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Tu alimentación durante la lactancia

Tu alimentación durante la lactancia

Es incuestionable que la alimentación con leche materna durante los primeros seis meses de vida es la mejor solución para el bebé y así lo recomiendan médicos y autoridades. Además de contener la proporción precisa de nutrientes y agua que necesita el bebé, la leche materna aporta múltiples beneficios al niño. Los anticuerpos de la leche le protegerán contra infecciones comunes y alergias durante los primeros meses de vida

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Indice

 

Mientras le des el pecho al niño vas a necesitar alrededor de 2.500 calorías para poder amamantarle y garantizar sus requerimientos de leche. De ahí la importancia de que mantengas una correcta alimentación y bebas lo suficiente para mantener su salud y la tuya.
 

Consumir 500 calorías más durante la lactancia

La alimentación durante la lactancia no debe ser muy diferente a la dieta que seguías durante el embarazo. Las normas no difieren mucho, aunque la buena noticia es que podrás relajarte un poco en cuanto a prohibiciones se refiere. Podrás comer toda clase de alimentos, sin restricciones, incluso desde el primer mes después del parto. Si bien, mientras dure la lactancia tu cuerpo demandará más vitaminas, más minerales y más proteínas que antes de dar a luz. Necesitarás comer mayor cantidad de alimentos para cubrir el gasto extraordinario de energía que supone la producción de leche, además de para garantizar todos los nutrientes contenidos en la secreción láctea.

Alrededor de 500 calorías diarias más es el valor medio estimado por los especialistas para la formación de leche. Aunque más importante que las calorías diarias necesarias debe ser la calidad de los alimentos que se consumen y los nutrientes aportados, pues de ellos dependerá, en gran parte, la calidad de la leche. Así, en la cabeza de la lista de alimentos indispensables se encuentran los lácteos (leche, yogur, queso), importantes para cubrir las necesidades nutricionales de calcio, aproximadamente un adicional de 400 mg al día; así como de 10 a 15 g de proteínas más diarias, para ello la carne, el pescado, las leguminosas secas, las frutas y las verduras, deberán ser prioritarios en la dieta. También es esencial consumir alimentos con hierro y vitamina D, que se obtiene sobre todo de la exposición al sol.
 

Menú para dos

A pesar de que la cantidad de secreción de la leche materna se mantendrá a expensas de las reservas de la madre, conviene mantener una alimentación rica en nutrientes fundamentales.

No debes olvidar que cuanto más refinado es un alimento más pobre en vitaminas y nutrientes será. Por el contrario, cuanto más natural, más integral y completo sea, más nutrientes aportará. Una madre que da de mamar debe, por lo tanto, escoger con más atención los alimentos que consume. Dejar fuera los bollos, las galletas, los refrescos y el arroz blanco, entre otros, y aumentar la ingesta de frutas, verduras, cereales, etc.

Estos últimos son especialmente ricos en vitamina B y a estas alturas del partido -en que eres más propensa a sufrir cansancio o agotamiento- son especialmente útiles.

Entre las frutas elige los albaricoques y los higos. En cuanto a las verduras, la zanahoria y la lechuga son especialmente idóneas. En cereales céntrate en la avena, la cebada, el trigo, las pipas de girasol… Como legumbres toma lentejas y para condimentar opta por el eneldo y la albahaca.
 

No olvidar los líquidos durante la lactancia

Tan importante durante la lactancia es lo que se come como lo que se bebe. La secreción láctea es de unos 750 cm3, por lo cual debes incrementar la ingesta de agua. Necesitarás tomar líquidos para mantenerte hidratada de modo que puedas proporcionar la cantidad suficiente de leche. Lo mínimo recomendable son 2 litros por día, pero esta dosis de referencia depende de la temperatura ambiente (si es verano o invierno) y por supuesto, de la sed. Ésta es, sin duda, el mejor indicador de la cantidad de líquidos que requieres, por eso es importante que bebas cada vez que sientas sed.

El agua es siempre la mejor opción, sin embargo según varios estudios hay algunas infusiones y tés que producen efectos milagrosos en las mujeres que amamantan. Diferentes culturas emplean mezclas de hierbas en forma de infusión para aumentar la producción de leche. Estas hierbas no sólo no perjudican al bebé sino que en algunos casos, por su valor nutritivo, complementan su alimentación. El hinojo ha demostrado su propiedad de incrementar la leche materna. Prueba con una composición de comino, hinojo y anís verde a partes iguales. ¡Verás el resultado!

En lo que respecta a la cerveza negra -antiguamente recomendada para las madres que daban el pecho- lo mejor que puedes hacer es olvidarla. El único beneficio que puede aportarte es la levadura, rica en vitamina B, pero puedes encontrarla como suplemento vitamínico o en polvo para añadirlo a los alimentos, sin necesidad de tener que ingerir 9 grados de alcohol.

