¿Se espera un invierno complicado por la gripe?

¿Qué se espera en esta estación de la gripe en niños? ¿Puede influir que no haya habido mucha gripe en estas últimas temporadas para que haya un mayor brote en este mes o en enero?

Ahora mismo es complicado realizar predicciones, pero contamos con una experiencia epidemiológica previa que nos permite presuponer que, esta temporada, muy probablemente, habrá una circulación importante de gripe.

Venimos de una temporada, la de 2020-2021, en la que, realmente, no ha habido circulación de virus gripal. En un primer momento, se especulaba sobre el posible efecto sumatorio de la infección por COVID-19 y por gripe, pero, curiosamente, lo que se produjo fue una inhibición de la circulación de los virus gripales. Sobre todo, debido al confinamiento masivo a nivel mundial como medida de bloqueo de la pandemia, pero también, en parte, debido a un probable efecto de competición viral entre la COVID-19 y la gripe.

Sin embargo, esta temporada estamos en un escenario muy diferente. Un escenario en el que pueden aparecer cepas de virus gripal con nuevas mutaciones, las cepas que circulan no son exactamente iguales que las de temporadas anteriores, los niños juegan ahora un papel importante en la infección de COVID-19 y en su transmisión, y también lo jugarán para la gripe…

Desconocemos el poder de inhibición que pueda tener la COVID-19 sobre la gripe, pero lo cierto es que, desde este otoño, hemos visto una reemergencia de todas las infecciones virales. Por eso, podemos predecir que va a haber una circulación importante, también, de gripe.

Pero ¿la gripe no es una enfermedad de adultos?

Este es el primer concepto erróneo: la gripe no es solo una enfermedad de adultos. La población tiene muy interiorizado que se trata de “una enfermedad de adultos”, porque dirigimos la profilaxis frente a la gripe sobre todo a la gente mayor, pero viene de una interpretación errónea.

Es cierto que se trata de una infección que produce mayores complicaciones e, incluso, mortalidad, en el grupo de mayores de 65 años y de personas con patologías previas, pero este no es el grupo con mayor incidencia.

De hecho, la población infantil tiene una incidencia más alta. Las tasas de incidencia (número de casos/número de población) son muy superiores en las edades pediátricas.

Además, la pasada temporada 2019-2020, las mayores tasas de hospitalización se observaron en los menores de 5 años, seguidos del grupo de mayores de 64 años.

¿Por qué es tan importante proteger también a los niños?

Son muchos los motivos. El primero, y más importante, es que son el grupo de edad con mayor incidencia de gripe. Por tanto, si queremos lograr reducir la incidencia general de gripe, hay que proteger al grupo que más la padece, que son los niños. Ellos son los que tardan más tiempo en eliminar el virus y los principales transmisores de la infección tanto en el domicilio como en la comunidad. Los niños con gripe contagian a otros niños en su entorno escolar, y esos niños contagian a sus padres, a sus abuelos y a los pacientes con patologías previas en sus casas.

El segundo motivo es que los niños que se infectan por gripe tienen un porcentaje no despreciable de complicaciones. Aunque, afortunadamente, en la mayoría de los casos no fallecen a causa de gripe, entre un 5% y un 25% de los niños que se infectan de gripe terminan desarrollando complicaciones como bronquitis, otitis, neumonías, sinusitis, etc. que muchas veces no se diagnostican como gripe, sino como estas últimas patologías, lo que hace que la percepción de gripe sea menor en la población.

En resumen:

- Evitar la gripe en el niño tiene un beneficio, en primer lugar, para el niño. Por su protección directa, al evitar que padezca la carga de enfermedad

- Además, nos permite controlar la transmisión a la comunidad