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Tu bebé ¿Una pesada carga para tu espalda?

Tu bebé ¿Una pesada carga para tu espalda?

Antes de convertirme en madre, salía a correr, iba al gimnasio regularmente, jugaba mi partido de tenis quincenal y cargaba con las pesadas bolsas de la compra… todo sin más molestias que las inevitables agujetas y alguna que otra leve torcedura eventual… hasta que Adriana cumplió 6 meses. A partir de entonces empecé a sentir dolores musculares y a padecer continuas lesiones en las articulaciones. El dolor más incómodo era uno agudo y persistente en el costado derecho que no desaparecía nunca

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Mónica es madre de dos hijas de 1 y 2 años y como otras muchas mamás padece este tipo de molestias relacionadas estrechamente con la maternidad y que derivan del cuidado de sus dos bebés.

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Si también es tu caso, la solución pasa por detectar tus puntos débiles para protegerlos. Cambiando ciertos hábitos reducirás considerablemente el riesgo de lesión.
 

Cuello

Tu recién nacido puede llegar a resultar una pesada carga, literalmente hablando. A menudo los dolores de cuello están relacionados con una mala postura, especialmente la que se toma al darle el pecho al bebé. Cuando llegue el momento busca una postura cómoda. Asegúrate de que podrás cambiarla durante la toma. Ten también en cuenta que al alternar de pecho cambias tu propia posición.

Dicen que mirar al bebé y acercar tu cara a la suya mientras amamanta ayuda a reforzar los lazos afectivos, sin embargo la postura que adopta nuestro cuerpo al hacerlo puede ser perjudicial para tu cuello, sobre todo si mantienes esa posición durante el tiempo que dure la lactancia. Para protegerlo procura bajar la cabeza sin meter el mentón hacia el cuello. (Imagina que sujetas una naranja entre la barbilla y el cuello) Así, el peso de tu cabeza no tirará únicamente del cuello.

Transportar a tu pequeño en un portabebés de forma inadecuada puede acarrear igualmente dolores de cuello y de la parte superior de la espalda. Asegúrate de que la mochila está ajustada correctamente y utilízala durante periodos cortos de tiempo.
 

Muñecas

Las tendinitis de muñecas son muy frecuentes entre las madres. Esta lesión produce un pequeño dolor en la base del pulgar, cuyo origen radica en el reiterado movimiento de levantar al bebé agarrándole por la cintura o por debajo de sus brazos. Generalmente la forma en que cogemos al niño (con los dedos pulgar e índice en ángulo recto) puede producir tensión en el tendón.

Este dolor se puede evitar si al levantar a tu pequeño, en lugar de abrir los pulgares, los mantienes cerrados. Así podrás coger al niño metiendo las manos por debajo de sus brazos pero sin extender los dedos y de esta forma el pulgar no se resentirá tanto. Si el dolor continúa no dudes en consultar a un médico.

 

Espalda

El dolor dorsal es muy común. Prácticamente el 80% de la población sufre dolores en algún punto de la espalda y las mamás recientes son especialmente propensas a padecerlos, puesto que durante el embarazo el abdomen ha ido creciendo y el punto de gravedad ha cambiado. La tensión provocada por el peso ganado se concentra en la columna.

Igualmente el dolor de espalda, a menudo, está ligado al cambio del bebé y la forma en que te inclinas sobre tu bebé para cambiarle. Algunos cambiadores son incómodos, ya que obligan a adoptar una postura forzada en la que la espalda se dobla delante y se gira hacia un lado. Para evitarlo pon los pies del bebé frente a ti, así no tendrás que retorcerte. Si no es posible te sugerimos que le cambies de vez en cuando sobre la cama, sentándote con las piernas abiertas y colocando al pequeño entre ellas.

Estirar los músculos abdominales te ayudará también a prevenir y reducir los dolores de espalda.

Cuando levantes peso, como el bebé, asegúrate de que lo haces correctamente, doblando las rodillas y no la espalda. Al alzarlo pégatelo al cuerpo, mientras metes el ombligo, como si quisieras llevarlo hacia la espalda. De este modo se contrae el abdomen y no cargas el peso sobre la espalda.
 

Caderas

Las hormonas que hacen que los ligamentos de las articulaciones de alrededor de la cadera se vuelvan más flexibles para facilitar el parto también pueden ser las culpables de que sientas dolor en esa zona.

En otras ocasiones el dolor es consecuencia de un mal hábito como mantener cogido al niño del mismo lado. Todo su peso reposa sobre una sola cadera. Ésta se desnivela y tiende a mostrarse un lado más elevado que otro. Los músculos de un costado estarán más tensos que otro porque soportan más carga que los del otro lado.

Para prevenirlo, alterna el costado con el que sujetas al bebé, usa un portabebés o la sillita de paseo siempre que sea posible y si ya ha aprendido a andar anímale a que de sus propios pasos.
 

