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Bañar al bebé

Bañar al bebé

La higiene del bebé, como en los adultos, es esencial para que pueda gozar de salud y bienestar. Sabemos que es fundamental que el bebé esté limpio, ya que un aseo adecuado es la mejor garantía contra infecciones y enfermedades de origen contagioso. Sin embargo más allá de la rutina de la higiene, el baño puede convertirse en un instante de comunicación afectiva con tu hijo. Aunque en la primera vez, como en todo, siempre hay lugar para dudas y temores.
 

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Indice

 

¿Cuándo le debo bañar por primera vez?

Las opiniones sobre la conveniencia o no de bañar al bebé antes de que cicatrice el ombligo tras el embarazo y el parto son divergentes, ya que la humedad mantenida es perjudicial para el mismo, pero si después del baño se seca cuidadosamente no hay peligro alguno, y así lo recomienda la Asociación Española de Pediatría.

Sin embargo es cierto que mientras el niño no gatee ni se arrastre por el suelo, bañarle diariamente no es necesario, especialmente cuando no se cuenta con mucho tiempo o al niño no le gusta mucho el agua. Bastará entonces con hacerlo cuatro o cinco veces por semana, siempre que se haga una limpieza adecuada tras el cambio de pañales y después de las comidas, lavándole la zona del pañal, las manos, la cara, los pliegues de la piel y cualquier zona que se haya ensuciado. Si bien es cierto que un breve baño diario beneficia al bebé ya que le relaja y le habitúa a una rutina de higiene.


¿Qué momento es el más idóneo para bañar a un bebé?

Aunque lo habitual es bañar al neonato antes de la última toma del día, el momento depende del horario de los padres y de las preferencias del bebé: a algunos les calma y por ello es preferible hacerlo antes de acostarse, y a otros, por el contrario, es la lactancia lo que les serena y les hace dormir. Lo recomendable es observar la reacción del niño y acostumbrarle a una rutina con la que sientan seguridad.


¿Bañar con esponja o en bañera?

Aseo con esponja: Para los bebés que no se aficionen pronto a la inmersión o cuando no tengas tiempo para realizar un baño completo, puedes recurrir a un paño o a una esponja como instrumentos de limpieza de tu hijo. Para ello:

1. Escoge un buen lugar, plano y cómodo: la mesa de cambiarlo, tu cama o su cuna, y cúbrelo con una tela impermeable o una toalla gruesa.

2. Antes de desnudar al niño, prepara el equipo necesario:

• Jabón neutro de bebé

• Dos paños de aseo o esponjas

• Toalla (preferiblemente con capucha)

• Pañal

• Ropa limpia

• Pomada para las irritaciones

• Gasas estériles y agua hervida

• Gasas con alcohol o productos cicatrizantes para el cordón umbilical

• Un recipiente con agua tibia

3. Prepara al niño, procurando que no se enfríe. Si la temperatura de la habitación no está lo suficientemente caliente, cúbrelo con una toalla mientras trabajas y no le quites el pañal hasta que no procedas a la limpieza de esa zona.

4. Empieza el aseo desde las zonas más pulcras a las más sucias, para que la esponja y el agua permanezcan más tiempo limpias. Aplica el jabón con un paño y enjuaga con otro limpio. Puedes seguir este orden:

• Cabeza: Usa jabón sólo una o dos veces por semana. El resto simplemente enjuaga con agua. Lávale sujetando la cabeza con la palma de la mano y sécalo bien con una toalla antes de continuar.

• Cara: No necesita jabón. Con gasas estériles humedecidas en agua hervida tibia o suero fisiológico, límpiale los ojos. Usa una gasa para cada uno. Limpia con agua alrededor de las orejas, nunca los oídos, y seca todas las partes.

• Cuello y pecho: Tampoco necesita jabón, pero insiste bien en los pliegues. Y sécalo.

• Brazos: Extiéndelos hasta llegar al pliegue del codo. Presiona las palmas de las manos para que abra el puño y lávalas con jabón, enjuagándolas bien antes de que se las lleve a la boca y sécalas.

• Espalda: Apoya al niño sobre el estómago con la cabeza de lado para lavarle la espalda, que probablemente no requerirá jabón. Sécalo y viste la parte de arriba antes de continuar. Así evitarás que coja frío.

