Efectos en la salud de los fumadores pasivos
Infecciones respiratorias, asma, problemas de sueño, alergias, caries, náuseas… son múltiples las patologías que se incrementan en los fumadores pasivos, sobre todo si hablamos de niños. A pesar de ello, las estadísticas reflejan que más de la mitad de los niños españoles viven en un ambiente con humo
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¿Mi hijo es fumador pasivo?
Un fumador pasivo es aquella persona que, pese a no consumir directamente productos derivados del tabaco, aspira las sustancias tóxicas y cancerígenas provenientes de su combustión y propagadas por el humo que se desprende de la misma.
Hace unos años se pensaba que solo las personas fumadoras se veían perjudicadas por este tipo de sustancias nocivas, sin embargo, los últimos estudios han demostrado que todo aquel que se encuentre en contacto con ellas puede verse afectado, lo que ha llevado a endurecer las leyes que regulan el consumo de tabaco en los lugares públicos (hospitales, centros de trabajo, transportes públicos, bares, etc.). Sin embargo, aún queda mucho por hacer.
Y es que está científicamente comprobado que ser fumador pasivo es tremendamente perjudicial para la salud, en especial para la de los bebés y niños en proceso de desarrollo y crecimiento. El tabaquismo pasivo aumenta el riesgo de síndrome de muerte súbita del lactante en bebés y de enfermedades respiratorias y asma. Además, aumenta la posibilidad de desarrollar cáncer de pulmón y enfermedades cardiovasculares. Y evitar este perjuicio empieza por la actitud que los padres y familiares cercanos tomen cuando estén cerca de personas que fuman (sobre todo si son los mismos padres y cuidadores los que lo hacen).
Riesgos para la salud
El humo de los cigarrillos contiene miles de partículas químicas que pueden ocasionar cáncer y otras enfermedades.
Recientes estudios demuestran que los niños expuestos desde pequeños al humo del tabaco tienen mayor propensión a contraer enfermedades respiratorias tales como infecciones en los pulmones (bronquitis y neumonía), asma y otitis. Exactamente, padecen un 70% más de infecciones respiratorias y catarros que los no expuestos al humo del tabaco. Estos problemas de salud pueden llegar a ser crónicos o recurrentes, algunas veces necesitando hasta cirugía, por ejemplo, para controlar las frecuentes infecciones en los oídos con acumulación de líquido (mastoiditis).
El ser fumador pasivo también lleva a padecer más dolores de cabeza, de laringe, carraspera, ojos irritados, mareos, náuseas, falta de energía, caries e irritabilidad.
A pesar de que hace mucho que se tomó conciencia de que fumar embarazada es malísimo para el feto, se ha publicado hace poco un trabajo que indica que el 30% de las mujeres embarazadas no deja de fumar. Y de las que lo dejan, el 50% volverá a fumar después del parto, más tarde o más temprano. Fumar durante la gestación (aunque se reduzca al mínimo la ingesta de humo) aumenta el riesgo de parto prematuro, bajo peso, retarda el crecimiento… Y una vez el bebé ha nacido, respirar aire contaminado incrementa las posibilidades de muerte súbita del lactante, así como de padecer las enfermedades antes mencionadas.
Últimos estudios
- El Instituto Karolinska de Estocolmo ha llegado a la conclusión de que un niño tiene mayor propensión a generar alergias si es fumador pasivo durante su crecimiento. Habiendo analizado a más de 4.000 familias con niños nacidos en el periodo comprendido entre 1994 y 1996, los investigadores indagaron en las costumbres de los padres de estas familias, tomando en cuenta si habían fumado o no durante los primeros 4 años de sus hijos. Cuando cumplieron cuatro años, estos niños fueron sometidos a pruebas de exposición a alérgenos como el pelo de gato, ácaros, moho y algunos alimentos. La conclusión fue que los niños que habían sido fumadores pasivos tenían un 28% más de probabilidades de sufrir reacciones alérgicas que el resto de los niños de la muestra que no habían sido fumadores pasivos.
- El tabaco no solo agrava los síntomas respiratorios de los pacientes con asma, también podría provocarles dificultades para dormir, según sugiere una reciente investigación. Los autores de este trabajo, dirigidos por Kimberly Yolton, del Hospital Pediátrico de Cincinnati (Estados Unidos), realizaron un seguimiento a 219 niños asmáticos de edades comprendidas entre los 6 y los 10 años que vivían en hogares donde al menos había un fumador.
