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Bebés con VIH

Bebés con VIH

El VIH es un virus que, si no se trata adecuadamente, puede desencadenar en SIDA, una enfermedad muy grave. En los bebés infectados de VIH, generalmente, la infección proviene de la madre a través del embarazo o el parto. 

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Índice

 

¿Qué es el VIH y cómo se transmite?

VIH se traduce como Virus de la Inmunodeficiencia Humana, y es el virus que, al no tratarse, se convierte en SIDA. Ataca al sistema inmune del cuerpo, especialmente a los linfocitos de tipo CD4 en la sangre.

A finales de 2015, 2,6 millones de niños hasta los 15 años estaban infectados por VIH en todo el mundo, pero solo un tercio de ellos recibía tratamiento. Esto se debe a que la mayoría de los niños que padecen VIH y SIDA vive en zonas extremadamente pobres de África subsahariana. Allí, este virus es el mayor causante de muertes entre niños y adolescentes, dado que al verse muy debilitado su sistema inmune no son capaces de vencer a las infecciones.

En los países desarrollados la situación es distinta. Gracias a los avances sanitarios, el número de niños infectados por VIH desciende cada año. La combinación correcta de medicamentos, información y apoyo hacen que los niños con VIH puedan vivir más y mejor.

El VIH se puede transmitir de diversas maneras: por contacto sexual, por sangre contaminada con el virus o por agujas contaminadas (en el caso de los drogadictos).

En el caso de los bebés con VIH, la persona que se lo transmite es la propia madre si padece el virus. Los bebés pueden infectarse de tres formas distintas:

- Estando en el útero

- Durante el parto

- A través de la leche materna

El VIH congénito es entonces el resultado de una madre infectada por el virus que se lo transmite al bebé de una de las 3 maneras anteriores. Es importante puntualizar que no todos los bebés de madres con VIH padecerán el virus. La tasa de transmisión materno-infantil del VIH está entre el 15 y el 45%.
 

¿Qué síntomas tiene un bebé con VIH?

Al principio, los bebés con VIH no experimentan síntomas aparentes. Aún así, el virus  ya está presente en su cuerpo y empieza a infectar y matar células del sistema inmune. Al avanzar este proceso, las complicaciones empiezan a surgir.

No todos los bebés tienen los mismos síntomas, pero algunos de los más comunes son:

- Fallos en el desarrollo corporal: el bebé puede no estar creciendo y cogiendo el peso que debería para su edad.

- Fallos en el desarrollo mental: el bebé no hace las cosas propias para su edad, no alcanza los hitos de desarrollo.

- Problemas en el sistema nervioso: convulsiones, dificultad al caminar…

- Caer enfermo con mayor asiduidad: infecciones de oído, resfriados, malestar estomacal y diarrea.

- Aumento de tamaño del bazo y del hígado.

Además, a medida que el virus se extiende más y más en los bebés, estos empiezan a desarrollar infecciones que rara vez afectan profundamente a alguien sano, pero que pueden ser letales para ellos por la debilidad de su sistema inmune:

- Problemas en los pulmones: neumonía, inflamación con tos y dificultad respiratoria.

- Citomegalovirus: un tipo del virus del herpes que provoca un aumento de volumen de los ganglios linfáticos en diversas partes del cuerpo, falta de apetito, dolor muscular…

- Candidiasis oral: infección en la boca causada por hongos

- Neumonitis intersticial linfocítica: inflamación y posible cicatrización del tejido que rodea los sacos de aire de los pulmones.
 

¿Cómo prevenir que el bebé tenga VIH?

Como se nombra en el primer apartado, la madre puede pasar el VIH a su bebé de tres formas distintas. Estas son las medidas que pueden tomarse en cada caso para reducir el riesgo de transmisión:

- Durante el embarazo, es recomendable que, si la madre padece VIH tome, siguiendo las instrucciones de un médico, fármacos antirretrovirales si no los tomaba con anterioridad. Si ya estaba siguiendo este tratamiento, deberá continuarlo durante la gestación. La terapia antirretroviral esta específicamente diseñada para impedir la replicación del VIH dentro del organismo y así evitar que disminuya el número de células CD4 , las células atacadas por el virus.

- En el momento del parto, la forma más segura sería la cesárea para aquellas mujeres que no hayan seguido el tratamiento con antirretrovirales o que no hayan obtenido los resultados deseados de este.

Si se comprueba que la probabilidad de transmisión es más baja, se puede hacer un parto vaginal administrando zidovudina por vía intravenosa durante el periodo de dilatación de expulsión. Este fármaco se administrará después por vía oral al recién nacido durante las primeras 6 semanas de vida. Este tratamiento reduce el índice de transmisión desde el 25-33% a cerca del 1-2%.

- A la hora de dar de comer al bebé, y dado que el virus puede transmitirse por la leche materna, será más seguro darles fórmulas infantiles en sustitución.

Lo más importante de la prevención es  actuar lo más pronto posible. Si estás embarazada y crees haber estado en contacto con el virus, pide a tu médico que te realice una prueba.

Si ya padeces VIH es importante que tu bebé vaya a revisiones para descartar síntomas sobre todo durante los 6 primeros meses de vida.
 

Crecer teniendo VIH

Aunque no existe una cura definitiva para el VIH, los avances médicos han conseguido que los bebés infectados tengan una esperanza de vida mayor.

Antes de que se extendiera el  tratamiento con antirretrovirales hasta el 15% de los niños de países industrializados, y hasta el 80% de los niños de países en desarrollo, moría antes de los 4 años de edad. Hoy en día, este porcentaje ha disminuido considerablemente y la mayoría de niños que recibe tratamiento llega a la edad adulta.

Los niños con VIH pueden ir de forma segura a la escuela. Hace años, cuando la información acerca de este tema era menor, los niños con VIH podían sufrir bullying o rechazo por parte de compañeros y profesores debido a la desinformación que existía acerca de cómo se transmitía el virus. Por suerte, estos mitos van cayendo poco a poco.

Es necesario que, llegada una cierta edad, los adultos hablen de la enfermedad al niño de una manera adecuada para que este lo entienda sin asustarse. Los pequeños necesitan entender por qué toman fármacos y qué puede pasar si no son responsables y dejan el tratamiento.
 

Diagnóstico y tratamiento del VIH

Los bebés nacidos de madres con VIH deberán realizarse una prueba antes de los 20 días de vida, otra a los dos meses y otra a los seis. Esta prueba de carga viral busca signos del virus en la sangre.

Para evitar el riesgo de infección, se debe administrar al bebé AZT en las primeras 24 horas de vida, dándolo 4 veces al día durante 6 semanas. Hay que saber que este medicamento puede causar anemia o problemas en las mitocondrias que afectan al hígado o la sangre. 

También existen test rápidos de medicina para recién nacidos con alta probabilidad de padecer el virus.

Si los resultados son positivos, el neonato deberá empezar cuanto antes el tratamiento con antirretrovirales y seguirá controles frecuentes para asegurar una buena actuación del fármaco.

Se ha comprobado que el tratamiento con antirretrovíricos es eficaz: permite tener el virus controlado y prevenir la transmisión a otras personas.

En estos momentos es imposible parar por completo la transmisión del VIH  dado que no existe una cura y los fármacos no llegan a todas las partes del mundo. Por ello siguen realizándose investigaciones en pediatría para arrojar luz sobre posibles vacunas. 


Fuentes:

Boston Children’s Hospital

Organización Mundial de la Salud

Community AIDS Treatment Information Exchange

Fecha de actualización: 01-07-2021

Redacción: Laura Abad

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