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Cómo introducir los cereales al bebé

Cómo introducir los cereales al bebé

La Asociación Española de Pediatría, así como otros organismos oficiales, recomiendan la lactancia materna exclusiva hasta los 6 meses. Antes de esta edad, el bebé no necesita otro alimento. La leche de su madre le aporta todos los nutrientes que requiere para crecer sano.

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Indice

 

A partir del medio año, podemos empezar a ofrecer al bebé otros alimentos distintos a la leche materna para que, poco a poco, su dieta sea variada y se vaya igualando a la de un adulto.

 

¿Cuándo empezar con los cereales?

El orden en el que comiences a ofrecer sólidos nuevos a tu hijo no es importante. Lo aconsejable es hacerlo de manera paulatina, en pequeñas cantidades y distanciando su introducción entre sí unos días para observar posibles alergias o reacciones. Si nos guiamos por sus necesidades nutricionales deberíamos elegir la carne, rica en hierro, como primer alimento. Pero como tendrás varios meses para probar con uno y otro, tal vez los cereales, por su sabor o textura resulten los más cómodos para empezar.

Los cereales se distinguen entre los que contienen gluten y los que no. Un dato importante porque no todos los niños toleran el gluten. Si bien, entre los expertos aún existen discrepancias sobre la edad en la que un bebé puede comerlo. Aunque no se sabe a ciencia cierta qué es lo que puede originar alergias e intolerancias, se cree que una introducción precoz de ciertos alimentos en la dieta del pequeño puede influir en su aparición. Razón ésta por la que se aconseja (especialmente a aquellos niños que han comenzado a tomar cereales antes de los 6 meses o los que no toman leche materna) retrasar los cereales con gluten unos meses. ¿Cuántos? Tampoco hay acuerdo en esto y el baile de números es enorme según donde se consulte. Unos expertos dicen que conviene esperar a los 9 meses, otros que puede hacerse entre los seis y los ocho.

La Asociación Española de Pediatría aconseja seguir las pautas que nos indique el pediatra del niño en cada caso. No obstante la edad recomendada por los expertos no debe tomarse como una fecha fija e inamovible. Es una media que puede variar en cada niño. Lo importante es que el bebé esté preparado para empezar a comer sólidos. Para ello debe:

- Ser capaz de mantenerse sentado con ayuda o sin ella.

- No tener el reflejo de extrusión (reflejo instintivo que le hace expulsar todo aquello que no sea leche)

- Saber hacer pinza con los dedos

- Mostrar interés por la comida (abre la boca, quiere cogerla, se lleva cosas a la boca…)

En cualquier caso la introducción de alimentos sólidos tiene que ser un proceso gradual. Por el momento, hasta el primer año, el niño no necesita más nutrientes que los que obtiene de la leche materna, si acaso el hierro cuyas reservas comienzan a agotarse a esta edad, y del que es deficitaria la leche, pero para ello lo mejor sería comer carne u otros alimentos más ricos en este mineral.

El objetivo de la alimentación complementaria antes del primer año, como decimos, es educativo. Los nuevos alimentos deben complementar, nunca sustituir la leche. Esta seguirá siendo el alimento principal hasta el año de vida.

Con la alimentación complementaria el bebé aprende a asimilar nuevos sabores, texturas, a usar cubiertos, a disfrutar de la comida…, por eso se trata de un proceso en el que no caben las prisas, las imposiciones, ni las cantidades. El bebé, a esta edad, no tiene por qué comer una porción concreta de fruta, ni otra tanta de verduras o cereales para asegurar su crecimiento, de eso ya se encarga la leche. Estos meses deben considerarse un periodo de aprendizaje, durante el cual el pequeño adquirirá habilidades, aprenderá a saborear, a masticar y a comer como un adulto. Y eso requiere su tiempo.

Los cereales son un alimento básico, especialmente en nuestra dieta. Son ricos en carbohidratos y fibra. Esenciales para el buen funcionamiento del organismo. Por lo que no deberían faltar en el menú del niño.

 

¿Cómo dárselos al bebé?

Puedes dárselos de varias maneras, no hay una única. Tu pediatra puede recomendarte una u otra, y tú puedes ver cuál os conviene más. Una  forma de facilitar el inicio es haciéndolo mediante papillas, elaboradas con cereales hidrolizados que se mezclan con leche materna,  agua, fruta, caldo o verduras. Si no le das leche de fórmula no tienes por qué usarla para hacer las papillas. Puedes probar dándole una cucharadita. Al principio no tiene por qué comer más, si ha tomado una cucharada ya es un éxito. Al día siguiente vuelve a intentarlo. Cada vez irá asimilando mejor esta nueva textura y su sabor. Lo que sí se aconseja es evitar el biberón para administrar los cereales. Si toma el pecho en exclusiva es absurdo que aprenda a beber de una tetina, porque nunca volverá a hacerlo. Si toma leche de fórmula en biberón lo ideal es que éste se destine solo a la leche, ya que pronto tendrá que dejarlo y aprender a beber en vaso y comer con cuchara, como los adultos.

Otra forma es esperar hasta que sea capaz de sentarse solo, morder con sus encías (aunque no tenga dientes) y de coger cosas con sus manitas. De este modo te puedes saltar el paso de las papillas. Esto suele suceder alrededor de los 7 u 8 meses. En este caso ofrécele los cereales en forma de pan (blandito), de trocitos de pasta, de galleta, de cereales de desayuno, de granos de maíz… Déjale a él coger la comida, manipularla y experimentar. Así además irá aprendiendo a comer solo.  

 

Recomendaciones importantes en torno a los cereales y los bebés

- No añadas azúcar, cacao, miel, sal ni otras sustancias a las papillas.

- La introducción de los cereales debe hacerse de forma gradual.

- Todos los cereales son válidos. Los alimentos compuestos de varios cereales tienen las mismas ventajas que los que contienen solo uno.

- El hierro de los cereales, de origen vegetal, es de menor absorción que el animal. Complementa los cereales con vitamina C para una mejor asimilación del hierro.

- No se aconseja darle otros alimentos junto a la leche para que duerma más o aguante más. Además de no ser cierto, esta práctica favorece la predisposición a la obesidad.


Fuentes:

Ajram, Dr. Jamil, Tarés, Dra. Rosa María (2005), El primer año de tu hijo, Barcelona, Ed. Planeta.

AEP: https://www.aeped.es/sites/default/files/documentos/recomendaciones_aep_sobre_alimentacio_n_complementaria_nov2018_v3_final.pdf

Fecha de actualización: 14-04-2021

Redacción: Irene García

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