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La seguridad en los parques infantiles

La seguridad en los parques infantiles

Los parques infantiles son uno de los lugares donde más tiempo pasan los niños jugando. Por eso, la seguridad de sus aparatos de juego es esencial para evitar accidentes. A pesar de la importancia del correcto mantenimiento de los parques, cualquier ciudadano puede comprobar que el estado de conservación de muchos parques infantiles deja bastante que desear. Comprueba que el lugar donde juega tu hijo cumple todos los requisitos para asegurar su integridad física

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Indice

 

Según un estudio realizado por la Fundación Consumer Eroski analizando 520 aparatos de juego de 130 zonas públicas de juego infantil en las ciudades de Madrid, Barcelona, Valencia, Málaga, Murcia, Bilbao, A Coruña, Pamplona, Vitoria, Almería, San Sebastián, Cádiz y Alicante, valorando la seguridad de 151 balancín oscilantes, 114 columpios, 112 estructuras multijuegos, 78 toboganes y 65 balancines, el 19% de los aparatos instalados presentaban defectos graves que ponían en peligro la seguridad de los usuarios, y en uno de cada tres parques visitados algún aparato tenía defectos graves. Aquellos con más problemas resultaron ser las estructuras multijuegos y los columpios.

Se consideraron defectos las partes rotas que pueden causar accidentes, piezas sueltas que reducen la estabilidad de los aparatos, sistemas de fijación inadecuados, tornillos que sobresalen excesivamente, alturas demasiado elevadas sin protección, pavimentos inadecuados por su dureza, presencia de elementos peligrosos en los alrededores (cristales, botellas, latas abiertas), maderas astilladas, defectos de instalación, inexistencia de espacios de seguridad, sistemas de amortiguación poco efectivos o inexistentes, posibilidad de atrapamiento...

Uno de cada 50 instrumentos ni siquiera funcionaba o no se podía utilizar. Los peores fueron los columpios y las estructuras multiuso, debido a la ausencia de asientos para sentarse, a las cadenas de sujeción rotas, a las estructuras endebles y al desgaste de las escaleras y rampas, entre otras causas. De los aparatos con defectos de mantenimiento, a uno de cada cinco les faltaba una mano de pintura, el 7% lucían partes oxidadas, en el 6% se vieron partes rotas o sueltas, en el 4% había partes astilladas y en uno de cada cuatro, el graffiti o las pintadas lo ornamentaban.

El vandalismo, sin duda, es causa de buena parte de este deterioro, pero no debe ocultar que algunos columpios han quedado obsoletos y que el mal estado de otros muchos se debe a déficit de mantenimiento y a la ausencia de revisiones periódicas.
 

Anclajes y tornillos de los parques infantiles

En el estudio se comprobó que todos los aparatos estudiados estaban bien fijados al pavimento: su estructura era estable y no se movía produciendo oscilaciones peligrosas. Sin embargo, en el 17% de ellos sobresalía parte de la base, que debe ir soterrada. Esta situación entraña riesgo en caso de caídas. Los peores columpios en este aspecto eran los oscilantes y toboganes: en el 25% y el 23%, respectivamente, la base del aparato sobresalía.

Por otro lado, en dos de cada tres aparatos, los tornillos que unen las diversas partes no se ven porque están tapados con tapones de plástico inyectado, mientras que sólo en el 3% de los casos estos tornillos suponen peligro por su exceso de medida (superior a los 8 milímetros que marca la norma, y sin proteger ni redondear). Este riesgo se anotó fundamentalmente en toboganes y columpios (el 6% de estos elementos de juego tenían tornillos demasiado salientes). Uno de cada tres dispone de tornillos cortos o redondeados que evita el riesgo de roce para los niños.

¿Qué dice la ley?

No hay una legislación en nuestro país que regule cómo han de ser los parques infantiles en materia de seguridad y calidad de aparatos y zonas.

La normativa europea (UNE-EN 1176 y 1177) establece una larga serie de exigencias en materia de seguridad para evitar accidentes en los parques de juego infantil. Estas normas recogen los requisitos que deben cumplir los equipos (columpios, toboganes, balancines, etc.) y los materiales utilizados, las dimensiones de los huecos y espacios libres que eviten riesgos de atrapamiento, las distancias y alturas de seguridad, la protección contra caídas y enganchones de ropa y pelo, etc. Además, hacen referencia a los grosores de recubrimiento de las áreas de juego, a los requisitos de la instalación (por ejemplo, en su cimentación), las distancias libres de obstáculos y al mantenimiento posterior del área de juego.

