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Tratamiento de la fiebre Q

Tratamiento de la fiebre Q

La fiebre Q es una enfermedad que puede ser aguda o crónica causada por un bacilo denominado Coxiella burnetii. Los síntomas principales de esta enfermedad son fiebre, cefalea, malestar general y neumonía intersticial. Puede ser una afección muy grave si no se trata a tiempo o si se desarrollan complicaciones. 

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Indice

 

¿Qué es la fiebre Q?

La fiebre Q, causada por el bacilo Coxiella burnetii, puede ser de dos tipos:

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- Aguda: causa fiebre y afecta al aparato respiratorio, incluso a veces al hígado. Durante el embarazo puede provocar aborto espontáneo o parto prematuro.

- Crónica: es menos habitual, se desarrolla en menos del 5% de los pacientes y causa endocarditis, hepatitis u osteomielitis.

Aunque la fiebre Q puede aparecer en cualquier parte del mundo, es más habitual en personas que tienen animales domésticos o de granja como ovejas, ganado o cabras, los principales agentes infecciosos para los humanos. El bacilo C.burnetii puede vivir en las heces, la orina y la leche cruda contaminada, y de ahí pasar a los humanos. La infección generalmente se transmite a los humanos a través de los pulmones, cuando inhalan el polvo contaminado. Rara vez la enfermedad se transmite de persona a persona. Por lo tanto, las personas con un riesgo elevado de desarrollar fiebre Q son veterinarios, trabajadores de mataderos y del sector lechero, trabajadores de procesamiento cárnico, ganaderos, etc.

El periodo de incubación oscila entre 18 y 21 días y la mayoría de los pacientes experimenta síntomas parecidos a la gripe: fiebre alta (41º C), cefalea intensa, escalofríos, náuseas, vómitos, fatiga, malestar general, mialgia, sudores… Unos 4 o 5 días después pueden aparecer síntomas respiratorios como tos seca no productiva, dolor torácico pleurítico, estertores, etc.

También puede aparecer compromiso hepático agudo similar a la hepatitis viral, con fiebre, hepatomegalia e ictericia.

En los casos en los que se desarrolla endocarditis (inflamación de la membrana interior del corazón puede dañar gravemente las válvulas cardíacas) los síntomas de esta enfermedad son similares a los de la endocarditis bacteriana causada por estreptococo. La válvula aórtica (o cualquier otra) puede presentar vegetaciones y causar embolias arteriales, esplenomegalia y un exantema purpúrico.

La tasa de mortalidad es sólo del 1% en los pacientes no tratados, pero es mayor en aquellos con endocarditis.

Es una enfermedad más peligrosa en mujeres embarazadas, ancianos o personas con un sistema inmunitario débil. A veces la infección puede reaparecer años después.


Diagnóstico y tratamiento de la fiebre Q

Al poder confundir los síntomas con otras enfermedades es necesario realizar una serie de pruebas como una inmunofluorescencia (IFA) del tejido infectado. También se pueden hacer pruebas serológicas. Los anticuerpos contra el antígeno II se utilizan para diagnosticar la enfermedad aguda y anticuerpos tanto contra antígenos de la fase I como de la fase II se utilizan para diagnosticar la enfermedad crónica.

También se puede realizar una radiografía de tórax para detectar atelectasias, opacidades pleurales, derrame pleural, ecocardiografía, etc.

En el análisis de sangre se puede observar leucocitosis y concentraciones elevadas de fosfatasa alcalina, aspartato aminotransferasa (AST) y alanina transaminasa (ALT).

El tratamiento de medicina consiste en antibióticos (doxiclina) tomados por vía oral. Normalmente hay que tomarlos hasta que los síntomas mejoran o se deja de tener fiebre durante 5 días, lo que generalmente supone unas 2 o 3 semanas de tratamiento.

Si se ha desarrollado endocarditis es necesario administrar el tratamiento meses o años, incluso a veces de por vida. También es posible que sea necesario recurrir a la cirugía para reemplazar las válvulas cardíacas dañadas.

En la mayoría de los casos el pronóstico es bueno y la persona se recupera totalmente, solo los casos más graves pueden causar complicaciones serias o la muerte. Por eso, en los sectores propensos a contraer esta enfermedad es necesario tomar medidas de prevención como adoptar medidas higiénicas adecuadas, hacer pruebas rutinarias para la detección de esta bacteria en las instalaciones donde se cría o procesa el ganado, la carne o la leche, tomar solo productos lácteos pasteurizados o vacunarse, aunque esta vacuna contra la fiebre Q no está disponible en todos los países.


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