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¿Cuándo invitar a un amigo a jugar a casa?

¿Cuándo invitar a un amigo a jugar a casa?

A partir de los 3 o 4 años el niño ya es suficientemente maduro para jugar con otros niños sin la intervención de un adulto, y no solo teniéndolos a su lado sino interactuando con ellos. Pasados los 36 meses ya está dejando atrás su etapa egocéntrica y se interesa más por lo que piensan los demás. Desde ahora comenzará a hacer amistades fuera de la familia

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Invitar a amigos a casa como un hito en el desarrollo del niño

Además de ser más independiente es más sociable, lo que significa que está más preparado para estar fuera de casa y disfrutar de las actividades y nuevas experiencias sin la presencia de los adultos. Ya no solo le resulta más fácil compartir sus juguetes sino que preferirá que colaboren en sus juegos a hacerlo en soledad; ya sabe que prestar y compartir sus cosas no significa perderlas.

Sus habilidades sociales y su lenguaje se están desarrollando, por lo que será capaz de organizar el juego, de negociar y de expresar lo que quiere, evitando caer en una rabieta para expresar sus deseos. Ya sabe esperar turnos y comportarse con sus iguales, lo que facilita también el juego en grupo, aunque obviamente habrá veces que no esté de humor y sus reacciones sean irracionales. No olvides que está progresando pero aún tiene 3 años.

 

Mamá ¿puede venir Marta a jugar?

Es buen momento para invitar a sus amiguitos a pasar una jornada de juegos en casa. Aunque seguramente ya te lo habrá pedido él o ella antes de que se lo propongas. No te sorprendas si quiere estar todo el tiempo con sus amigos, pero tampoco dejes todo en mano de la improvisación si no quieres que se te vaya de las manos. Si estás al mando de un día de juegos con niños ten en cuenta lo siguiente:

- Lo idóneo es acordar con sus padres las estrategias a seguir, las normas particulares de cada casa y preguntarles cualquier otra advertencia que tengan que hacerte sobre su hijo.

- Aprovecha y fija con ellos el tiempo que durará la visita.

- Cuando su amigo venga a casa asegúrate de que se sienta cómodo y seguro. Háblale o pregúntale sobre sus padres para que no se sienta nervioso ni abandonado.

- Procura que no se sienta obligado ni intimidado a hacer algo que no le guste.

- No favorezcas al invitado frente a tu hijo, o considerará que le has traicionado y sentirá resentimiento hacia su amiguito.

- Permite que sean los niños los que jueguen y organicen sus juegos sin interferir, a no ser que te inviten a participar o te pidan ayuda.

- Trata a tu visitante con respeto y recuerda que está fuera de su ambiente y puede portarse mal simplemente por nerviosismo o ansiedad. Haz lo posible por que se sienta seguro.

- No te alarmes si el comportamiento de tu hijo cambia cuando están sus amigos delante. Ahora ellos son su prioridad y quiere gustarles y ser aceptado. Tratará a toda costa de mostrar su independencia.

 

Mamá, ¡Marta me ha roto mi muñeca!

 A pesar de querer estar con un amigo jugando todo el día, no es extraño que se pelee con él o discutan en alguna ocasión. En ese caso, ¿cómo debes actuar?

- En principio no deberías tomar parte en los pequeños desacuerdos entre ellos, seguramente se resolverán sin tu intervención. Pero no les dejes sin supervisión, es preferible tenerlos al alcance, al menos, de tu oído.

- Si crees que la disputa se está calentando y puede llegar a convertirse en algo más grave, actúa. Tal vez llegue el momento en el que tu hijo te llame diciendo: “Mamá, Juan me ha pegado”, en realidad lo que está tratando de decirte es que tomes cartas en el asunto. Aunque ya es capaz de dialogar todavía le cuesta expresarse y tendrá dificultades para regular su comportamiento. Tenderá a culpar a los demás de todo lo que le ocurra, por ello lo primero que debes hacer, cuando tu mediación sea necesaria, es intentar suavizar las cosas y animarles a los dos a que cuenten lo sucedido y expresen lo que quiere cada uno, con el fin de que resuelvan el conflicto por ellos mismos, en lugar de repartir culpas y sanciones. Probablemente una vez hayan contado lo ocurrido se tranquilizarán, olvidarán sus diferencias y volverán a jugar tan contentos.

- Si no es así, intenta buscar una solución que guste a ambos. No te posiciones al lado de ninguno, especialmente si no has visto lo que ha ocurrido.

- Si tampoco funciona proponles un descanso, que puedes aprovechar para darles la merienda, para que vean una peli o cambien a otro juego totalmente diferente y más calmado. Ten en cuenta también que el cansancio debilita su capacidad para aguantar frustraciones por eso tampoco es conveniente que la visita dure más de un par de horas.

Si es necesario regañar a su amigo critica su comportamiento o su mala acción y no al niño.

- Si su comportamiento es muy malo o agresivo recuérdale que este tipo de actitud no es aceptable en tu casa. Pero no le castigues ni le pegues un azote o utilices otras técnicas de disciplina. No es tu papel educar a los hijos de otro, el niño podría asustarse y sus padres malinterpretar tu acción. Es preferible que te pongas en contacto con ellos y les cuentes la situación.
 


Fuente:

Domènech, Montse (2015), Edúcame bien, Ed. Plaza & Janés.

Fecha de actualización: 02-06-2020

Redacción: Lola García-Amado

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