Una forma diferente de visitar Lisboa con niños

Índice

• De viaje por Lisboa con niños
• Recorriendo el resto de la ciudad
• Actividades para los más pequeños

 

De viaje por Lisboa con niños

Portugal es un país estupendo para hacer una escapada en familia ya que está muy cerca y cuenta con espectaculares paisajes, playas y preciosas ciudades como Lisboa, una ciudad que cuenta con múltiples monumentos y actividades para hacer todos juntos en familia.

La forma más habitual de hacer un recorrido turístico por una ciudad es por medio de los autobuses turísticos que van visitando los lugares de interés más importantes. Sin embargo, esta ciudad ofrece una posibilidad mucho más divertida, sobre todo para los más pequeños de la casa: un paseo en barco por Lisboa.

A todos los niños les encantan los viajes en barco ya que se alejan de lo habitual y para ellos es toda una aventura. Además, este recorrido permite disfrutar de unas fantásticas vistas de toda la ciudad sin cansarse (ya sabemos que a los niños andar no les suele gustar mucho) y hacer unas fotos preciosas que os permitirán recordar este viaje tan especial toda la vida.

Otra ventaja de hacer el recorrido turístico en barco en lugar de hacerlo en autobús es que cuenta con una cafetería a bordo, por lo que podréis comer o picar algo y recuperar fuerzas para seguir con las visitas.

Estos barcos recorren el Tajo haciendo un trayecto entre Praça do Comercio y Torre de Belém, empezando por visitar una de las plazas más bonitas y conocidas de Lisboa, la Praça do Comercio, donde se puede ver la estatua ecuestre que representa al rey Dom José I y, justo detrás de ella, el Arco del Triunfo que da comienzo a la Rua Augusta.

Después se pasa por debajo del espectacular puente que cruza de una orilla a otra del Tajo, el Ponte 25 de Abril, el tercer puente colgante más largo del mundo sobre el que circulan trenes además de coches.

La siguiente parada es el Museo de Arte, Arquitectura y Tecnología (MAAT), para después llegar al magnífico “Monumento a los descubrimientos”, un homenaje al príncipe Enrique el Navegante. Erigido en 1960, celebra el quinto centenario de la muerte del Infante D. Enrique, homenajeando a este impulsor de los descubrimientos, pero también a los navegantes portugueses más importantes.

Por fin, se llega al faro de Belém y la Torre de Belém, uno de los monumentos más famosos y bonitos de todo Portugal. Concebida en el siglo XVI por Francisco Arruda, está constituida por una torre cuadrangular con baluarte poligonal orientada hacia el eje del río Tajo. Su decoración exterior es abundante, y ostenta la primera representación escultórica de un animal africano, en este caso un rinoceronte.

Y desde allí se puede visitar uno de los emblemas de la ciudad, probablemente uno de los monumentos más bellos del país: el Monasterio de los Jerónimos. Mandado construir en 1501 por iniciativa del rey D. Manuel I, el monumento integra elementos arquitectónicos y decorativos del gótico tardío y del renacimiento, constituyéndose como uno de los más bellos y grandiosos monumentos de la capital. En las alas del antiguo monasterio se encuentran instalados el Museo de la Marina, fundamental para conocer un poco de la historia náutica portuguesa, y el Museo de Arqueología.

La iglesia del monasterio, la Iglesia de Santa María de Belém, es un magnífico templo de tres naves sostenidas por elegantes pilares que se articulan con una bóveda ojival, bella y única. La luminosidad, proporcionada por los rayos de sol que pasan a través de las vidrieras, es extraordinaria, teniendo un carácter casi irreal. Las tumbas de Vasco de Gama y del poeta épico Luís de Camões se encuentran ahí.
 

Recorriendo el resto de la ciudad

Una vez acabado este recorrido, se puede visitar el resto de la ciudad, empezando por el Barrio Alto, uno de los más atrayentes, típicos y populares. Posee inmensos rasgos de modernidad, con comercios de ropa, de diseño y muchos bares. Allí podréis disfrutar del encuentro con personas en un ambiente multicultural.

