La batalla de los ratones.

Fueron una vez vencidos los ratones, y huían con destreza de una gran enemiga, la tropa de las comadrejas

. Marchaban en desorden, ya que cuando el miedo entre ellas reina, es la confusión solo la que las gobierna.

Llegaron entonces presurosos los ratones a sus angostas cuevas, logrando los soldados entrar a duras penas, pero los capitanes, que en las estrechas puertas se quedaron atascados, sin ninguna defensa, a causa de unos cuernos puestos en sus cabezas, para ser de sus tropas vistos en la guerra, por lo que fueron ellos las victimas desdichadas de la reyerta, haciendo de sus cuerpos pasto de las comadrejas.

Cuantas veces queremos que se nos distinga entre la multitud y no nos damos cuenta de que somos engullidos por ella. No sabemos, que cuando los dioses pelean, antes llegan sus rayos, que, a las cabañas, a los palacios y a las torres bellas.

FIN