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Meningitis en niños

Meningitis en niños

Poco frecuente pero quizá la enfermedad infantil más temida por padres y pediatras, la meningitis hace saltar la voz de alarma ante la mínima sospecha del comienzo de un brote epidémico. Pero antes de convertirnos en presas del pánico, conviene conocer la enfermedad, sus causas y cómo prevenirla.

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Indice

 

¿Qué es la meningitis?

Es una enfermedad infecciosa que puede afectar a todas las personas, pero que tiene especial incidencia en la edad infantil, poniendo en peligro la vida del niño o dejando secuelas graves e irreversibles. La meningitis se produce por la inflamación de las meninges, las membranas que cubren todo el sistema nervioso, situado bajo el cráneo (cerebro, cerebelo, etc.) y la columna vertebral (médula espinal). Éstas actúan a modo de filtro, impidiendo la entrada de microorganismos perjudiciales para nuestro sistema nervioso y producen a su vez un líquido que circula entre sus capas, de modo que amortiguan los golpes y evitan que cualquier movimiento brusco que realicemos pueda dañar nuestra médula espinal o nuestro cerebro: es el llamado líquido cefalorraquídeo, que protege las estructuras del sistema nervioso central.

Cuando a las meninges y al líquido cefalorraquídeo llegan microorganismos, éstos se multiplican y se produce una inflamación: la meningitis, o daño por gérmenes de las cubiertas que rodean al cerebro y a la médula espinal.

Los gérmenes capaces de llegar a las meninges son muchos y muy variados, pero sin duda los dos grupos de microorganismos más frecuentes son los virus y las bacterias, que dan lugar a los diferentes tipos de meningitis conocidas:

- Meningitis víricas: Por fortuna representan la causa más frecuente de meningitis (80%), pues son en la mayoría de los casos meningitis benignas. Es más, una gran parte de la población ha padecido meningitis vírica alguna vez a lo largo de su vida sin ser consciente de ello (achacados generalmente a un dolor de cabeza o a una gripe). Algunos de los virus implicados son bien conocidos por todos, como el virus de la varicela, del herpes, del sarampión, de la gripe, etc. Habitualmente no tienen tratamiento, salvo en contados casos como el de la varicela y el del herpes, y se curan solas sin dejar secuelas.

- Meningitis bacterianas: Son menos frecuentes (20%), pero más graves. Existen muy pocas bacterias capaces de producir meningitis, pero son mucho más dañinas que los virus:

- Neisseria Meningitidis o Meningococo: Afecta a personas de todas las edades, aunque principalmente a adolescentes y niños pequeños. Existen multitud de variantes de meningococo (tipo A, B, C, D, X, Y,…). En España los más frecuentes son los conocidos como B y C. La peligrosidad del meningococo no es debida únicamente a su capacidad para producir meningitis sino también algunas otras enfermedades; es responsable de faringitis, neumonías, etc. O la temida sepsis meningocócica: el microorganismo invade la sangre y se produce la muerte fulminante en pocas horas. De hecho el miedo a la meningitis se debe a esta enfermedad.

- Haemphilus influenzae: Es la responsable de cuadros de meningitis sólo en niños pequeños, entre los 3 meses y los 5 años de edad, pues con el crecimiento el organismo aprende a defenderse de él.

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- Streptococcus pneumoniae o neumococo: Es la causante de meningitis en niños menores de 2 años. En ocasiones puede dejar secuelas como la sordera, aunque con más frecuencia produce otro tipo de enfermedades más banales como otitis, sinusitis, neumonías, etc.

Los recién nacidos son un grupo especial ya que son atacados por bacterias muy diferentes a las de los niños mayores y que además no resultan contagiosos para otros bebés.

 

¿Por qué es tan peligrosa la meningitis?

Aunque todos somos susceptibles de padecerla, la meningitis es especialmente cruel con los niños menores de 14 años. Su sistema inmunológico todavía no ha completado su formación y el niño está más expuesto a contraer infecciones que un adulto. La gravedad de la meningitis se debe al lugar donde se localiza la infección: las membranas que envuelven el cerebro y la médula espinal. La infección se extiende, por lo tanto, rápidamente por todo el sistema nervioso, provocando daños irreparables.

 

¿Cómo detectar la meningitis?

Los síntomas típicos son la llamada triada meníngitica: fiebre elevada, vómitos y dolor intenso de cabeza. Estos síntomas pueden ir acompañados de sensibilidad a la luz y al ruido. En algunos casos suele doler además el cuello y presentarse rigidez de nuca, impidiendo al niño doblar completamente el cuello hacia adelante. También puede producirse somnolencia, confusión mental, dolor de articulaciones, palidez, convulsiones... Cuando la meningitis es por meningococo, puede aparecer una erupción cutánea e incluso pequeñas hemorragias bajo la piel, debidas a la alteración en la coagulación sanguínea derivada de la infección. Además un niño que padece meningitis tendrá los síntomas comunes a cualquier enfermedad: no juega, no ríe, le cuesta hablar, etc.

