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Mamá se vuelve a casar

Mamá se vuelve a casar

¿Cómo te sentirías si tuvieras 5 años y al llegar a casa tu madre te dijera “Cariño, este va a ser tu nuevo papá”? Esto se preguntan muchos padres cuando deciden iniciar una nueva relación de pareja y se plantean cómo presentar a sus hijos a la nueva persona que va a formar parte de su vida.

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Indice

 

Cuando uno de los padres divorciados vuelve a tener pareja

Para muchos padres tomar esta decisión no es fácil, ya que temen que sus hijos no lo entiendan, que se sientan desplazados o que no sepan dónde colocar en su vida a esta tercera o cuarta persona que entra a formar parte de su familia. Es sencillo imaginar que no es tan fácil para un niño hacerse a la idea de que en sus vidas va a haber una nueva figura materna o paterna.

Según la psicóloga Natalia Sastre, directora del Gabinete Sastre Reyes, el proceso de introducir a la nueva pareja debe llevar su tiempo, aunque dependerá de la edad de los niños, de si se aportan hijos por parte de los dos, del papel que desempeñe el ex-cónyuge, etc. “Hay que plantear la situación con tranquilidad y en pequeñas dosis, hacer partícipe al hijo de lo que ocurre, pero sin pedirle su aprobación o su consejo, ya que se no se puede trasladar la responsabilidad de la decisión a los hijos”.

Además, Juan Pedro Valencia, psicólogo especializado en miedos y problemas de conducta,  añade que antes de presentar a la nueva pareja, es conveniente hablar con los hijos sobre la posibilidad de formar una nueva familia, haciéndoles ver que no significa en ningún caso que tu afecto hacia ellos vaya a cambiar y que siguen siendo igual de importantes para ti. Lo habitual es que manifiesten su desacuerdo con esa decisión pero al menos no quedará la posibilidad de que piensen que no se les ha tomado en cuenta.

“Si la comunicación fluida con los niños se tiene desde un primer momento, todo irá mucho mejor –puntualiza Natalia Sastre- No es bueno mantenerlos al margen y que piensen que todo marcha bien cuando no es así; es importante que tras el divorcio sigan manteniendo relación con los dos y que ambos ex cónyuges aprendan a respetar las nuevas relaciones. Es sobre esta base, y cuando veamos que nuestros hijos se desenvuelven en su vida con normalidad, donde debemos empezar a plantear poco a poco a nuestros hijos la existencia de la nueva pareja”.

 

Los pasos, poco a poco

Los pasos, para introducir a la nueva pareja son los siguientes:

1º. Quién es quién: “Cariño, ¿no te he hablado nunca de mi amigo Francisco? Es un hombre majísimo, te gustaría”.

Es decir, ir hablando poco a poco de esa nueva persona, contar alguna anécdota, hacer que  el niño se vaya acostumbrando a una nueva presencia en la familia.

2º. La Presentación: “Cielo, hoy mi amigo Francisco, del que ya te he hablado, nos va a llevar a pasar la tarde al zoo, ya verás que bien lo pasamos”.

Este es el momento más temido, no sólo para los niños, también y sobre todo para la nueva pareja, que no sabe cómo reaccionarán los pequeños ante su presencia. Lo mejor es que este primer contacto no se produzca en el hogar familiar y que sea breve: desarrollando una actividad que sea gratificante para los niños. La nueva pareja deberá ganarse la confianza y el cariño de nuestros hijos, aunque esto no debe convertirse nunca en una obligación. 

3º. La Convivencia: “Francisco se viene a vivir a casa”.

Este último paso será más o menos difícil según los hijos hayan aceptado previamente a la nueva pareja. Antes de iniciar la convivencia propiamente dicha, hay que ponerse de acuerdo y delimitar claramente los límites y normas de la nueva familia que deben ser iguales para todos, sin distinciones, intentado crear un ambiente lo más relajado posible y evitando situaciones entre ambos cónyuges delante de ellos. Que cada uno sepa claramente cuál es su espacio, cama, habitación, etc.

 

Algunos consejos para gestionar adecuadamente la situación

Aunque todo el proceso haya ido lo mejor posible, siempre habrá que dar un tiempo para que todo el mundo se haga a la nueva situación. Tanto Juan Pedro como Natalia, coinciden en estos sencillos consejos que facilitarán el proceso:

1. No hacer comparaciones entre hijos de uno y otro cónyuge así como criticarles en público.

2. Intentar que el padre o madre que ya no viven con ellos no sean ocultados ni en el trato ni tampoco en forma de fotografías o recuerdos que se ocultan: la nueva relación no sustituye a su padre o madre biológicos.

3. Evitar toda sobreprotección sustituyéndola por aceptación, comprensión y apoyo intentando de alguna manera que sienta que a cada uno se le trata por sí mismo como es.

4. Lo ideal es intentar crear nuevos vínculos fuertes en la nueva familia tomando en la medida de lo posible las decisiones de forma conjunta, fomentado el apoyo y ayuda entre todos y manteniendo, si es factible, la relación con los padres naturales.

