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Neumonía en niños

Neumonía en niños

El 12 de noviembre se celebra el Día Mundial contra la Neumonía para sensibilizar a la población acerca del grave problema de salud pública que constituye la neumonía, así como ayudar a prevenir la pérdida de millones de vidas que se registra cada año como consecuencia de esta enfermedad.

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Índice

 

¿Qué es la neumonía?

La neumonía es una infección respiratoria aguda que afecta a los pulmones. Esta patología hace que el tejido pulmonar se enrojezca e inflame provocando que la respiración sea dolorosa. La neumonía puede ser una enfermedad grave si no se detecta a tiempo y llegar a ser mortal.

Normalmente, los pequeños sacos de los pulmones están llenos de aire. Cuando una persona tiene neumonía, los sacos de aire se llenan de pus y otros líquidos.

Los síntomas principales de la enfermedad son:

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- fiebre

- tos

- escalofríos

- respiración rápida (disnea) y sonidos tipo silbido o quejido

- dificultad para respirar

- vómitos

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- dolor de pecho

- dolor abdominal

- cansancio

- pérdida del apetito (en niños mayores) o alimentarse poco (en bebés)

Es especialmente grave entre los niños. De hecho, se calcula que produce anualmente la muerte de 1,2 millones de niños menores de cinco años, lo que supone el 18% de todas las defunciones de niños en esta franja de edad. No obstante, no es una enfermedad que afecte solo a los niños, también es frecuente en personas mayores de 50 años y adultos de cualquier edad que sufren patologías crónicas como la EPOC, tabaquismo, enfermedades cardiacas, cáncer, diabetes o VIH, entre otras.
 

La vacuna para prevenir la neumonía

Existen dos tipos de neumonía producidas por el Streptococos pneumoniae, conocido como neumococo: la bacteriémica y la no bacteriémica. La diferencia entre ambas infecciones se basa en que la bacteria haya conseguido llegar al torrente sanguíneo e infectar, o no, la sangre. La forma bacteriémica, que representa entre el 25 y el 45% de todos los casos de neumonía neumocócica, está asociada con una mortalidad tres veces mayor que la forma no bacteriémica.

La neumonía supone un grave problema de salud pública. Sin embargo, los tipos de neumonía producidos por el neumococo (neumonía neumocócica) son prevenibles mediante la vacunación. Así, la vacunación es un paso clave para ayudar a prevenir la neumonía neumocócica, junto con una nutrición adecuada, una buena higiene y la mejora de los factores ambientales. 

La vacuna antineumocócica conjugada es una nueva alternativa a la vacuna polisacárida, generando una respuesta inmune superior para la mayoría de los serotipos comunes y generando lo que se conoce como memoria inmune que ofrece una protección a largo plazo. La vacuna antineumocócica conjugada trecevalente está indicada en la inmunización activa de la enfermedad invasora, neumonía y otitis media aguda, causadas por los serotipos de S. pneumoniae incluidos en la vacuna, en lactantes y niños desde las 6 semanas hasta los cinco años de edad. También para la inmunización activa para la prevención de la enfermedad invasiva causada por el neumococo en adultos a partir de 50 años.
 

Tratamiento de la neumonía

Para confirmar el diagnóstico el profesional de medicina y pediatría hará al niño una exploración física, su respiración y sus signos vitales. Además, podrían hacerle una radiografía de tórax.

Si la causa de la neumonía es un virus no hace falta tomar antibióticos, ya que estos no son efectivos contra los virus y pueden crear resistencia a antibióticos. Si la causa es una bacteria, sí harán falta antibióticos por vía oral (amoxicilina).

Algunos niños pueden necesitar tratamiento en un hospital si la neumonía causa fiebre alta o problemas respiratorios, si necesitan oxígeno o si la infección se ha propagado al torrente sanguíneo.

El tratamiento hospitalario puede incluir la administración de antibióticos por vía intravenosa, líquidos y tratamientos respiratorios.

Si el tratamiento se realiza en casa, el niño necesita muchos líquidos y reposo.  Si el niño tiene tiene sibilancias, el médico podría recomendar el uso de tratamientos respiratorios.

Con el tratamiento adecuado, la mayoría de las neumonías bacterianas se curan en 1 a 2 semanas. La neumonía errante y la neumonía viral pueden tardar hasta 4 semanas en curarse.

En general, la neumonía no es contagiosa, pero los virus y las bacterias del tracto respiratorio superior que la provocan sí son contagiosos. Cuando estos gérmenes están en la boca o la nariz, pueden contagiar a otros, por lo que hay que adoptar medidas de prevención como lavarse las manos a menudo, toser o estornudar en el interior del brazo, no compartir cubiertos ni toallas, etc.


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