Nunca se esta solo

24 de Diciembre de hace mucho tiempo, en una ciudad de algún país. NOCHEBUENA.
Era una noche fría y silenciosa, en esta parte de la ciudad había un callejón oscuro y sucio. Varios perros dormían unos contra otros, se oía el maullido de los gatos.

En las paredes  carteles desgarrados de un circo que ya no existe. Botellas vacías por todas partes y en una esquina alguien rebusca entre la basura. Es el viejo Dan, es un hombre bueno, amigo de todos y hermano de los demás. Recogía cartones, botellas  y demás trastos inservibles, para ello llevaba un carro desvencijado de madera. Se agachó para coger una colilla y siguió su camino hacia ninguna parte.

Caminando por el parque paró en un banco para hechar un sueñecito, pero algo lo despertó enseguida, el llanto de un niño y los sollozos se oían en su carro de los trastos. Temeroso se acercó a ver lo que era y cual fue su sorpresa cuando encontró a un niño regordete y sonriente, cuyos ojos parecían dos estrellas y brillaba como el sol de la mañana de hermoso que era. Trás la sorpresa lo cubrió con una manta y se sentó en el bebé en los brazos. Pensó que era un regalo para su soledad, el nieto que siempre quiso tener y lo estrechó entre sus brazos.

Pero su felicidad se derrumbó cuando  regresa a la realidad, pués que haría con el. no podría criarle, no tenía nada que darle, nada que ofrecerle. Así que  con el pequeño en sus manos, siguió la calle y llegó a una gran casa donde se oían gritos, risas y el sonido de las copas al chocar. Vió una ventana abierta,como no había nadie entré y dejó al niño bajo un gran árbol de navidad. Antes de marcharse lo miró y fue tanta su pena por dejarlo que volvió a su lado y lo estrechó en sus brazos cantándole muy bajito. Así pasó el tiempo hasta que una voz acompañada de una luz brillante cegadora le hizo taparse los ojos  y le habló. Agarró al niño fuertemente y entonces vió la imagen de una mujer muy hermosa a la que Dan no había visto nunca y sin embargo parecía conocerla desde siempre.

-"Dan vengo a por mi hijo".-  dijo la señora. -"¿es su hijo?. contestó Dan tartamudeando.

Dan algo inseguro tendió al bebé en sus brazos a la bella mujer.

-"Ven con nosotros, hayá donde iremos no estarás solo y nunca volverás a estar triste".

Dan miró la cara del niño y vió en sus ojos la felicidad eterna, se puso de pie y le ofreció la mano. A la mañana siguiente en un banco del parque se agolpan algunos tristes vagabundos y comentan extrañados:

-"¿Donde está Dan, alguien lo ha visto?, todas sus cosas están aquí, el nunca dejaría su carro solo" .

Uno de ellos sacó un objeto de entre los trastos, era una bola de navidad, de color plata, donde mirando muy detenidamente todos pudieron ver a Dan inmensamente feliz acunando un bebé bajo un árbol de Navidad. Pero lo que nadie sabe es que Dan no se marchó solo y este secreto, se lo guardó la noche fría y silenciosa de Nochebuena.

FIN