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Diferencias entre la diabetes insípida central y la diabetes insípida nefrogénica

Diferencias entre la diabetes insípida central y la diabetes insípida nefrogénica

Ambas son afecciones raras que comparten algunos síntomas con la diabetes habitual, de ahí su nombre, pero son distintas entre sí y diferentes de la diabetes mellitus. Te contamos qué son, sus síntomas y cómo se trata cada una de ellas.

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¿Qué es la diabetes insípida?

La diabetes insípida (DI) es una enfermedad poco habitual causada por un fallo en los riñones, incapaces de eliminar correctamente el agua que llega a ellos, lo que causa sed extrema y micción excesiva. Mientras que la diabetes insípida central es una forma de DI que se presenta cuando el cuerpo tiene una cantidad más baja de lo normal de hormona antidiurética (HAD) o vasopresina, producida por el hipotálamo. Esta hormona se almacena y se secreta desde la hipófisis y sirve para controlar la cantidad de agua excretada en la orina. Si esta hormona no se encuentra en los niveles adecuados, los riñones no pueden mantener la suficiente cantidad de agua en el cuerpo, por lo que se expulsa en forma de orina diluida. Esto, a su vez, conlleva una necesidad imperiosa de beber más agua para reponer la cantidad eliminada, por eso los síntomas son sed extrema que lleva a beber hasta 15 litros de agua al día y micción frecuente.

Además, pueden aparecer otros síntomas como confusión y cambios en la lucidez mental a causa de la deshidratación.

La causa de la aparición de esta enfermedad puede ser un daño en el hipotálamo o en la hipófisis debido a cirugías previas, infecciones, tumores o un traumatismo craneal. Pocas veces la causa es genética.

Para confirmar el diagnóstico se pueden hacer diversas pruebas y exámenes como analizar la osmolaridad y el sodio en sangre, prueba de provocación con desmopresina (DDAVP), resonancia magnética de la cabeza, análisis de orina.

El tratamiento en este caso es administrar de forma sintética la vasopresina, ya sea en forma de tabletas, inyecciones o aerosol nasal. De esta manera se controla la producción de orina y el equilibrio de los líquidos en el organismo. Si el problema es muy leve puede ser simplemente suficiente con beber un poco más agua.

Generalmente es una enfermedad con buen pronóstico si se trata adecuadamente, aunque depende de la causa. Solo si no se trata puede causar una deshidratación grave y un desequilibrio electrolítico peligroso.

 

Diabetes insípida nefrógena

Esta otra enfermedad está causada por un defecto en los túbulos renales, lo que provoca que el afectado elimine mucha orina y pierda demasiada agua del organismo, lo que puede provocar una sed intensa o incontrolable, con especial deseo por el agua helada. Esto a su vez provoca grandes cantidades de orina, hasta 15 litros diarios en casos graves. La orina está muy diluida, casi como si fuera agua, y hace falta ir  al baño una vez cada hora.

Si no se ingiera la cantidad necesaria de agua para compensar esta pérdida, pueden aparecer otros síntomas relacionados con la deshidratación como membranas mucosas resecas, piel reseca, ojos hundidos, fontanelas hundidas en bebés, fatiga, letargo, dolor de cabeza, irritabilidad, temperatura corporal baja, dolores musculares, frecuencia cardiaca rápida o pérdida de peso.

La causa de esta enfermedad es un defecto en los túbulos renales, los encargados de permitir que la mayor parte del agua sea secretada y regrese a la sangre. Pero en las personas que tienen esta enfermedad los túbulos renales no responden bien a la hormona antidiurética (HAD) o vasopresina, la que ordena a los riñones producir la orina más concentrada. En consecuencia, los riñones secretan demasiada agua en la orina. Generalmente, este problema es de origen genético y es bastante raro, aunque también puede aparecer como consecuencia de una obstrucción del tracto urinario, niveles altos de calcio, niveles bajos de potasio o el uso de ciertos fármacos (litio, demeclociclina, anfotericina B).

Para confirmar el diagnóstico se realizan ciertas pruebas como prueba de concentración de orina, análisis para medir la osmoralidad, volumen urinario en 24 horas, tomar la presión arterial, ver si hay síntomas de deshidratación, etc.

El tratamiento consiste en controlar los niveles de líquido en el organismo suministrando gran cantidad al enfermo, más o menos la misma cantidad que pierde por la orina. También se pueden administrar medicamentos para mejorar los síntomas asociados. Si la causa es un medicamento, bastará con dejar de tomarlo.

Si la persona ingiere el agua suficiente para garantizar el equilibrio electrolítico no hay problema, pero si no, puede tener complicaciones graves como dilatación de los uréteres y de la vejiga, nivel alto de sodio en sangre, deshidratación grave, shock o incluso coma.

La diabetes insípida nefrógena congénita es una afección crónica que requiere tratamiento de por vida. En otros casos puede desaparecer si lo hace la causa. Si no se trata adecuadamente puede ser muy grave.


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