Sin embargo, esta normativa no es de obligado cumplimiento y sólo Francia la aplica en la actualidad. Se trata, más bien, de recomendaciones técnicas de carácter no obligatorio; para ser vinculantes necesitan de una directiva europea o de una ley nacional. En nuestro país, las autoridades han determinado que sea de libre aplicación, lo que provoca un vacío legal; sólo Andalucía y Galicia cuentan con normativa específica sobre parques infantiles.

Las aberturas rígidas circulares no deberán tener un diámetro interno comprendido entre 130mm y 230 mm. Las aberturas entre las partes flexibles de los puentes suspendidos y cualquier elemento lateral rígido no deberán tener un diámetro inferior a 230mm bajo las peores condiciones de carga. Se deberá considerar tanto la situación con carga como la situación sin carga. También hay que tener cuidado que no se enganchen las ropas, cabeza, piernas, pies, dedos...
 

Alturas y conservación de los aparatos

A la vista de los datos del estudio, con demasiada frecuencia el estado de conservación de los aparatos no es adecuado: el 6% de los balancines no dispone de asas donde agarrarse (situación que se repite en el 3% de los oscilantes) y el 30% carece de reposapiés o se encuentra en mal estado (un 14% en los juegos oscilantes).

Por lo que respecta a los columpios, sólo el 16% tiene las cadenas recubiertas con forros de plástico (medida para que al columpiarse los niños no toquen las arandelas metálicas). Además, dos de cada diez tienen las cadenas rotas o con puntos de óxido y un 13% presentaban los asientos en mal estado, con roturas que los hacen inservibles (en algunos casos con mordeduras de perro) o simplemente sin asientos. Además, sólo uno de cada cuatro columpios dispone de asientos tipo jaula, es decir, adaptados a las necesidades de los más pequeños.

La situación de los toboganes tampoco es mejor: un 32% de los de más de un metro de altura no dispone de barandillas para ayudar a subir, en el 3% los peldaños están sumamente desgastados o tienen escalones rotos, un 14% posee la rampa de bajada en deficiente estado (con partes agrietadas, excesivamente desgastadas o sin pintura, o con agujeros), y en el 6% se encontraron elementos potencialmente peligrosos en su estructura (aristas vivas, bordes en la rampa de bajada no redondeados, etc.).

Cuando los columpios alcanzan en su movimiento una inclinación de 60 grados, la altura hasta el suelo no debe sobrepasar los 2 metros: pues bien, uno de cada ocho incumplía esta condición. Y, en los toboganes, si la altura de caída libre es de un metro o más, habrá barandilla en la escalera y en la parte superior: no la había en el 32% de los casos. Si es mayor a 2 metros, contará además con una protección en la parte superior (un 5% de los toboganes de dos o más metros carece de esta protección). Y en la rampa de descenso del tobogán, la altura hasta el suelo debe estar entre 25 y 35 centímetros, pero en uno de cada doce columpios no se cumple esta condición y la altura entre la rampa y el suelo es mayor.

Por otra parte, los materiales más comunes en los aparatos de juego son el metal (el 88% de los aparatos tenían partes metálicas) y la madera tratada (en el 86%). El PVC es menos frecuente: sólo aparece en el 58% de los aparatos y es más común en las estructuras multijuegos. Los expertos consideran que convendría sustituir, en la medida de lo posible, los aparatos de metal (sufre envejecimiento prematuro que ocasiona oxidación) por otros de madera tratada o plástico.
 

 

Inspecciones

La Ley UNE-EN 1176 y 1177 recoge cómo han de ser las inspecciones de los parques infantiles:

a) Inspección ocular de rutina: se realizará con una frecuencia entre una o dos semanas, para detectar las deficiencias producidas por la utilización del juego, condiciones meteorológicas del entorno y actos vandálicos.

b) Inspección funcional: para determinar el funcionamiento y estabilidad de los equipos. Ésta se realizará con una frecuencia de entre 1 a 3 meses.

c) Inspección principal anual: se realizará una vez al año y está encaminada a comprobar la seguridad global de los equipos, cimentación, superficie, pudiendo ser necesario incluso la excavación o desmontaje de las partes ocultas empotradas.
 

