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Obesidad infantil y hábitos de alimentación

Obesidad infantil y hábitos de alimentación

La obesidad es el resultado de la interacción entre factores genéticos, psicológicos, ambientales, y socioeconómicos. La obesidad en la infancia, sobre todo en la segunda década de la vida, puede ser un factor determinante de obesidad en la edad adulta y tiene efectos adversos y riesgos para la salud que incluyen tanto problemas físicos como psicosociales.

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Causas y consecuencias de la obesidad

La obesidad en los niños y adolescentes puede estar relacionada con diversos factores, entre los que encontramos binging (perder la capacidad para parar de comer), falta de ejercicio, historial de obesidad en la familia, enfermedades médicas (problemas endocrinológicos o neurológicos), medicamentos (esteroides y algunos medicamentos psiquiátricos), cambios en la vida que les causan mucho estrés (separaciones, divorcio, mudanzas, fallecimientos de familiares), problemas familiares, baja autoestima, depresión u otros problemas emocionales.

Entre las consecuencias más graves a nivel físico de la obesidad infantil encontramos un aumento de riesgo cardiovascular, diabetes mellitus tipo 2, presión arterial alta y trastornos ortopédicos como pie plano. Algunos de los trastornos psicosociales son baja autoestima, imagen corporal negativa, depresión, estigmatización, estereotipos negativos, marginación y aislamiento.


¿Cómo sé si mi hijo tiene obesidad?

Se han propuesto diversos métodos para valorar la obesidad en la infancia, sin embargo, es bien aceptada la estimación de la obesidad a partir del Índice de Masa Corporal (IMC), que considera el peso y la estatura de la persona, teniendo en cuenta la edad exacta y el sexo.

El IMC se calcula dividiendo el peso corporal en kilogramos entre la estura en metros al cuadrado (kg/(estatura m)2 ): si el valor obtenido de esta división oscila entre 25 y 30 se considera que existe sobrepeso. Un cociente mayor a 30 se considera como obesidad.

Otra forma de cuantificar la obesidad es mediante el porcentaje de grasa que tiene la persona. El peso graso total es la suma de peso de grasa más el peso residual. En las chicas, el peso graso oscila entre 18-20% y por encima de 30% ya sería peligroso y en los chicos oscila en 12-18% y por encima del 23% es ya un riesgo.

 

Factores ambientales y hábitos de alimentación

Los estudios que han investigado el impacto de los hábitos alimentarios de los padres sobre el riesgo de obesidad en niños, han constatado la existencia de estilos de vida similares entre padres e hijos. Las preferencias alimentarias en los niños son en su mayor parte adquiridas y aprendidas, pues se acostumbran a los sabores y preparaciones que consumen habitualmente en casa y que ven consumir a sus padres. Por eso es tan importante considerar el papel de los padres como modelos que los niños imitan.

Se acepta que los factores ambientales contribuyen substancialmente a la obesidad en el niño. Uno de ellos es la percepción materna sobre el estado nutricional de su hijo. Una de cada tres madres no clasifica como tal a un hijo con sobrepeso; si el niño pequeño lo tiene, considera que el hijo pequeño se recuperará espontáneamente del mismo.

Es muy importante fomentar hábitos de alimentación adecuados en la familia. Los padres transmiten, explícitamente o mediante el ejemplo, sus propios hábitos alimenticios. Por ejemplo, si los niños comen viendo la televisión, es porque sus papás lo hacen. No se deben catalogar cierto tipo de comidas como castigo o premio. Otro gran problema es el tiempo que se ocupa para llegar al trabajo o a la escuela desde los hogares, lo que ocasiona que las comidas se realicen de manera rápida o en ocasiones se omitan, como pasa con el desayuno. Recuerda que cada tiempo de comida es muy importante en la regulación del peso corporal y en la formación de buenos hábitos de alimentación. Los cambios de un hogar a otro pueden ser generadores de conflictos en materia de alimentación. En muchos casos, los niños comen con los abuelos y entonces tienen hábitos alimenticios diferentes a los de su casa.
 

¿Qué puedo hacer para evitar que mi hijo sea obeso?

Es muy importante alimentar adecuadamente a los niños desde su nacimiento y durante los primeros años de la vida, ya que en este tiempo es cuando el niño empieza a identificar los sabores, a conocer los alimentos y sus texturas.

Hay que recordar que la alimentación es un hábito, por lo que deberá adaptarse al horario y al menú familiar, lo que favorece la socialización y el aprendizaje. Durante los dos primeros años de vida, se generan en los niños los hábitos de nutrición mediante el cómo, cuándo, dónde y con quién se come.

Es muy importante establecer reglas para la alimentación, como horarios fijos para las comidas, el lugar para el consumo de alimentos, indicar cuál es el comportamiento que se debe tener en la mesa, promover una masticación adecuada y marcar el tiempo disponible para el consumo de alimentos. Recuerda que la alimentación es un hábito que se adquiere en el seno familiar.

En cuanto al tratamiento del paciente obeso, éste debe ser multidisciplinario y deben participar el médico general, el endocrinólogo, el pediatra, el nutriólogo y el psicólogo. Se deben limutar las grasas y los azúcares, además de aumentar la actividad física. 


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Redacción:

Dra. Araceli Arellano Plancarte. Dra. en Ciencias con especialidad en Bioquímica, del Departamento de Bioquímica del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados del IPN.

Fecha de actualización: 23-02-2022

Redacción: Irene García

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