Tampoco debes pasarte con la cafeína ya que puede alterar al bebé al pasar a la leche materna. 


¿A qué sabe la leche materna?

Más allá de todas las ventajas sobradamente conocidas en términos de salud y de desarrollo del bebé, la leche materna tiene un sabor altamente versátil. Al contrario que la leche de fórmula, cuyo sabor no varía, la leche materna puede tener diferentes sabores dependiendo de la hora del día. No parece haber duda de que aquello que come la madre tiene influencia en términos gustativos.

Tal vez la leche no sepa exactamente a miel o a estofado de carne con guarnición de verduras, pero si la madre toma por ejemplo curry picante, ese sabor fuerte pasará a la leche. Si la madre toma un gran plato de judías, garbanzos o coles, el bebé probablemente tendrá  más cólicos después de esa toma. Y si la madre tomara un vaso de limonada o de zumo de naranja, es posible que la leche se vuelva un poco más ácida.

> Un consejo: Excluye de la dieta aquellos alimentos que den mal sabor a la leche como el ajo, la cebolla, los rábanos, los espárragos, la col, la coliflor, las coles de Bruselas, los embutidos fuertes y las especias en general.
 

Consejos para madres vegetarianas que dan el pecho

No olvides que dado que las cantidades de proteínas requeridas deben duplicarse en el periodo de lactancia, será fundamental encontrar alternativas para compensar la falta de proteínas animales de las dietas vegetarianas; las proteínas vegetales son incompletas ya que carecen de los ocho aminoácidos esenciales. Es decir, no hay verduras ni cereales que contengan una proporción suficiente y por eso debes complementarlos, combinando las proteínas vegetales a fin de obtener todos los aminoácidos esenciales, por ejemplo arroz con levadura, trigo con soja, huevos con patatas, etc.
 

Qué se debe evitar durante la lactancia

Sabiendo que la leche materna será la única fuente de alimento del bebé en sus primeros 4 o 6 meses de vida, es normal que surjan dudas sobre la incompatibilidad o no de algunos medicamentos, alimentos o enfermedades. Sin embargo la mayoría no tiene ningún efecto. Las causas que contraindican la lactancia materna (algunas enfermedades o medicamentos) son muy raras, casi excepcionales. Actualmente prácticamente todas las enfermedades maternas tienen algún tratamiento que puede seguirse sin necesidad de suspender la lactancia.

En algunas ocasiones se han dado casos de reacción a la leche materna por parte del recién nacido, generalmente debido a algún alimento que haya comido anteriormente la madre. Si te ocurre consúltalo con tu médico para tratar de encontrar a qué alimento es alérgico tu hijo, pero en ningún caso emplees esta excusa para pasar a la leche de fórmula. Un bebé alérgico necesita más que nunca los agentes inmunitarios de su madre. Evita, eso sí, los cacahuetes, que podrían provocarle una alergia, especialmente si hay antecedentes en tu familia.

En lo que respecta al tabaco, lo ideal es abandonar el hábito por el bien de la salud tanto de la madre como del niño. Si eres fumadora, aprovecha este momento para dejarlo. Si resulta imposible, es preferible fumar justo después de la toma y no hacerlo nunca en presencia del niño, ya que lo más perjudicial es el humo que respira. No olvides que el tabaco, amén del deterioro a tu salud, favorece la aparición de enfermedades respiratorias en el bebé y aumenta el riesgo de muerte súbita. Aunque lo mejor es no fumar –recuerda que la nicotina inhibe además la producción de leche- es preferible dar el pecho, ya que la leche protege al lactante de las infecciones y contrarresta los efectos nocivos del tabaco.

Y lo mismo puede decirse del alcohol aunque sí está permitido beber ocasional y moderadamente. Si lo haces, el mejor momento es inmediatamente después de dar el pecho. Esto deja a tu cuerpo varias horas para metabolizar el alcohol y retirarlo del torrente sanguíneo antes de la siguiente toma. Pero ten en cuenta que una dosis mayor de 0’5 g/kg puede producir sedación y disminución de leche, lo que equivale a 200cc de vino, 500cc de cerveza o 60cc de licor. Evita las bebidas de alta graduación, como la ginebra, el ron o el whisky y procura no probar el alcohol al menos durante los 3 primeros meses de lactancia.


 


Fuentes:

AEP; La liga de la Leche http://www.laligadelaleche.es/lactancia_materna/hojas_AFA/index.htm

La guía de las futuras mamás, Ed. Pearson Alhambra.

Fecha de actualización: 13-01-2021

Redacción: Lola García-Amado

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