Mi hijo es un mimado
Los hijos únicos o sobreprotegidos tienden a ser más mimados, lo que les lleva a ser más tímidos, estar más consentidos, tener problemas para relacionarse con los demás e incluso ser más agresivos cuando algo no les sale como ellos desean. Aunque lo mejor es evitar que tu niño sea un mimado, si ya está muy consentido no te preocupes, aún se puede moldear su carácter.
Índice
¿Cómo son los niños mimados?
Existen una serie de características similares entre los niños mimados:
- Se enfadan con facilidad y tienen rabietas a menudo. Están tan acostumbrados a conseguir lo que desean que, si no consiguen algo, se enfadan enseguida, tanto con su familia como con amigos, compañeros…
- No tienen empatía ni tienen en cuenta los sentimientos o problemas de los demás.
- No les importa avergonzar a sus padres en público, incluso disfrutan haciéndolo para ponerlos contra las cuerdas.
- No ayudan ni participan en las tareas del hogar.
- Son desobedientes y hostiles hacia las figuras de autoridad.
- Desafían constantemente a sus padres y no aceptan un “no” por respuesta.
- Son agresivos e intolerantes.
- No aceptan las normas.
- Nada les satisface ni les complace del todo.
- Hay que sobornarles o prometerlos algún premio para conseguir que hagan caso.
- No valoran lo que tienen, por lo que pueden sentirse infelices a menudo.
- Intentan controlar y manipular a sus padres.
- No sabe controlar sus emociones y enseguida monta en cólera.
- Es egoísta y egocéntrico.
Consejos para que tu hijo no sea un mimado
Para no caer en la tentación de protegerlo en exceso, mimarlo y maleducarlo, es importante que sigas una serie de pautas que guíen la educación de tu hijo:
1- No le protejas en exceso ni le controles continuamente, o le harás ser un niño miedoso y frágil.
2- Regáñale cuando sea necesario sin sentirte culpable por ello. Ponle límites y haz que los cumpla.
3- Establece con tu pareja las normas que se deben seguir en vuestra familia, es importante que los dos estéis de acuerdo en todos los puntos clave de su educación y que así lo note el niño.
4- Intenta que se esfuerce para conseguir lo que desea, no se lo des todo a la primera, que aprenda el valor de las cosas.
5- Anímale a que siga sus propias ideas. Pide su opinión y ayúdale a que tome sus propias decisiones, pero sin permitirle que suplante tu papel como padre y adulto.
6- Valora sus logros y buen comportamiento, pero no le elogies en exceso. Evita frases como “eres el mejor” o “eres el más listo de todos”. No es bueno que se crea superior al resto de niños.
7- Fomenta la interacción de tu hijo con otros niños desde muy pequeño, ya sea llevándole pronto a la guardería o a jugar a casa de otros niños.
9- No cedas a todos sus caprichos y deseos, aunque monte una rabieta o un espectáculo en medio de la calle, debes mantenerte firme en tu negativa.
10- No lances amenazas vacías. Si le impones una consecuencia a un acto, debes cumplirla. Por eso, debes pensarte bien esas consecuencias. No le digas cosas como “te quedas sin cena” o “te dejo solo en casa”, ya que son cosas que sabes que no vas a hacer. Deben ser consecuencias en el acto y posibles de cumplir.
11- Las normas deben estar consensuadas con tu pareja y debéis estar de acuerdo en ellas para imponerlas. No puede ser que uno ponga unas normas y el otro no las haga cumplir.
12- No le compres con regalos y bienes materiales. Un abrazo o elogio son mejores que los presentes.
13- No le sobornes. Si tu hijo tiene que hacer su cama o los deberes, debe hacerlo porque es su obligación y lo correcto, no para conseguir un premio.
Si nada funciona y ser tan mimado le causa problemas, pide ayuda a un profesional de psicología.
Fuente:
Álava, Silvia (2016), Queremos que crezcan felices, Madrid, Actitud de Comunicación.
Fecha de actualización: 13-01-2022
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