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¡No para de decir palabrotas!

¡No para de decir palabrotas!

Aunque cada vez son más comunes en el vocabulario habitual de cualquier persona (y oírlas por la televisión está a la orden del día) escuchar a nuestro hijo de 4 años diciendo un taco todavía disgusta y sorprende. Mostrar indiferencia y no reírle la gracia es fundamental para que no se habitúe a hacerlo

 

Indice

 

En la calle, en la tele, en el colegio… a todas horas los niños están expuestos a oír palabrotas, y en seguida empiezan a repetirlas. Aunque no puedas evitar que de mayor acabe diciendo algún taco de vez en cuando, sí puedes lograr que sea algo esporádico y que de cada diez palabras que diga, ocho no sean lenguaje soez.
 

¿Qué hacer para enseñar al niño a no decir malas palabras?

- Lo más importante es mostrar total indiferencia al oírles. Si nos enfadamos o sorprendemos y le damos trascendencia, los niños lo repetirán para llamar nuestra atención. Existe la hipótesis de que el niño dice palabrotas de cara a la galería, por lo que es razonable imaginar que, al no obtener el efecto deseado, podría desistir.

- También es conveniente explicarles, de forma sencilla y clara, que a mamá y a papá no les gusta oír palabras tan feas. Se les ha de mostrar que hay otras maneras de expresar enfado o sorpresa.

- Nunca te rías cuando diga palabrotas. Aunque a veces resulte cómico ver a un mocoso de 4 años diciendo un taco, si te ríes una sola vez, el niño querrá repetirlo para buscar tu aprobación y luego ya será imposible hacerle ver que es algo feo.

- Si a pesar de todo sigue diciéndolas, procura no enfadarte ni reprenderle, es mejor ignorarlo.

- Cuando el niño esté presente, nunca comentes con otras personas las palabras que dice.

- Enséñale a disculparse si molesta u ofende a alguien con sus palabras.

- Busca la causa por la que dice tantas palabrotas (falta de lemguaje, ira, cambios en la familia, llamar tu atención, etc.). 
 

El ejemplo enseña

Los niños aprenden por imitación, y para uno de 4 años, sus padres son héroes. Por lo tanto, procura no decir palabrotas delante de él, por muy enojado que estés con tu equipo de fútbol. Si te oye decirlas, no te tomará en serio cuando le reprendas por hacer lo mismo.

En caso de que te cace diciendo una y ya no haya escapatoria, dile que te arrepientes mucho de haberlo hecho y que en el futuro intentarás controlarte. Así, el niño aprenderá que sus padres no son infalibles y que todos nos podemos equivocar, pero que lo importante es darse cuenta de ello, saber pedir perdón e intentar no cometer los mismos errores en el futuro.

Si a pesar de todo lo que has hecho, sus palabrotas empiezan a ser intolerables o te ponen en situaciones comprometidas y vergonzosas delante de otras personas, deberás ponerte firme y regañarle más en serio. Hazle entender que esas expresiones molestan a algunas personas.

Puedes proponerle un juego, cada vez que un miembro de la familia diga una palabrota, meteréis un caramelo en un bote, y el que consiga estar todo un día sin decir ni una, se lleva las chucherías que haya.

También puedes ofrecerle alternativas a las palabrotas para que las use cuando esté enfadado u ofuscado. Puedes decirle que respire hondo y se calme o que use palabras que no sean malsonantes. 

Si nada de esto funciona, plantéate que a lo mejor tu hijo quiere llamar tu atención porque está preocupado por algo o que no le prestáis suficiente atención. La llegada de un hermanito o el cambio de casa o colegio pueden acentuar este problema.

Pero no recurras a castigos, amenazas ni chantaje emocional ("Si dices palabrotas, no te querré"), ya que no son formas efectivas ni adecuadas para la educación y el aprendizaje del peque. 

Y si nada funciona, consulta a un profesional de psicología. 


Fuente; Juan Pedro Valencia, psicólogo. 

Fecha de actualización: 21-11-2022

Redacción: Irene García


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