• Piernas: Extiende las piernas hasta las corvas y lava bien los pliegues. Después sécalas.

• Zona del pañal: Sigue las indicaciones para el cuidado del cordón umbilical y cambia el pañal, aplicando pomada en las zonas irritadas.

5. Después de ponerle el nuevo pañal, vístelo y ¡ya está listo!

Baño en la bañera: Lo primero que debemos tener en cuenta a la hora de elegir una bañera es que resulte cómoda y segura para el bebé y que sea práctica a la hora de realizar el baño. Lo ideal es una bañera plegable, ya que sus paredes blandas impiden que el bebé se haga daño.

Además cuenta con la altura adecuada y muchas incorporan la práctica opción de convertirse en cambiador con compartimentos para accesorios. Una palangana o barreño también sirven para el baño, siempre que no tengan aristas que puedan perjudicar al niño. O bien podemos compartir el baño en la bañera de casa, donde el bebé podrá practicar algo de ejercicio.

Antes de empezar procura tenerlo todo a mano. Debes tener cerca de ti:

• Dos toallas de algodón: Una grande para el cuerpo y otra para secar la cabecita. O bien una grande con capucha que le cubra entero; pero siempre deben ser suaves y nunca lavarse con suavizantes, ya que puede provocarle alguna alergia.

• Jabones y champús: Han de ser neutros y poco perfumados. Aunque no conviene abusar de ellos, especialmente los primeros días. Ni es necesario utilizarlos a diario. También se puede dejar que chapotee en agua clara. Además un bebé enjabonado resulta muy resbaladizo, por lo que es conveniente que las primeras veces, hasta que adquieras experiencia, prescindas del jabón.

• Esponjas naturales.

• Termómetro sumergible: Para asegurarte que la temperatura del agua sea la ideal (entre 34 y 37º).

• Juguetes de goma: En el baño no puede faltar un juguete sumergible, cuentos para el baño o muñecos de goma que diviertan y estimulen al bebé.

• Pañal y ropa limpia.

Después de comprobar que tienes todo preparado, llena la bañera unos 5 cm. No desnudes al bebé hasta el último momento para evitar que se enfríe y mételo poco a poco hablándole con voz suave y tranquilizadora para quitarle el miedo, sujetándolo firmemente. La mejor postura es manteniendo tu brazo izquierdo en su espalda y agarrando con tu mano su bracito izquierdo, de manera que el niño apoye su cabeza en tu antebrazo.

Así te quedará la mano derecha libre para limpiarle. Colócalo en posición semirreclinada y con esta misma mano comienza a lavarle todo el cuerpo, pasándole la esponja de arriba a abajo y prestando especial atención a los pliegues. Después dale la vuelta y lávale la espalda y las nalgas.  Una o dos veces por semana lávale la cabeza con champú suave. Enjuágalo y sécale bien el pelo. A continuación envuélvelo en una toalla y sécale con suavidad poniendo énfasis en recovecos y pliegues. Y ya puedes vestirle.
 

Precauciones para el baño del bebé

- La temperatura de la habitación debe rondar entre los 22 y 25º, evitando cualquier corriente de aire. En cuanto a la temperatura del agua debemos asegurarnos de que sea la adecuada, bien con un termómetro o bien comprobándolo con el dorso de la mano o el codo, antes de sumergir al pequeño. Nunca llenes la bañera con el niño dentro.

- El lugar del baño debe reunir las condiciones idóneas de higiene y estar colocado a la altura adecuada para poder sujetarlo con comodidad.

- Los grifos o cualquier otro relieve, como el tapón, deben estar protegidos, para evitar que el bebé se hiera.

- Los perfumes y los polvos de talco no son recomendables en el aseo del bebé. Es preferible aplicar la colonia a la ropa que sobre la piel y aunque los polvos de talco evitan escoceduras debe sustituirse por cremas protectoras.

Nunca debemos dejarle solo. El bebé puede ahogarse en tan sólo unos segundos.

- No te entretengas demasiado, ya que los baños largos pueden reblandecerle la piel y el agua se puede enfriar. El baño debe durar entre 5 y 15 minutos.
 