En los bebés las manifestaciones de la meningitis son bastante inespecíficas y por eso es importante la consulta médica oportuna cuando tiene una temperatura superior a 38 grados, si hay rechazo en la alimentación, tiene mal aspecto, la respiración quejumbrosa, decaimiento o rechazo exagerado a ser manipulado. Además los huesos del cráneo del bebé antes de los 18 ó 20 meses aún no están totalmente soldados -fontanelas- y la inflamación de las meninges puede ser apreciada a simple vista.

Una vez que el médico tiene evidencias de meningitis deberá someter al paciente a una punción lumbar con el fin de extraer el líquido cefalorraquídeo y proceder a su análisis.

 

Contagio de la meningitis

Como enfermedad infecciosa, la meningitis es contagiosa, ya sea su origen vírico o bacteriano, aunque lo es especialmente si la causa es un virus. Habitualmente la transmisión se produce a través de la saliva y de las microgotas que se expulsan al hablar, toser, estornudar o besar.

 

Vacuna de la meningitis

En primer lugar debemos decir que no existe una vacuna contra la meningitis sino vacunas, en plural. Frente a la meningitis producida por la variante del meningococo tipo C existe una vacuna muy efectiva, también para las variantes B, A, W e Y desde hace unos años. 

Contra la bacteria Haemophilus influenzae tipo B se dispone una vacuna muy eficaz y desde hace pocos años hay en el mercado una vacuna que protege contra varios tipos de neumococos.

Hay que tener en cuenta que la vacuna contra la meningitis sólo protege frente a un tipo determinado de meningitis. No significa por lo tanto que una vez vacunados seamos inmunes a todos los tipos de meningitis posibles, pero sí protege de los tipos más frecuentes y graves. 

 

Prevención de la meningitis

Cuando un niño ha estado en contacto con alguien que tiene esta enfermedad o existe un caso en el entorno cercano (compañero de clase, familiar, etc.), conviene consultar con el pediatra o profesional de medicina qué medidas tomar al respecto. Él decidirá entonces el tratamiento preventivo adecuado que deberá seguir tu hijo en ese caso. Pero no está de más enseñar a los niños desde pequeños unos hábitos mínimos de higiene que ayudarán a prevenir el contagio de gérmenes y evitar de este modo infecciones. Así deberán aprender a lavarse a menudo las manos, especialmente antes de comer y después de usar el cuarto de baño y a taparse la boca al toser y estornudar, además de procurar en la medida de lo posible, que no compartan bebidas, comidas o cubiertos con otros niños.

 

¿Debemos vacunar a nuestro hijo contra la meningitis?

La Asociación Española de Pediatría aconseja la vacunación. En España se recomienda y se facilita de forma gratuita la vacunación sistemática de todos lo niños, dentro del calendario vacunal infantil, contra el Haemphilus influenzae tipo B, el Meningococo C y el Neumococo. La vacunación de los niños, siguiendo el calendario recomendado, no sólo protege al pequeño, que recibe la vacuna sino que puede proteger a los demás, porque permite disminuir la circulación del germen en la comunidad.

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¿Qué debemos hacer ante una meningitis?

Ante la sospecha de que nuestro hijo pueda tener meningitis, según los síntomas descritos, debemos acudir urgentemente al médico. Esto no significa que un niño que presente dolor de cabeza, vómitos y fiebre padezca meningitis. No debe cundir el pánico. En la gran mayoría de las ocasiones se tratará de enfermedades banales (infecciones virales, procesos gripales,...) o enfermedades menos severas (neumonía…) que pueden ser diagnosticadas por el pediatra.  En cambio, si el niño presenta un deterioro del estado general (tendencia al sueño, le cuesta responder o hablar espontáneamente,...) es recomendable acudir al Servicio de Urgencias. Cuanto antes se empiece el tratamiento de la meningitis bacteriana, tanto mejores serán los resultados.

 

¿Qué es lo que no debemos hacer?

Sin consultar previamente al pediatra no debemos dar al niño antibióticos por nuestra cuenta. En el caso de que el pequeño padezca un proceso viral el antibiótico no tiene ninguna utilidad y, si el niño padece una meningitis, tampoco un antibiótico administrado por vía oral lo curará y, en cambio, puede dificultar a la hora de diagnosticar.

 

Factores de riesgo

• Edad: los menores de 2 años están más expuestos a desarrollar la enfermedad.

• Tiempo: Cuanto más tiempo se tarde en recibir tratamiento peores son las consecuencias

• Hogares donde conviven muchas personas

• Niños con antecedentes de enfermedades virales previas

• Tabaquismo familiar en el hogar

• Niños con problemas inmunológicos severos

• Niños con enfermedades crónicas

• Época invernal

• Ambientes cerrados (guarderías, colegios con horarios prolongados, etc.)
 


Fuente: Calendario vacunal Asociación Española de Pediatría 2006. Comité Asesor de Vacunas

Fecha de actualización: 08-03-2022

Redacción: Irene García

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