A través de varios cuestionarios, los investigadores midieron el grado de tabaquismo pasivo de los pequeños para, después, corroborar sus datos en el laboratorio. Además, y con la ayuda de los padres, estos científicos estudiaron los patrones de sueño de los niños, con el objetivo de determinar si sufrían algún tipo de alteración mientras estaban dormidos.
Los resultados de su trabajo mostraron una asociación significativa entre la exposición al humo del tabaco y las posibilidades de padecer problemas de sueño. "A medida que la presencia de humo aumentaba, los padres señalaban mayores retrasos en el inicio del sueño, mayor frecuencia de parasomnias (comportamientos anormales, como el sonambulismo), problemas de respiración, una elevada somnolencia durante el día y, en general, más alteraciones del sueño", señalan los autores.
- Un estudio presentado en las Sesiones Científicas de la Asociación Americana del Corazón confirma que el humo secundario (el que aspiran los fumadores pasivos) hace estragos en la salud de los niños más pequeños, sobre todo si son obesos.
Tal y como explica John Anthony Bauer, uno de los coautores de este trabajo e investigador del Hospital Infantil Nacional e Instituto de Investigación de la Universidad estatal de Ohio (EE UU), "el humo secundario aspirado por los niños no es sólo malo para los problemas respiratorios, como había sido descrito previamente por otros investigadores. Nuestros datos apoyan la opinión de que los efectos cardiovasculares del humo secundario en los niños son importantes, en especial para aquellos que son muy pequeños y para los obesos”.
Los investigadores contaron con una muestra de 52 niños y niñas de entre dos y cinco años y 107 adolescentes de edades comprendidas entre los nueve y los dieciocho años. Entre los principales hallazgos se encontró una conexión entre la exposición al humo secundario y un marcador de lesiones vasculares en los niños. Su incidencia se duplicó en el caso de que los pequeños fueran obesos.
Además, los niños de entre dos y cinco años registraban una concentración de nicotina en el pelo hasta cuatro veces mayor que los adolescentes a pesar de vivir niveles de exposición similares en sus hogares. Por si esto fuera poco, los más pequeños expuestos a humo secundario presentaban una reducción del 30% de las células progenitoras endoteliales vasculares circulantes.
"Nuestros descubrimientos reflejan la importancia de eliminar el tabaco y la exposición al mismo, especialmente en los niños", concluye Bauer.
Datos estadísticos
Aunque cada vez hay más información sobre el tema, más de la mitad de los niños españoles vive en un medio ambiente tabáquico, bien porque fuman los padres o porque lo hace la persona responsable de su cuidado, según las estimaciones del Comité Nacional para la Prevención del Tabaquismo (CNPT). Este dato viene a ser coincidente con los resultados del último estudio europeo Eurobarometer dedicado a las actitudes de los europeos ante el tabaco.
Tanto el informe europeo como el dado a conocer por el comité español (integrado por miles de profesionales sanitarios vinculados a la lucha contra el tabaquismo) ponen de relieve que España registra uno de los porcentajes más elevados de la UE de personas que fuman delante de sus hijos.
Este informe refleja datos alarmantes: el riesgo de neumonía en hijos de padres fumadores es cuatro veces mayor que el de los niños cuyos padres no fuman. El 42% de los críos que padecen una enfermedad respiratoria crónica son fumadores pasivos. También se ha demostrado, según el CNPT, que los hijos de madres fumadoras tienen más ingresos hospitalarios por bronquitis y neumonía. Y múltiples estudios sugieren que el humo de tabaco no sólo agrava el asma infantil, sino que lo causa.
Otra de las fatales consecuencias que se derivan del fuerte impacto del tabaquismo pasivo en el estado físico de los niños es el absentismo escolar, que es mucho mayor que en los demás colegiales.
Según los expertos del comité antitabaco, la situación descrita se ha relacionado con un mayor riesgo de desarrollar cáncer, tanto en los primeros cinco años de vida como en la edad adulta.
Fuentes:
Pediatrics. Comité Nacional para la Prevención del Tabaquismo (CNPT)
BOE, Nueva Ley Antitabaco https://www.boe.es/buscar/act.php?id=BOE-A-2010-20138
Asociación Americana del Corazón https://international.heart.org/es
Fecha de actualización: 23-05-2022
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