 

Este decálogo ha sido propuesto por la Asociación Española de Parques y Jardines Públicos, la Confederación Española de Asociaciones de Padres de Alumnos, la Confederación Católica de Padres de Alumnos, CC.OO, Federación Española de Municipios y Provincias, Asociación de Madres y Padres de la Plaza del 2 de Mayo, Save the Children, U.G.T. y UNICEF.

1. Situación: debe estar a más de 30 metros del tráfico rodado y su perímetro estará vallado con medios naturales (setos, arbustos) o artificiales (muros, vallas) para que los niños no accedan a la calzada con facilidad. O lo que es mejor, instalando las zonas de juegos en lugares alejados del tráfico. Se debe evitar la elevada contaminación atmosférica y acústica, la proximidad de tendidos eléctricos aéreos y/o subterráneos, o vertederos o canalizaciones de agua de gran capacidad.

2. Materiales: columpios, balancines, toboganes y otras estructuras serán fabricados con materiales no tóxicos ni conductores de electricidad, que no desprendan astillas ni restos que puedan causar daños. Serán seguros y resistentes, con sujeciones firmes y estables. Se sustituirán elementos metálicos por maderas tratadas y plásticos. Se evitarán salientes y aristas en su estructura, especialmente en los puntos de unión y soldaduras. Los elementos auxiliares (vallas, papeleras, aparcabicicletas y bancos colocados en el interior del área de juego) deberán evitar el riesgo de atrapamiento, los salientes y esquinas cortantes etc.

3. Abierto a todos: los parques serán creados para el disfrute de todo tipo de visitantes, por lo que su diseño habrá de adaptarse a usuarios con dificultades de movilidad. Evítense escalones, bordillos, pavimentos inapropiados para sillas de ruedas o estructuras sin propuestas de juego adecuadas a estos niños con necesidades especiales. Además, las inquietudes y necesidades varían según la edad del usuario: la altura de cada tipo de juego, por ejemplo, debe tener en cuenta la edad de los niños.

4. Superficie: se sustituirán las superficies duras, como hormigón o piedra, por pavimentos que amortiguan golpes y caídas (caucho y materiales sintéticos). Si son de arena (un material aceptable), requieren un constante rellenado, mantenimiento y renovación.

5. Guardar las distancias: cada aparato o estructura de juego contará con una zona de seguridad que evite choques entre usuarios de juegos próximos.

6. Conservación y limpieza: los parques infantiles deben mantenerse en las mejores condiciones de uso posible. A ello contribuyen decisivamente los materiales de alta calidad utilizados en su construcción que aportan gran resistencia frente al vandalismo y la climatología adversa. Asimismo, se advertirá e impedirá la entrada de animales.

7. Mantenimiento: se realizarán inspecciones periódicas para garantizar el correcto mantenimiento de los juegos y del propio área lúdica. Es necesaria la inmediata reparación o retirada de equipos que generen riesgos. Una inspección con la periodicidad adecuada es la mejor medida de prevención.

8. Adultos responsables: para que los niños disfruten del juego en un parque infantil y lo hagan con el menor riesgo posible, no sólo cuentan la calidad y el estado de conservación de los aparatos de juego y la zona donde se hallan ubicados; también es fundamental la educación que esos niños reciben de sus padres, que conozcan los riesgos existentes. Los parques no deben olvidar a las personas mayores, incluyendo entre su mobiliario áreas de descanso, bancos para sentarse, zonas de sombra, fuentes, papeleras, etc.

9. Señalización: se indicará correctamente la edad de los niños que pueden utilizar los juegos, dónde se debe acudir o a qué número hay que llamar en caso de detectarse desperfectos en la zona o situaciones de peligro. Asimismo, se indicará la ubicación de los centros sanitarios más cercanos.

10. Diseño y colorido: los juegos con colores y formas atractivas fomentan la actividad y promueven el entretenimiento y el desarrollo de las capacidades de los niños. Es una zona lúdica, debe ser atractiva.


Fuente: Fundación Consumer Eroski.

Fecha de actualización: 25-05-2022

Redacción: Irene García

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