Happymanía… ¿nos hemos vuelto locos en busca de la felicidad?
Desde hace unos años, la búsqueda de la felicidad lo inunda todo: publicidad, simposios científicos, libros, películas… Parece que, a pesar de vivir en un país moderadamente privilegiado, en el que no hay guerras, epidemias, hambrunas, etc., no somos capaces de ser felices con lo que tenemos y buscamos más, siempre persiguiendo un sueño inalcanzable en lugar de disfrutar de las pequeñas cosas de la vida.
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Pero… ¿qué es la felicidad?
Según la Real Academia Española, la palabra felicidad hace referencia a un “estado de grata satisfacción espiritual y física”. En términos más amplios, es un estado de ánimo de aquellas personas que se sienten satisfechas al disfrutar de algo bueno o conseguir algo que deseaban.
Por lo tanto, todas aquellas personas que están disfrutando de algo que les gusta (una película, un libro, la compañía de alguien querido, una buena comida, etc.), deberían de definirse como felices. ¿Por qué, entonces, parece que nos cuesta tanto encontrar la felicidad? Y si no es así, ¿a qué vienen tantos artículos y libros sobre el tema?
Si en 1980 se publicaban 130 artículos científicos al año sobre el tema, ahora se publican más de 1.000. Este aumento se puede contabilizar también en libros relacionados con la felicidad, artículos como las tazas de Mr. Wonderful con frases positivas, etc.
Por lo tanto, parece obvio que tenemos un problema para encontrar la felicidad, o eso nos han hecho creer.
¿Somos felices?
Por supuesto, a esta pregunta habrá respuestas de todo tipo, además de que la felicidad no es un estado constante, sino que varía según las circunstancias de cada día y de cada momento. Todos pasamos por épocas malas en las que es complicado encontrar un solo momento de felicidad al día, pero seguro que si lo pensamos bien, también vivimos etapas en las que es muy sencillo sentirse felices más de una vez a lo largo del día.
Y es que la felicidad no consiste en tener el mejor trabajo ni ganar mucho dinero, sino en saber disfrutar de los momentos buenos que nos da la vida, que son muchos: la sonrisa de nuestro hijo, un abrazo, un beso, un te quiero, sentarse a jugar en el parque, salir a tomarse algo, tumbarse al sol con los ojos cerrados…
Por lo tanto, no nos dejemos influir por las nuevas modas y sepamos buscar la felicidad en las pequeñas cosas buenas que tenemos y que nos hacen sentir “un estado de grata satisfacción espiritual y física”.
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