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Jugando al aire libre

Jugando al aire libre

El buen tiempo ha llegado. Aprovecha oportunidad para disfrutar de él mientras aprenden jugando.

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Indice

 

Beneficios del juego al aire libre

Los más pequeños están en pleno desarrollo de sus habilidades físicas y el parque les ofrece incontables formas de ponerlas en práctica. Los columpios serán de gran ayuda y jugar al aire libre con otros niños favorecerá su capacidad para cooperar, compartir y resolver problemas con sus compañeros de juegos.

El juego al aire libre ofrece muchos beneficios a los niños:

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- Conexión con la naturaleza

- Evitar el sedentarismo y, por lo tanto, el sobrepeso y la obesidad

- Síntesis de vitamina D

- Favorece la imaginación y la creatividad

- Fortalece la autonomía

- Ayuda al aprendizaje

Por eso, hay que intentar que los niños jueguen entre 1 y 2 horas al aire libre, incluso en invierno siempre que la meteorología lo permita.

¡Hoy nos vamos al parque!

 

A partir de los 5 meses

Cuando aún son muy pequeños no es aconsejable que los bebés jueguen en el mismo espacio que los niños mayores, lo que no significa que no puedan acudir al parque. Lleva una mantita y varios juguetes u objetos de diferentes formas, colores y texturas. Colócalo en un lugar seguro y déjale explorar. Estar al aire libre propiciará el desarrollo de los sentidos del olfato, el tacto y el oído, así como la sensación de movimiento en espacios abiertos.

 

A partir de 1 año

- Encuentra un columpio adecuado a su edad y empújale suavemente, especialmente si es la primera vez, para evitar que se asuste. Columpiarse favorece el desarrollo del oído interno y del sentido de equilibrio. Ver las cosas desde diferentes perspectivas le enseñará los conceptos de cerca y lejos. Para reforzar la lección, mientras le impulsas, haz comentarios del tipo: “¡Mira qué alto subes! Ahora vienes con mamá. Y ahora arriba otra vez”.

- El tobogán también puede ser muy útil. Es ideal para fomentar la psicomotricidad gruesa, la dirigida a controlar los movimientos del propio cuerpo. Si los escalones del tobogán son demasiado altos para él, no dudes en sujetarle por la cintura para ayudarle a escalar, permitiéndole así que coordine brazos y piernas libremente. Si tu hijo es de los indecisos y aún no se atreve a montar en los columpios, puedes animarle mostrando cómo sube al tobogán su peluche preferido. Eso sí, nunca le obligues. Si tu pequeño prefiere ver desde la barrera cómo juegan los demás niños, recuerda que incluso los de apenas un año pueden beneficiarse simplemente de la observación. Verán los movimientos de los demás niños, cómo utilizan sus manos, sus piernas, cómo suben al columpio, cómo se sujetan…

- En la arena de la playa o del parque esconde un juguete y, con la ayuda de una pala, un cubo y las manos ayúdale a buscarlo. Este juego ejercita el tacto y la psicomotricidad fina.

 

A partir de 2 años

No es sencillo que los niños compartan sus juguetes, pero con algún que otro truquillo podrás conseguirlo. Siéntate en frente de él en el suelo. Coge una pelota y lánzasela suavemente o hazla rodar. Al mismo tiempo que lo haces di: “La pelota es para ti. Ahora dámela a mí”. Si jugáis con otro amiguito añade: “La pelota es para Javi” mientras señalas con el dedo a quien debe dirigirse. Aprenderá que la pelota es de todos y a jugar en grupo. De cualquier forma no está de más llevar una pelota de repuesto, para evitar conflictos.
 

A partir de 3 años

Convierte la zona de columpios en un circuito de obstáculos. Si el suelo es de arena graba una línea con un palo a modo de recorrido, si es firme emplea una tiza. La primera vez comienza tú para que te imite. Después podrá hacerlo él solo o con más amigos. Desarrollarán el equilibrio y la coordinación.


Fuente:

Fodor, Elizabeth; Morán, Montserrat (2009), Todo un mundo de sonrisas, Madrid, Ed. Pirámide.

Fecha de actualización: 30-08-2022

Redacción: Lola García-Amado

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