¿Qué es un masaje Shantala?

Indice

• Beneficios del Shantala
• ¿Cómo se realiza un masaje Shantala?

 

Beneficios del Shantala

El Shantala es una técnica de masajes de origen hindú que en la India se utiliza en todos los recién nacidos para fomentar la relación madre/padre-hijo. Es muy beneficioso para todos los bebés, pero especialmente para los prematuros o de bajo peso.

El masaje Shantala es amor, ternura, felicidad, paz, comunicación… Es una manera de mostrar el amor que se siente por un hijo sin palabras, solo con las manos.

Se llama así porque un ginecólogo francés llamado Leboyer paseaba por las calles de Calcuta y se quedó impresionado de la armonía y belleza que transmitía una madre mientras daba un masaje a su bebé. Esta mamá se llamaba Shantala y fue la que le explicó en qué consistía ese tipo de masaje que fue introducido a partir de ese momento en el mundo occidental.

Busca restablecer el equilibrio mediante el tacto y trabaja tanto la parte física como la mental. El contacto de la mano de los papás en el cuerpo estimula el Sistema Nervioso Central aportando seguridad y amor al bebé.

Entre sus principales beneficios encontramos:

- Ayuda al crecimiento del bebé y potencia su salud.

- Tonifica y fortalece la musculatura.

- Mejora su adaptación al nuevo medio tras el embarazo y el parto.

- Combate el insomnio y las pesadillas.

- Ayuda al bebé a relajarse y a conciliar el sueño.

- Estimula el sistema nervioso.

- Mejora los cólicos. Los gases y el estreñimiento.

- Facilita el desarrollo del aparato digestivo y respiratorio.

- Favorece los avances de los niños con necesidades especiales.

- Potencia el vínculo padre/hijo.

- Hidrata la piel.

- Además, es placentero para los padres, reduce las posibilidades de sufrir depresión posparto, relaja a los estresados papás y ayuda a conocer mejor al niño.

 

¿Cómo se realiza un masaje Shantala?

El bebé debe estar totalmente desnudo para llevarlo a cabo, por lo que se debe realizar en una habitación cálida. Hay que usar un aceite neutro, por ejemplo de almendras, y elegir un momento en el que el bebé no tenga sueño ni acabe de comer.

La mamá o papá debe sentarse en el suelo, con la espalda recta y los hombros relajados. Es conveniente que lleve poca ropa para que su cuerpo esté libre.

No existe un tiempo determinado, debe durar aquello que necesiten los padres y el bebé para encontrar la relajación, la paz y la armonía.

Coloca a tu bebé encima de tus piernas estiradas boca arriba. Empieza por el pecho untando tus manos con el aceite y deslízalas hacia fuera siguiendo la línea de las costillas, como si alisaras un tejido.

Después, súbelas y bájalas de forma alterna cruzándose desde el costado izquierdo hasta el hombro derecho y viceversa.

Túmbale sobre el costado derecho y sujeta su brazo extendido con tu mano izquierda mientras con la derecha le rodeas su hombro. Con los dedos índice y pulgar forma un brazalete que se vaya deslizando por el brazo. En la muñeca repite tres veces, hazlo luego con el otro brazo.

Por último, masajea las palmas de sus manos con la punta de tus dedos antes de pasar a su tripita. Allí, desliza las manos planas hacia ti y en perpendicular al bebé, con movimientos rítmicos y constantes como las olas del mar.

En las piernas debes hacer el mismo movimiento que has hecho con sus brazos, insistiendo en los tobillos y masajeando también las plantas de los pies.

Dale la vuelta y ponle boca abajo y transversalmente a tus piernas, con su cabeza a tu izquierda. Coloca tus manos planas en la parte superior de su espalda y haz movimientos de vaivén hacia delante y hacia atrás. A la vez, las manos se desplazan hacia los riñones.

Recorre su espalda desde la nuca hasta el culete con la mano izquierda como si fuera un rodillo, mientras con la otra mano empujas el culete hacia arriba. Repite con la otra mano.

Alarga después el movimiento hacia los talones.

Termina con su cara dándole un masaje ligero desde la frente a las mejillas con las yemas de los dedos. Después, desde la base de la nariz haz un movimiento hacia arriba y otro hacia abajo. Posa los dedos en sus párpados y desciende hacia las comisuras de la boca hasta la barbilla y el cuello.

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