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La prueba de la tuberculina en niños

La prueba de la tuberculina en niños

La tuberculina es una prueba que se hace en la piel para comprobar si hay infección por el germen que produce la tuberculosis. Pero ¿en qué consiste exactamente la prueba de la tuberculina? ¿Qué es la tuberculosis? ¿Es importante esta infección en la infancia? ¿Qué debemos hacer?

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Índice

La tuberculina es el extracto proteico obtenido de Mycobacterium tuberculosis que se utiliza para inyectar en la piel con el fin de diagnosticar si existe o no infección tuberculosa (tuberculosis). Y la prueba de la tuberculina, por su parte, es una forma sencilla de saber si se padece o no. Dicha prueba se conoce también como test de Mantoux y es, como ya veíamos más arriba, la prueba cutánea que se realiza para comprobar si hay infección de ese germen que procede la tuberculosis.
 

Tuberculosis en la infancia

¿Existe la tuberculosis en la infancia? ¿Es importante esta infección en esta etapa?

La tuberculosis es una de las diez causas principales de muerte en el mundo. En el año 2018 enfermaron de tuberculosis alrededor de diez millones de personas, de las cuales 1,5 millones fallecieron a causa de la enfermedad. Esta infección afecta principalmente a los adultos en sus años más productivos, aunque todos los grupos de edad corren el riesgo de padecer la enfermedad. De hecho, en ese mismo año (2018) enfermaron de tuberculosis 1,1 millones de niños de entre 0 y 14 años, de los cuales 230.000 (incluidos los niños con tuberculosis asociada al VIH) fallecieron a causa de la enfermedad.

¿Cómo se contagia la tuberculosis?

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La tuberculosis es causada por la bacteria Mycobacterium tuberculosis que casi siempre afecta a los pulmones y, aunque se trata de una enfermedad curable y que se puede prevenir, la infección se transmite de persona a persona a través del aire por lo que cuando un enfermo de tuberculosis pulmonar tose, estornuda o escupe (expulsando bacilos tuberculosos al aire), basta con que una persona inhale unos pocos bacilos para ya infectarse también de la enfermedad.
 

La prueba de la tuberculina: ¿para qué sirve? ¿cuándo debe realizarse?

La prueba de la tuberculina nos dice si nuestro sistema inmune ha entrado alguna vez en contacto con el bacilo tuberculoso, es decir, si se tiene o no “memoria inmunológica”. No obstante, debemos saber también que existen otros motivos para hacer la prueba de la tuberculina:

- niños que hayan estado en contacto con personas con tuberculosis.

- niños que presenten signos clínicos que hagan sospechar que pueden tener la enfermedad.

- niños inmigrantes o adoptados que procedan de zonas con altas tasas de tuberculosis.

- viajeros procedentes de zonas con muchos casos de tuberculosis y que hayan tenido contacto con la población nativa.

- niños infectados por el virus del sida (VIH).
 

¿Cómo debe interpretarse dicha prueba?

A las 48-72 horas, el profesional de pediatría o la enfermera debe leer la prueba. Palpan la zona de punción y miden el diámetro transversal de la induración producida. La medición ha de hacerse en milímetros y si no se palpa nada se indicará 0 mm.

Y para interpretarla, el pediatra tendrá en cuenta diversas circunstancias: frecuencia de tuberculosis en la zona, si se ha vacunado frente a la tuberculosis (vacuna BCG), antecedentes personales de inmunosupresión, tiempo que ha pasado desde el contacto con otro enfermo, si hay síntomas, edad del niño o contacto, etc.

En general, la prueba se considera positiva si la induración es mayor o igual a 5 mm de diámetro o presenta erosión o vesículas en su interior. Las circunstancias personales de cada uno modificarán la interpretación de la prueba y se podrán considerar positivos valores menores. Sin embargo, hay que tener en cuenta que existe un “periodo ventana” en el que la prueba puede ser negativa. Este periodo es de unas 2-8 semanas tras el contagio, y se produce porque nuestro sistema inmunitario “de recuerdo” (que es el que produce la induración en el brazo) precisa ese tiempo para responder. La prueba puede salir, por tanto:

- Negativa (induración entre 0 y 4 mm): significa que no ha habido contacto previo con bacilo tuberculoso. En el caso de los niños que han contactado con una persona infectada se repetirá a los 2 meses para evitar el “periodo ventana”.

- Positiva (induración mayor o igual a 5 mm): significa que ha habido un contacto previo con bacilo tuberculoso. Si antes se realizaron otras pruebas de tuberculina, habrá que considerar el tiempo que ha pasado. Si han pasado menos de 2 años se habla de conversión reciente. Esto supone infección reciente y, por tanto, alto riesgo de desarrollar enfermedad tuberculosa. Hay que buscar un posible foco contagioso en el entorno.

Cuando la prueba es positiva, quiere decir que se tiene tuberculosis; esta infección tuberculosa puede ser latente (no hay síntomas clínicos, ni signos radiológicos de enfermedad) o activa (existen síntomas o signos de enfermedad). En ambos casos el niño debe recibir tratamiento con medicamentos antituberculosos. Además, en ese caso será necesario el estudio de extensión de enfermedad, y para ello se tendrán en cuenta las características clínicas y epidemiológicas del niño. Es importante tener en cuenta que la prueba de la tuberculina positiva dura toda la vida. No hay que repetir la prueba nunca más si ha sido positiva.

Además, en países con este problema endémico o alta prevalencia, se aconseja usar la vacuna de Bacillus Calmette-Guérin, más conocida por su sigla BCG, la vacuna contra la tuberculosis, en niños recién nacidos. 

¿Cuándo se considera que la prueba es positiva?

Siempre que la induración sea igual o superior a 10 milímetros. Sin embargo, cuando es igual o superior a 5 milímetros, pero sin llegar a 10 mm, se considera positiva en las siguientes circunstancias:

- niños en contacto con un caso de tuberculosis.

- niños en los que exista sospecha de enfermedad tuberculosa clínica o radiológica.

- niños con las defensas (inmunidad) contra las infecciones comprometida.

- cuando previamente la prueba había sido negativa.
 

¿La prueba de la tuberculina es una prueba segura?

Sí, es segura. No tiene contraindicaciones ni se suelen producir complicaciones importantes. No se produce sensibilización al bacilo y no se contagia la enfermedad por realizarla varias veces. Sin embargo, sí hay algunos inconvenientes como son las molestias locales de la punción (pinchazo y leve escozor) y un riesgo bajo de sobreinfección bacteriana.

Además, algunas veces la zona donde se ha inyectado puede picar o molestar ligeramente, pero esta no se debe tocar, ni cubrir. Tampoco aplicar sobre ella cremas o líquidos. Se puede lavar y secar, pero de forma suave.


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