otra parte, aporta todos los beneficios de todos los deportes, como una mejora de la respuesta cardiovascular ante el esfuerzo. Al tratarse de una disciplina deportiva muy técnica, la natación incrementa la flexibilidad, y favorece la coordinación y la agilidad. Finalmente, cabe destacar que nadar ayuda a la correcta estimulación de las personas con problemas neurológicos y parálisis cerebral.

 

Ventajas de la natación en niños

La natación está indicada para personas de todas las edades, aunque lo cierto es que para los bebés los beneficios son muchos. La natación mejora sus capacidades cardiorrespiratorias, favorece su alineación postural y beneficia su coordinación muscular, desarrollando sus capacidades sensoriales y psicomotrices.

Nadar, como veíamos más arriba, es uno de los deportes más completos, muy beneficioso para cualquier persona, ya sea niño, adulto, embarazada, etc. Algunos de sus principales beneficios son:

- Mejora la coordinación, el equilibrio y el conocimiento del espacio.

- Incrementa la fuerza y el desarrollo muscular, así como las habilidades motrices.

- Mejora la resistencia pulmonar y el sistema cardiorrespiratorio.

- Relaja y desestresa.

- El ejercicio abre el apetito y ayuda a dormir mejor.

- Aumenta la seguridad, la independencia, la confianza y la autonomía del pequeño.

- Algunos estudios sostienen que aumenta el coeficiente intelectual al desarrollar una mayor percepción, creatividad y observación.

- Asistir a clases de natación ayuda a la socialización.

- Fortalece el sistema inmunológico.

En relación con el desarrollo psicológico:

- El bebé se siente más seguro y disfruta mucho aprendiendo a nadar al sentir que sus padres tienen su atención concentrada en él.

- Incrementa el sentimiento de independencia y de autoconfianza del bebé.

- El bebé aprende a nadar de una forma divertida y saludable.

- Estimula la confianza en uno mismo y por lo tanto mejora la comunicación con los demás.

En relación con el desarrollo social:

- Ayuda al bebé a iniciar la socialización sin traumas.

- Amplia el horizonte de los juegos compartidos.

- Activa la diversión y el espíritu de juego.

- Consolida los vínculos de afecto con sus familiares.

- Introduce conductas de autocuidado, convirtiéndolas en hábitos sumamente necesarios.

- La convivencia les ayudarán a relacionarse mejor y compartir actividades junto a otras personas.

 

El miedo al agua en niños

Los niños tienen que aprender primero a familiarizarse con el agua, a respirar y a flotar y, cuando ya han adquirido confianza, pueden comenzar a aprender a realizar diversos estilos como braza, espalda, crol, o mariposa.

Sin embargo, y a pesar de que hay muchas posibilidades de que apuntes a tu hijo a un cursillo de natación muy ilusionado, a la hora de verdad, cuando toque ponerse el bañador y meterse en el agua, le entre el miedo y no pare de llorar. Día tras día, cuando toque ir a clase, se repetirá la misma escena: llantos, quejas, ruegos, súplicas… En ese momento te plantearas qué debes hacer: ¿obligarle o dejarle que abandone?

Por una parte, si le permites dejar las clases de natación es posible que se acentúe su miedo al agua, además de darle una lección equivocada al permitirle abandonar ante el primer conflicto, en lugar de intentar superar sus miedos.

Por otra, hay que tener en cuenta que aún es un bebé, incapaz de exteriorizar sus sentimientos como los adultos y de afrontarlos, por lo que es muy probable que obligándole solo consigas el efecto contrario al deseado.

La decisión depende de ti y de tu niño, de los motivos por los que no quiere ir a clase, de si siente verdadero miedo a bañarse o solo le da respeto porque es algo nuevo para él, etc.

Si piensas que su temor es más bien físico (le da miedo hacerse daño) o está relacionado con otros aspectos de la clase (no le gusta el profesor o los compañeros), puedes poner en práctica los siguientes consejos:

- No le fuerces ni le atosigues, concédele el tiempo que necesite.

- Cuéntale lo divertido que es bañarse en la piscina o en el mar, saber nadar, jugar dentro del agua… para que tenga ganas de aprender.

- No le compares con otros niños o compañeros que se meten en el agua sin problemas.

- Elige un horario para el cursillo apropiado para su edad, un momento en el que esté descansado y no tenga hambre ni sueño.

- En cuanto llore o esté a disgusto, sácale del agua.

- Antes de empezar las clases, ve unos cuantos días con él a la piscina, que se acostumbre primero a estar dentro del agua contigo antes de llevarle con un extraño.


Fuente:

Academia Americana de Pediatría (AAP)

Fundación Española del Corazón

Fecha de actualización: 05-03-2021

Redacción: Irene García

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