• Buscar

Cuentos orientales para niños

Cuentos orientales para niños

Cuentos ambientados en el lejano oriente, repletos de un encanto y una magia diferente, así como imbuidos de una filosofía más tranquila y calmada. Cuentos diferentes para abrir la mente de tu hijo. 

Publicidad

1- Compartamos la luz

Hu-Song, filósofo de Oriente, contó a sus discípulos la siguiente historia: "Varios hombres habían quedado encerrados por error en una oscura caverna donde no podían ver casi nada. Pasó algún tiempo, y uno de ellos logró encender una pequeña tea. Pero la luz que daba era tan escasa que aun así no se podía ver nada. Al hombre, sin embargo, se le ocurrió que con su luz podía ayudar a que cada uno de los demás prendieran su propia tea y así, compartiendo la llama con todos, la caverna se iluminó"…

2- La reina mora

Había un rey que tenía un hijo, y cuando este llegó a la edad casadera, dijo a sus padres:

- Quiero casarme con la mujer más hermosa del mundo. Así es que voy a recorrer el mundo entero hasta encontrarla.

Salió del palacio y caminó hasta que llegó a una fuente en donde se detuvo a beber agua. Al inclinarse a beber el agua, vio que ahí se reflejaban tres naranjas, alzó la vista y notó que de un frondoso naranjo pendían tres grandes y hermosas naranjas.

- Que sabrosas se ven -dijo el príncipe, y diciendo y haciendo, subió al árbol y cortó las tres preciosas naranjas.

Partió la primera y, como por encanto, salió del corazón de aquella naranja una joven muy hermosa, quien al ver al príncipe le dijo:

- Dame pan.

Articulo relacionado: Cuentos fantásticos para niños

- No puedo, contesto él, -porque no tengo.

- Entonces a mi naranja me vuelvo -dijo la joven, y desapareciendo, la naranja quedó intacta…

3- El noble y el esclavo

Había una vez un noble que vivía en una gran mansión, no lejos de Samarkanda. Rodeando la mansión había árboles frutales en extensos campos y jardines, cuajados de rosas y otras flores, que eran cuidados durante todo el día para conservar el sitio hermoso.

Un día, el noble, cuyo nombre era Abdul Azim, compró un niño esclavo con el cual se encariñó y al que enseñó a leer y escribir, tratándolo como a su propio hijo. Esto molestaba a los otros sirvientes que odiaban al niño esclavo (cuyo nombre era Gafur) y aprovechaban cada oportunidad para intrigar contra él…

4- El Rey Midas

Había una vez un rey muy bueno que se llamaba Midas. Sólo que tenía un defecto: que quería tener para él todo el oro del mundo. Un día, el rey Midas le hizo un favor a un dios. El dios le dijo: “Lo que me pidas te concederé”. “Quiero que se convierta en oro todo lo que toque” - dijo Midas. “¡Qué deseo más tonto, Midas! Eso puede traerte problemas. Piénsalo, Midas, piénsalo”. “Eso es lo único que quiero”. “Así sea, pues” -dijo el dios. Y fueron convirtiéndose en oro los vestidos que llevaba Midas, una rama que tocó, las puertas de su casa. Hasta el perro que salió a saludarlo se convirtió en una estatua de oro. Y Midas comenzó a preocuparse…

5- El monasterio mágico

Un derviche humilde y silencioso solía concurrir todas las semanas a las comidas que ofrecía un hombre culto y generoso. Tales reuniones eran conocidas como Asamblea de los Cultos. El derviche jamás intervenía en la conversación. Después de entrar, estrechaba las manos a cada uno de los presentes, se sentaba en un rincón y comía lo que se servía. Terminada la reunión. se ponía de pie, decía unas pocas palabras de despedida y agradecimiento y tomaba su camino. Nadie sabía nada de él. No obstante, cuando apareció por primera vez, circularon todo tipo de rumores de que se trataba de un santo y durante un largo tiempo los demás comensales pensaron que debía ser, sin duda, un hombre santo y poseedor de conocimientos y aguardaban con placer el momento en que el derviche les impartiese algo de sabiduría…

6- Tsuru no ongaeshi

Hace mucho, mucho tiempo, en algún lugar de Japón, vivía una pareja de ancianos muy pobre. Un día, el anciano oyó el grito de una grulla que había caído en una trampa. El anciano se compadeció al verla y decidió soltarla. Esa noche le contó a su mujer sobre lo ocurrido y ella le dijo: "Hiciste bien. Yo también estoy contenta", y los dos se pusieron alegres. En ese momento, alguien llamó a la puerta: "Toc, toc". El anciano salió y encontró a una chica muy bonita que dijo: "Me desorienté en el camino, ¿podría quedarme en su casa esta noche?". Los ancianos, que eran muy amables, no dudaron en invitarla a dormir. Esa noche los tres conversaron y ella les contó que no tenía casa a donde ir ni familia con quien estar. Los ancianos le propusieron: "¡Queremos que seas nuestra hija!". Ella se puso muy contenta. Al rato los tres se fueron a descansar…

Foto: Creado por Ddraw - Freepik.com


Fecha de actualización: 16-11-2020

Redacción: Irene García

Publicidad
Publicidad

TodoPapás es una web de divulgación e información. Como tal, todos los artículos son redactados y revisados concienzudamentepero es posible que puedan contener algún error o que no recojan todos los enfoques sobre una materia. Por ello, la web nosustituye una opinión o prescripción médica. Ante cualquier duda sobre tu salud o la de tu familia es recomendable acudir a unaconsulta médica para que pueda evaluar la situación en particular y, eventualmente, prescribir el tratamiento que sea preciso.Señalar a todos los efectos legales que la información recogida en la web podría ser incompleta, errónea o incorrecta, yen ningún caso supone ninguna relación contractual ni de ninguna índole.

×