Terapia psicológica para niños víctimas de bullying

Indice

• La necesidad de la terapia psicológica en casos de acoso
• Signos de alarma en los niños que sufren bullying
• ¿Dónde se produce el bullying?

 

La necesidad de la terapia psicológica en casos de acoso

En casa, la mayoría de los padres no son conscientes de ello porque su hijo no les dice nada cuando llega a casa. Simplemente es una víctima más que tiene miedo por si al día siguiente le vuelven a insultar o a agredir todavía más porque “se ha chivado”. Esta realidad cada vez más presente, por desgracia, en las escuelas e institutos tiene consecuencias muy desagradables para ellos e incluso algunas por completo irreversibles.

La terapia psicológica en sí misma se considera totalmente necesaria para ayudar a los niños víctimas de bullying, aunque más concretamente la terapia cognitivo conductual, que es la que algunos expertos en acoso escolar han considerado como verdaderamente eficaz para las víctimas. La terapia cognitivo conductual es diferente del resto de las psicoterapias a largo plazo. En este caso, la relación entre el terapeuta y el niño es más bien una terapia de colaboración en la que los objetivos están definidos y durante el proceso se ofrecen estrategias y habilidades cognitivas y conductuales diseñadas para lograr las metas de dicha terapia.

En dicho modelo de terapia cognitiva conductual el tratamiento se centra en la cognición, pero sobre todo en aliviar el malestar emocional de la víctima. Además, en la terapia se evalúan los pensamientos automáticos, los patrones de pensamiento y los esquemas cognitivos. Durante el tratamiento se van identificando los pensamientos rígidos y los patrones de pensamiento que incluso pueden conducir a una distorsión de la realidad y causar reacciones emocionales negativas. Los objetivos a lo largo de la terapia consisten principalmente en que dichos factores sean cuestionados y modificados y, por supuesto, en cambiar las creencias subyacentes y los esquemas cognitivos.

En definitiva, la intervención psicológica debe ir siempre encaminada a reducir la sintomatología emocional y adaptativa, pero también a incrementar las habilidades sociales. A pesar de que son muchos los objetivos de trabajo que un psicólogo debe realizar con los niños que son y han sido víctimas de bullying, algunos de los más importantes serían estos:

- Mejorar las habilidades comunicativas y desarrollar las habilidades sociales

- Potenciar un autoconcepto saludable y una alta autoestima

- Reducir la sintomatología depresiva y de ansiedad

- Mejorar el afrontamiento de las situaciones de acoso

- Propiciar una adecuada expresión y un manejo correcto de las emociones negativas

- Desarrollar la asertividad

 

Signos de alarma en los niños que sufren bullying

- Especial cambio de conducta en el niño

- El niño no quiere asistir al colegio

- Tiene golpes o moratones injustificados

- Muestra alto grado de irritabilidad y nerviosismo

- Experimenta algunos cambios de carácter

- Presenta tristeza injustificada

- No tiene ganas de ver a sus amigos ni de salir de casa

- Padece cefaleas y dolor abdominal

Es fundamental, una vez los padres hayan detectado algunos de estos signos en su hijo y tengan claro que es víctima de bullying, acudir a un psicólogo infantil para que comience con un tratamiento psicológico cuanto antes, pero, sobre todo, que apoyen a sus hijos y siempre mantengan una comunicación fluida y constante con el centro educativo de manera que aseguren el proceso socioemocional en el niño víctima de acoso. 

Cuando el niño es la víctima las consecuencias más comunes son una autoestima baja, una actitud pasiva, una gran pérdida de interés en los estudios, algunos problemas o trastornos emocionales, depresión, ansiedad y, en los casos más extremos, incluso pensamientos suicidas que llegan en ocasiones a cumplirse, pues muchos de estos niños víctimas de acoso deciden quitarse la vida para no sufrir más. Cuando el niño es el agresor, las consecuencias serán el rechazo por parte de la escuela, la frustración porque se le dificultará la convivencia con el resto de los niños, su rendimiento escolar será inferior, tendrá una gran dificultad para cumplir las normas y, por supuesto, llevará unas relaciones sociales muy negativas.

 

¿Dónde se produce el bullying?

El acoso escolar (o bullying) es una forma característica y extrema de violencia escolar. Por norma general, quienes lo realizan son niños y niñas que están llegando a la adolescencia, aunque actualmente el bullying puede comenzar incluso más temprano, cuando los niños son muy pequeños. Normalmente, el agresor y la víctima pertenecen al mismo colegio y suelen ser de la misma edad, pero no tiene por qué ser siempre así ya que de hecho algunos niños o adolescentes pueden ir a otros colegios cercanos para insultar o agredir a otros alumnos.

Además, tengan la edad que tengan los niños, su objetivo principal siempre es aprovechar que un determinado profesor no está vigilándoles en ese momento para aislar a otro compañero “más débil” que él. Al llevar a cabo esta práctica diariamente, el alumno que insulta o agrede va ganando “poder” y, sobre todo, lealtad de otros más débiles que él que, además, le obedecen en todo y jamás contarán lo que sucede para que no les agredan a ellos.

Es importante saber que el acoso escolar no solamente hace referencia a la agresión de un niño a otro, sino que este también está presente en las redes sociales. Actualmente es habitual que muchos niños practiquen el bullying con sus víctimas a través de las redes, aunque en este caso recibe el nombre de ciberacoso, utilizando medios de comunicación digitales para acosar mediante ataques personales o a través de fotografías y divulgación de información falsa.

No podemos negar que el acoso tanto en las escuelas como fuera de ellas es una realidad que está muy presente día tras día. Cada vez más y más son los niños y los adolescentes que utilizan la violencia o el maltrato como única herramienta para reírse y burlarse de sus víctimas. Por eso es fundamental ponerle fin, evitando, por supuesto, que los niños tengan que acudir a terapia porque son víctimas de bullying.

Para frenarlo, para acabar con el acoso escolar es necesario que todos los agentes se impliquen, es decir, que tanto padres como profesores y también alumnos contribuyan para que esta violencia y maltrato termine definitivamente.