5. Es bueno que sigamos reservando tiempo en exclusiva tanto para nuestros hijos como para la nueva pareja.

6. Debemos dejar claro a nuestros hijos que el formar una nueva pareja no les excluye pero que tampoco pueden manejarla ni influir en ella. Es preciso explicarles que la nueva pareja no va a sustituir al otro progenitor, que sólo existe un padre o una madre y la persona nueva tendrá un papel distinto en la familia. Pero, debemos ser consecuentes con lo que decimos a los niños y, lo que es más importante, demostrárselo con hechos.

Aunque parezca una empresa larga y complicada, lo cierto es que se puede realizar con éxito. Eso demuestran las estadísticas.
 

Las cifras del fenómeno

Según el INE (Instituto Nacional de Estadística), cada año se rompen unas 140.000 parejas, de las cuales, al menos un 30% se vuelve a casar. La inmensa mayoría aporta hijos de sus anteriores relaciones, lo que supone que muchas personas se enfrentarán al proceso de presentar a sus hijos a sus nuevas parejas y éstos tendrán que conocer, probablemente, no sólo al nuevo novio de mamá, sino también a la nueva novia de papá; tarea nada sencilla para la mente de un niño.
 

¿Qué sucede si los hijos no aceptan a la nueva pareja?

Este puede llegar a ser un grave problema, ya que muchas veces, los niños obligarán a sus padres a elegir entre ellos o su nueva relación.

Por norma general, las nuevas parejas no gustan a los hijos. No es algo personal, sino el resultado de la interpretación de que han llegado a ocupar el puesto de su padre o madre perdido. Es importante hacerles entender que el aceptar o querer a la nueva pareja no significa querer menos, olvidarse o sustituir a su otro padre, que esto es algo que no va cambiar.

Normalmente, a menor edad más facilidad de aceptación y según va aumentando, crece asimismo la dificultad, sobre todo si los hijos son adolescentes. Además de la edad hay que tener en cuenta si la separación o pérdida fue traumática, ya que en ese caso aumenta la dificultad y el tiempo de adaptación a la nueva situación, siendo en general los hijos de divorciados los que más dificultad experimentan, comparados con aquellos que han sufrido una pérdida o que incluso no han conocido a sus padres.

Para la directora del Gabinete de Psicología Sastre Reyes, la reacción de aceptación de los niños va a depender de los sentimientos que estos posean hacia el padre ausente. “Es normal que al principio sientan rabia, rencor, celos, mantengan un comportamiento rebelde… como reclamo de la atención que pierden al compartir a su padre/madre con la nueva pareja. Esto último es más frecuente si tras el divorcio hemos centrado nuestra vida en los hijos, entonces debemos tener especial cuidado porque no pueden pasar de sentir que son la prioridad en nuestra vida a no pasar casi tiempo con ellos, porque entonces el proceso de aceptación de la nueva pareja será más duro”.

En todo caso, si se observa que hay reacciones agresivas mantenidas hacia algún miembro en particular de la nueva familia, si el estrés os puede a vosotros o manifestáis favoritismo evidente y perceptible por alguno de los hijos, o la nueva situación interfiere en la vida habitual escolar, laboral, lúdico o social, Juan Pedro recomienda contemplar la posibilidad de solicitar ayuda para evaluar adecuadamente la relación familiar y ver la mejor forma de intentar encauzarla.

 

Un caso real: Nati, nos cuenta cómo logró ella que su hijo aceptara a su nueva pareja

Al divorciarme de mi marido, el pequeño, aunque sí echaba de menos a su padre, no sufrió mucho ya que era muy pequeño –sólo tenía 4 años-. Dos años después, le presenté a mi nueva pareja, en un encuentro que planificamos previamente. Al principio el niño se asustó, pero poco a poco fueron cogiéndose cariño mutuamente.

En la actualidad vivimos juntos los tres. La convivencia llegó de manera paulatina, primero pasando días juntos y más tarde instalándose definitivamente. El pequeño tiene una relación estupenda con mi pareja, tienen mucha confianza y están a gusto pasando tiempo juntos. Con su padre también sigue teniendo relación, aunque no es muy comunicativo sobre lo que hace con él.

Así que nuestra experiencia es bastante positiva, sólo se necesita un poco de tiempo y paciencia.

Como se puede comprobar a través de esta experiencia real, es posible que un niño acepte perfectamente a la nueva pareja de alguno de sus progenitores, que se llevan perfectamente y que se quieran, sin que se cause ningún trauma ni trastorno a los hijos.

 


Fuentes: Natalia Sastre Reyes, psicóloga y directora del Gabinete Sastre Reyes – Juan Pedro Valencia, psicólogo especializado en miedos, problemas de conducta, desarrollo infantil y Escuela de Padres. Datos del INE (Instituto Nacional de Estadística) del año 2005.

Fecha de actualización: 16-03-2023

Redacción: Lola García-Amado

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