Rodillas

A medida que tu hijo va creciendo y ganando peso irás notando que tus rodillas se resienten cada vez más. Ponerte constantemente a la altura de tu pequeño para jugar o hablar con él te obligará a estar muy a menudo de rodillas en el suelo o en cuclillas, lo que podrá desencadenar constantes molestias en la rótula y los ligamentos de la rodilla. Habitualmente, al no ser una lesión muy grave, unos estiramientos y elevaciones de piernas serán suficientes para paliar las molestias de las rodillas. Practica este sencillo ejercicio:

Siéntate en una silla con la espalda recta apoyada en el respaldo y eleva la pierna derecha hasta el punto máximo, notando cómo trabaja el cuadriceps (el músculo que recorre el muslo). Mantén la postura 5 segundos y vuelve a la posición inicial. Repite con la otra pierna. Hazlo de nuevo con ambas piernas un par de veces más. Si te sigue molestando la zona aplícate un poco de hielo para aliviarla.
 

Pies

La fascitis plantar es otra lesión muy común en las recién estrenadas mamás. Permanecer descalza de pie durante un tiempo prolongado, sobre superficies duras con una carga sobre los brazos puede causar esta dolencia en la planta del pie. Su principal síntoma es el dolor en el talón, que se agudiza por las mañanas. Llevar zapatos cómodos, suaves y de suela gruesa será esencial si quieres evitar una molesta fascitis. Los zuecos y los zapatos con suela de goma son una buena opción. Aprovecha el tirón de los Crocs y cálzate unos este verano ¡Verás qué diferencia!
 

Algunos consejos finales

Afortunadamente este tipo de dolencias o ligeras lesiones relacionadas con la labor de ser madre son pasajeras. Si perduran más de dos semanas o la molestia te impide hacer una vida normal, no dudes en acudir al médico.

Permanecer alerta a la forma en que sujetas o transportas a tu bebé puede ayudarte a prevenir estos dolores. Estira a menudo las partes de tu cuerpo que notes más resentidas y haz ejercicio. No es necesario que te sometas a un programa intensivo de gimnasia. Caminar a paso ligero al menos media hora al día puede ser suficiente. Andar es uno de los ejercicios más completos ya que se activan numerosas partes del cuerpo como los músculos de las piernas, abdomen, brazos, caderas, etc. Dar paseos te mantendrá flexible y en forma. Verás como a medida que tus músculos se fortalecen las molestias provocadas por coger al bebé irán desapareciendo.
 

La espalda: zona crítica

Criar y cuidar a bebés y niños en edad preescolar implica realizar repetidamente una serie de acciones: levantar al bebé, darle de comer, jugar con él cambiarlo, vestirle, etc. Acciones a priori inofensivas pero que pueden convertirse en una trampa fatal para tus articulaciones.


Evita cometer estos hábitos

- Permanecer sentada en la misma posición durante un largo periodo de tiempo.

- Sujetar siempre a tu bebé del mismo costado.

- Agacharte para recogerle doblando la espalda.

- Sacar a tu hijo de la cuna sin bajar la barrera lateral.

- Ignorar el dolor. Por muy leve que sea puede ser un síntoma o el principio de una lesión más grave.
 

Ejercicios contra el dolor de espalda

Si te molesta la espalda los ejercicios para fortalecer o estirar los músculos del abdomen te ayudarán a reducir el riesgo de sufrir lesiones o dolores de espalda.

Te recomendamos realizar los siguientes ejercicios. Son sencillos y muy efectivos. Sólo te llevarán unos minutos al día y te dejarán como nueva. Recuerda respirar suavemente mientras los llevas a cabo.

•    Posición: Tumbada boca arriba con las rodillas dobladas y los pies apoyados en el suelo.

Acción: Contrae los músculos abdominales, cruza los brazos sobre tu pecho. Incorpórate despegando los hombros del suelo. Mantén la postura durante 10 segundos y vuelve a la posición inicial.

•    Posición: Tumbada boca arriba con las rodillas dobladas y los pies apoyados en el suelo. Los brazos estirados pegados a los costados.

Acción: Eleva las caderas y la parte inferior de la espalda de modo que formes con tu cuerpo una línea recta desde tus rodillas hasta el pecho. Cuenta hasta 10 y vuelve al suelo lentamente.

•    Posición: A cuatro patas. Asegúrate que las muñecas estén en línea con los hombros y las rodillas con las caderas.

Acción: Arquea la espalda hacia abajo lentamente, mantén la postura 10 segundos. Después arquea la espalda al revés hacia arriba como hacen los gatos cuando se enfadan. Permanece así otros 10 segundos y relaja.

•    Posición: A cuatro patas.

Acción: Estira hacia afuera tu brazo derecho y la pierna izquierda. Cuenta hasta 10 y vuelve a la posición original. Repite con la otra mano y el otro pie.

•    Posición: Tumbada sobre tu costado izquierdo, con tu brazo izquierdo doblado.

Acción: Contrae los músculos del abdomen y estira la espalda tratando de mantener tu cuerpo con la rodilla izquierda y el hombro izquierdo formando una línea recta. Al principio te costará un poco pero pronto conseguirás hacerlo sin dificultad. Mantente en esta postura 10 segundos. Date la vuelta y repite con el otro lado.

 


Fuente: Mónica, fisioterapeuta. 

Fecha de actualización: 23-05-2020

Redacción: Lola García-Amado

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