 

¿Qué hacer si el bebé tiene miedo a la bañera?

Cuando el bebé crece y la bañerita infantil se queda pequeña, será necesario lavarle en una mayor. Pero en ocasiones el pequeño no estará muy de acuerdo con este repentino cambio. Aunque se haya bañado varias veces, el miedo del niño a introducirse en una bañera más grande no se disipa obligándole a sobreponerse a ese temor. Así que debes armarte de paciencia e intentar cambiar poco a poco su actitud hacia el baño y hacer del agua un lugar agradable para jugar.

Puedes seguir estos consejos y trucos:

- Continúa con las prácticas tradicionales: No le fuerces a bañarse. Mientras tanto sigue bañándole donde le resulte familiar.

- Prueba en seco: Si se deja, ponlo en la bañera (sobre una toalla) sin agua y con varios juguetes para que se vaya acostumbrando al escenario y déjale jugar así. Recuerda que mientras esté solo no debes perderle de vista ni un segundo.

- Ejemplo práctico: Mientras otra persona le sostiene, hazle una demostración de baño con un muñeco, mientras comentas con detalle lo que vas haciendo.

Juegos en el agua: Llena un cubo pequeño o una palangana de agua tibia y algunos juguetes que floten. Pon al niño sentado al lado y permite que investigue bajo tu constante supervisión. Comenzará metiendo los deditos y familiarizándose con el medio y es posible que intente meterse él mismo.
 

Articulo relacionado: ¿Cada cuánto bañar al bebé?

Consejos de higiene corporal según la Asociación Española de Pediatría

• Se ha de bañar al niño desde los primeros días de vida.

• Si todavía tiene el cordón umbilical no se debe mantener al bebé demasiado tiempo en el agua y, a continuación, se debe secar bien el cordón y envolverlo en una gasa estéril.

• El agua debe estar a una temperatura alrededor de los 36º C.

• El jabón o gel deben ser neutros.

• Después del baño conviene hidratar la piel del niño aplicando aceite corporal (para que emulsione bien, la piel debe estar mojada).

• No se le deben aplicar polvos de talco, ya que al aspirarlos pueden llegar a sus pulmones.

• Algunos niños presentan costra láctea o dermatitis seborreica en la cabeza. Para ablandarla se aplica antes del baño un poco de aceite o vaselina estéril encima de la costra. De esta forma es más fácil que se desprenda con el baño.

• La piel se debe secar sin frotar, presionando con suavidad, especialmente en las zonas de pliegues donde son frecuentes las irritaciones.

• Para limpiar los oídos, retirar secreciones de los ojos o limpiar las fosas nasales se utilizará suero fisiológico.

• Los genitales de las niñas se limpiarán siempre de delante hacia atrás, así evitamos que las bacterias intestinales puedan pasar a la vagina produciéndose infecciones.

• A partir de los 20 días se deben cortar las uñas siempre de forma recta y utilizando tijeras de punta roma. Cuando el bebé duerme será más sencillo.
 

Cuando se hace mayor…

A partir del primer año, el niño empieza a ser más activo y autónomo y, lógicamente, se ensuciará más, ya que será habitual que juegue en el suelo, manipule la tierra, intente comer solo, etc. Estos juegos le ayudan a desarrollarse, por lo que no debemos impedir su práctica con el fin de que el niño permanezca limpio.

Éste es también un buen momento para empezar a inculcarle las primeras nociones de hábitos higiénicos. El niño tendrá que aprender que:

• Debe lavarse las manos antes y después de comer.

• Cuando empiece a ir solo al retrete tendrá que lavarse las manos.

• La higiene de los dientes es muy importante para evitar la caries, etc.

Por supuesto, estas pautas se tienen que introducir paulatinamente, adecuándolas a la edad del niño. En cualquier caso, un buen ejemplo de los padres siempre será más efectivo que el mejor manual.

 

 


Fuentes:

Ajram, Dr. Jamil, Tarés, Dra. Rosa María (2005), El primer año de tu hijo, Barcelona, Ed. Planeta.

Asociación Española de Pediatría, blog EnFamilia: https://enfamilia.aeped.es/edades-etapas/aseo-en-recien-nacido

Fecha de actualización: 30-08-2021

Redacción: Lola García-Amado

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