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Síntomas y tratamiento de la tos ferina en niños

Síntomas y tratamiento de la tos ferina en niños

La tos ferina es una infección de origen bacteriano del aparato respiratorio, que se caracteriza principalmente por la aparición de síntomas tales como dificultad para respirar, accesos de tos, vómitos, inapetencia, complicaciones en la alimentación, etc. 

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Indice

 

¿Qué es la tos ferina?

Es una enfermedad sumamente contagiosa que se trasmite por contacto directo a través de las gotitas de saliva. El periodo de incubación es de unos 9 o 10 días, y puede contagiarse desde el momento en el que empiezan a aparecer los primeros síntomas hasta 3 semanas después.  

Aunque la infección puede afectar a cualquier persona, de cualquier edad, es especialmente grave en los niños menores de 6 meses, quienes además no están aún vacunados. En ellos la afección puede complicarse y derivar en neumonía, convulsiones, apneas, retrasos en el desarrollo, encefalopatía, e incluso la muerte.

A pesar de que en nuestro país la mayoría de los niños están vacunados, se ha observado un aumento de los casos de contagio de tos ferina, lo que hace sospechar de una pérdida de inmunidad. Y es que se cree que al cabo de 5 o 10 años se pierde la protección contra la enfermedad. De ahí que los principales afectados sean lactantes de menos de 6 años (que no han completado la vacunación) y adolescentes.

 

Síntomas de la tos ferina

En la etapa inicial de la enfermedad se asemeja a un resfriado común. Los síntomas son similares y puede confundirse. Si bien, en poco tiempo evoluciona y aparecen los accesos de tos, sibilancias, vómitos, enrojecimiento de la cara, etc. La intensidad de la tos varía en función de la edad de quien lo padece, siendo más fuerte cuanto más pequeño es el niño.

Después de 1 a 2 semanas, y a medida que la enfermedad evoluciona, pueden aparecer los síntomas típicos de la tosferina:

Paroxismos (accesos) de mucha tos rápida seguida de un sonido de respiración forzada y de alta frecuencia (whoop).

Vómitos durante o después de los accesos de tos.

Agotamiento después de los accesos de tos.

Rostro enrojecido o azulado.

La tosferina puede causar una tos violenta y rápida que se repite una y otra vez hasta que no queda aire en los pulmones y, cuando eso pasa, se provoca una inspiración ruidosa.

Es importante saber que en muchos bebés la tosferina no provoca nada de tos. En cambio, dejan de respirar y la piel se les pone azulada.

Los síntomas pueden prolongarse a lo largo de 2 a 6 semanas.
 

Causas de la tos ferina

Las bacterias «Bordetella pertussis» provocan la tos ferina. Cuando una persona infectada tose o estornuda, diminutas gotitas llenas de gérmenes se esparcen en el aire y son inhaladas por las personas que están cerca.

Los bebés menores de 12 meses que no están vacunados o los adolescentes que han perdido parte del efecto de la vacuna, así como todas las personas no vacunadas, tienen más riesgo de infectarse y tener complicaciones graves.

 

Medidas para tratar la tos ferina

El diagnóstico de la tos ferina en sus etapas iniciales puede ser difícil porque sus signos y síntomas se parecen a los de otras enfermedades respiratorias. Por eso, se pueden solicitar ciertas pruebas si hay sospecha, como un cultivo nasofaríngeo, análisis de sangre o una radiografía de tórax.

Identificar los casos y posibles contagios entre personas cercanas y familiares. Especialmente bebes menores de 1 año, niños mayores sin vacunar, embarazadas en el último mes de gestación, niños con enfermedades crónicas graves.

Ausentar al niño de la guardería o el colegio al menos los primeros 5 días.

En los mayores de 7 años que estén vacunados, no se recomienda ninguna otra medida adicional.

La tos ferina se puede prevenir con la vacuna correspondiente, que forma parte de la vacuna DTPa (difteria, tétanos, y tos ferina acelular). Esta vacuna se inyecta a los 2, 4 y 11 meses, con una dosis de recuerdo a los 6 y a los 12 años.

Aunque existen antibióticos que pueden reducir la duración de los síntomas, cuando la enfermedad es diagnosticada, éstos ya no tienen efecto, por lo que su administración es prácticamente inútil. Los niños menores de 6 meses deben ser ingresados para una observación y seguimiento médicos, donde se les aplicarla el tratamiento que se considere oportuno. 

Durante la hospitalización, es posible que sea necesario aspirar las secreciones del niño para despejar sus vías respiratorias, controlar la respiración y, en caso necesario, administrar oxígeno. Si el niño presenta signos de deshidratación o tiene dificultades para comer, se le pueden administrar líquidos por vía intravenosa.

Los antibióticos matan las bacterias causantes de la tos ferina y ayudan a acelerar la recuperación en las etapas iniciales. Puede que les receten antibióticos preventivos a los miembros de la familia expuestos.

Los medicamentos para la tos no son efectivos, por lo que hay que esperar a que le organismo se vaya recuperando.

Descansar mucho, beber mucho líquido y seguir una dieta sana puede ayudar a la recuperación.  En casa, los vaporizadores de vapor frío pueden servir para aliviar la irritación de pulmones y vías respiratorias. Si le cuesta comer, le puedes dar pequeñas cantidades más a menudo y muchos líquidos para que no se deshidrate.


Fuente:

McNamara LA, Skoff T, Faulkner A, et al. Reduced severity of pertussis in person with age-appropriate pertussis vaccination — United States, 2010–2012 external icon. Clin Infect Dis. Epub ahead of print. 2017.

Fecha de actualización: 21-05-2021

Redacción: Irene García

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