Síntomas del pioderma en niños
Es una infección bacteriana de la piel más habitual en los recién nacidos ya que su sistema inmunológico es más débil. Los síntomas dependen del patógeno.
Indice
¿Qué es la pioderma?
Pioderma o piodermia es una enfermedad cutánea más habitual en niños pequeños o bebés ya que sistema inmunológico está poco desarrollado y no son capaces de controlar de forma independiente la higiene del cuerpo.
Entre los principales microorganismos que causan esta infección encontramos estafilococos, estreptococos, neumococos y E.coli. Es menos habitual que la causa sea un virus u hongos.
Cuando la piel está sana, destruye estos patógenos al llegar a su superficie y no causan daño, pero en sistemas debilitados, penetran en las capas más profundas de la piel causando la inflamación. Además, hay que tener en cuenta que la barrera hidrolipídica de los recién nacidos es más débil, por eso es una enfermedad más común en bebés de esta edad.
También contribuye a la aparición de esta infección la falta de proteínas en la dieta o deficiencia de nutrientes en la misma, picaduras de insectos o mordeduras de animales domésticos y el sobreenfriamiento o sobrecalentamiento del bebé.
Generalmente esta enfermedad no se contagia, aunque si el paciente entra en contacto con un niño enfermo, puede aparecer también el pioderma. Además, la enfermedad también se transmite a través de juguetes, artículos de higiene… pero, como decíamos, no suele desarrollarse en niños sanos ya que la piel hace de barrera e impide la propagación de los microorganismos.
Los síntomas dependen del tipo de patógeno que haya causado la enfermedad, pero los más característicos son:
- Aparición de pústulas superficiales en la piel con forma de burbujas
- Pérdida de folículos pilosos y glándulas sudoríparas
- Aparición de manchas oscuras después de la curación de las pústulas
- Erupción cutánea localizada en los pliegues de la piel de abdomen y espalda
- Fiebre
- Erisipela
¿Cómo se trata la enfermedad?
Las recomendaciones para el tratamiento en niños incluyen evitar los baños en la zona afectada a no ser que sea un agua especial con solución antiséptica, que se suele usar en lactantes.
Llevar a cabo una dieta de control, incluyendo alimentos que mejoren las defensas del bebé para que pueda combatir las bacterias desde el interior del organismo.
Tratamiento local con soluciones antisépticas en las áreas afectadas.
También se suelen administrar cremas o pomadas antiinflamatorias y antibacterianas para acabar con los microorganismos.
Por supuesto, el tratamiento debe marcarlo un pediatra según la evolución de la enfermedad y su gravedad.
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Fecha de actualización: 19-04-2022
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