Después, bajáis por el Chiado, punto de encuentro de jóvenes, artistas e intelectuales, lleno de cafés emblemáticos.

Al lado se encuentra la zona del Carmo, con el Convento y la Iglesia do Carmo, donde podréis visitar sus ruinas y el Museo Arqueológico do Carmo, que incluye un conjunto de piezas prehistóricas, romanas, medievales, manuelinas, renacentistas y barrocas.

La unión entre el Carmo y la Baixa se realiza a través de otro monumento que no os podéis perder, el Elevador de Santa Justa. Podéis coger el ascensor y desde arriba os encontraréis con una bellísima vista de la Baixa Pombalina.

La Baixa es la zona comercial por excelencia, con una gran concentración de comercios de todo tipo. La calle Augusta es la arteria principal de la Baixa Pombalina, uniendo Terreiro do Paço, abierto al río y símbolo de poder, con la bellísima Plaza del Rossio.

Pasada la plaza del Rossio descubrimos la Avenida da Liberdade, la zona más internacional y cosmopolita de la ciudad.

Cerca nos encontramos con un pedacito de Historia, el Castillo de San Jorge, situado en lo más alto de la colina más elevada de la ciudad, desde donde se divida una de las vistas más impresionantes de la ciudad y el estuario del Tajo.

Una vez visitado el castillo, encontramos muy cerca la Iglesia y Monasterio de S. Vicente de Fora, uno de los monumentos religiosos más imponentes y notables de la ciudad.

Descendiendo hasta Santa Apolónia y recorriendo esa zona ribereña, encontramos un original edificio, la Casa dos Bicos (siglo XVI). Los bicos (picos) que le dan el nombre provienen de su fachada tallada en punta de diamante. A la peculiaridad estética del edificio, con influencias italianas y elementos de estilo manuelino, se une la importancia histórica de haber pertenecido a Afonso de Albuquerque, virrey de la India, y por haberse encontrado vestigios arqueológicos romanos.

Y para terminar el recorrido por la ciudad, el Parque de las Naciones. Construido con motivo de la Exposición Mundial de 1998, es gran espacio de disfrute público que une la ciudad con el río.
 

Actividades para los más pequeños

Además, existen otros sitios y actividades para que los más pequeños disfruten de Lisboa:

- Oceanário de Lisboa: inaugurado durante la Expo 98, es uno de los mayores acuarios públicos de Europa. Está compuesto por dos edificios, unidos por un puente. El edificio principal, que aloja la exposición y está rodeado de agua, representa un navío listo para partir. El edificio de apoyo tiene en su fachada principal un panel con 55 mil azulejos, que representa animales marinos en tamaño gigante.

- Pabellón del Conocimiento-Ciencia Viva: es un museo interactivo de ciencia y tecnología. Sus exposiciones y actividades permiten a los niños explorar numerosos y variados temas.

- Jardín zoológico: situado en el centro de la ciudad, cuenta con cerca de 2.000 animales de 400 especies diferentes. Además tiene un conjunto de atracciones inolvidables: Bahía de los delfines, Parque arco-iris, Telecabinas, Reptilario, La Pequeña Finca juvenil, Alimentación de los leones marinos y presentación de aves en vuelo libre y reptiles.

- Parque Forestal de Monsanto: es una extensa área de unas mil hectáreas que ofrece la belleza del paisaje que domina toda la ciudad y el reencuentro con la naturaleza en medio del estrés. Se encuentra totalmente arbolado y cuenta con muchos tipos de aves, ardillas, etc. Además, tiene parques infantiles, caminos peatonales, atracciones…

- Reserva animal Monte Selvagem: a tan sólo 1 hora de Lisboa, en Lavre, distrito de Évora, se localiza un parque en el que se combinan a la perfección un Espacio de Ocio y una Reserva Animal. La Educación y Conservación de la Vida Salvaje constituye la misión de este parque que, en una dehesa típica alentejana, alberga animales domésticos y salvajes, en condiciones de bienestar.