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Comida rápida: ¿es tan mala como dicen?

Comida rápida: ¿es tan mala como dicen?

Realmente no existen malos alimentos. Nada de lo que comemos es enteramente perjudicial, del mismo modo que ningún alimento es absolutamente perfecto. Por eso es mejor calificarlos de más o menos saludables. Todo depende de la cantidad  y de la frecuencia con que se ingieran dichos alimentos. Una chocolatina de vez en cuando no hace mal a nadie, ni tampoco una comida en el McDonalds. Repetir constantemente estos hábitos sí puede ser un problema.

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Alimentos precocinados

Los platos preparados al vacío o los precocinados para microondas, las sopas de sobre, el puré de patata instantáneo y los palitos de pescado congelado son algunos ejemplos de los alimentos preparados más comunes en la actualidad. Aunque lo cierto es que ahorran tiempo, no se pueden equiparar, desde un punto de vista tradicional con la comida casera. Cada vez que se calientan, pierden las vitaminas y otros nutrientes. Además entre sus ingredientes cuentan con gran cantidad de azúcar, sal y grasa. Recurrir a ellos en ocasiones especiales, puede sacarnos de un apuro. Hacerlos parte del menú diario puede conllevar deficiencias nutritivas.

 

 

Galletas

Aunque son una buena fuente en hidratos de carbono su valor nutritivo es muy reducido. Muchas son ricas en grasas poco saludables y otras en azúcares refinados (sin valor nutritivo). Las galletas dulces, las preferidas por los niños, normalmente son fabricadas con un tipo de harina más refinada que la harina blanca utilizada para hacer pan, es decir que han sido despojadas de todas sus fibras dietéticas y conservan muy poco del grano de trigo. Para el desayuno, por ejemplo, pon el límite en  40 g, lo que corresponde a 4 galletas. Elige las que no contengan más de 10 -12 g de lípidos por 100 g y ofréceselas siempre junto a un producto lácteo que le aporte las proteínas.
 

 

Patatas fritas de bolsa y gusanitos

Tienen niveles muy altos de grasa, muchas calorías y una cantidad excesiva de sal. Son poco saciantes y aunque es cierto que a los niños les encantan, deben evitarse en la medida de lo posible.

Los expertos recomiendan un consumo de sal para niños menores de 7 años de entre 3 y 4 gramos diarios. Solamente una bolsa de patatas fritas pequeña contiene alrededor de un tercio del consumo recomendado de sodio para los niños pequeños. Si ya desde pequeños se acostumbran a los sabores salados, se irá creando con los años una mayor dependencia a la sal, difícil de corregir a medida que pasan los años.
 

 

Bollería industrial

Los bollos son ricos en calorías y grasas saturadas, ricos en colesterol cuando están hechos con huevo, mantequilla o nata y son ricos también en hidratos de carbono refinados. Los niños que comen bollos todos los días, acaban por no querer tomar comidas nutritivas, además de ingerir una cantidad considerable de grasas saturadas (perjudiciales para el sistema cardiovascular) y azúcar. Es verdad que los niños, en plena etapa de crecimiento, necesitan energía y grasas, pero el peligro está en los excesos.

 

En realidad, no hay ningún bollo que pueda ser considerado bueno desde el punto de vista de la salud.
 

Chocolatinas, caramelos y otras chucherías

Azúcar y más azúcar. Es de lo que están hechos los caramelos y las chuches. El peor enemigo de los dientes y perfecto para cortar el apetito de los niños antes de comer. Guarda los dulces para ocasiones especiales. En cuanto a las chocolatinas, es cierto que contiene algunas proteínas y minerales, pero no deben ser consumidos en exceso.
 

 

Refrescos

¿Sabías que los refrescos industriales pueden causar desequilibrios nutricionales, falta de apetito y caries cuando son consumidos con demasiada frecuencia?

Así como los néctares y zumos de frutas, los refrescos artificiales contienen mucho azúcar, con la diferencia de que estos últimos no poseen prácticamente zumo de fruta. Además de los conservantes empleados para retrasar la caducidad y garantizar la durabilidad del producto y darle un mejor aspecto. La cocacola posee cafeína y la mayoría de los refrescos con sabor a frutas, tienen en su composición anhídrido carbónico que irrita el estómago. En cuanto a los refrescos ligth, debes saber que el azúcar es sustituido por edulcorantes, lo que supone menos aporte calórico, pero una mayor cantidad de aditivos.
 

Hamburguesas, perritos calientes, etc.

Son alimentos ricos en grasas, especialmente saturadas, colesterol y sal, pero pobres en nutrientes. Todos enemigos de la salud. Es obvio que comidos ocasionalmente no hacen ningún mal. El problema, como siempre decimos, está en los excesos. Opta por cocinarlos en casa. Acompañándolos de ensaladas y verduras.
 

Apuesta por una comida sana

 

El ritmo de vida actual, en la que el tiempo libre es absorbido por los horarios laborales, puede contribuir a que el recurso de la comida rápida y precocinada sea una solución más habitual de lo deseable. La publicidad, su diseño y su sabor la hacen atractiva para los más pequeños y su casi inexistente preparación, tentadora para los padres. Lamentablemente, cada vez es más frecuente sustituir el bocata de la merienda por un bollo industrial o por una bolsa de snacks salados. Pero estos hábitos, lejos de solucionar una comida, pueden acarrear problemas de sobrepeso e incluso de obesidad infantil, así como trastornos alimenticios. Aunque puede resultar difícil proteger a los más pequeños de la comida “basura”, sí podemos adoptar ciertas pautas que limiten su consumo:

• Educa el gusto de los niños desde temprana edad

• En casa ten siempre comida sana y evita la comida “basura”.

• Permite cierta flexibilidad con la comida rápida fuera de casa. Pero cuando lo hagan, limita las porciones y la frecuencia.

• Recuerda que los niños toman a los adultos como modelos. Si en casa se come comida sana, estarán más abiertos a comer del mismo modo.

• Cambia en la medida de lo posible la comida industrial por sustitutos caseros. Prepárale sándwiches, bocadillos, etc. ¡Hay infinitos ingredientes nutritivos que meter entre dos panes! Sé original y emplea diferentes tipos de pan ¿Has probado a hacerlos con pan de pita?

• La clave está en la variedad y el color. Recuerda que por los ojos también se “come”. Escoge alimentos que estimulen sus papilas gustativas y otorguen todos los nutrientes necesarios a los niños. Rechaza en principio los chocolates, dulces, bolsas de patatas fritas y refrescos. Dales zumos naturales y cocina tus propios postres y bollos. Así siempre sabrás qué está comiendo.

 

 


Fuentes: Guía Práctica de la Alimentación

Fecha de actualización: 16-05-2020

Redacción: Lola García-Amado

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