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"La atención de los padres es el mayor de los reforzadores para los niños"

Tatiana Fernández Marcos es Doctora en Psicología Clínica y de la Salud. Es profesora de la Universidad Autónoma de Madrid y ejerce como Psicóloga Clínica en el Centro de Psicología Álava Reyes. En esta entrevista nos habla de cómo aumentar la concentración en los niños y cómo ayudarles a controlar sus emociones. 

 

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TodoPapás: ¿Por qué los niños no son capaces de concentrarse tanto tiempo como los adultos?

Tatiana Fernández: La atención es un proceso cognitivo que se desarrolla con la edad. En las primeras etapas de vida la atención se limita a la percepción de estímulos como la cara de la madre. A partir de los dos años los niños son capaces de prestar atención durante unos cinco o siete minutos. Este tiempo se incrementará progresivamente hasta los 11 o 12 años, momento en el que alcanza su punto álgido de desarrollo y se mantendrá durante la edad adulta. Hasta aproximadamente los siete años predomina la atención involuntaria, es decir, los niños tienen poca capacidad para guiar su atención y ésta se dirige a aquello que les resulta llamativo y atractivo. Es por ello que en la etapa de educación infantil las actividades cambian con frecuencia y se hacen mediante el juego. A partir de los 7 u 8 años predomina la atención voluntaria.

TPP: ¿Qué problemas puede causar a un niño no ser capaz de concentrarse en lo importante?

TF: 
Algunos niños muestran más dificultades que sus iguales para prestar atención y, además, esas dificultades pueden permanecer en la edad adulta mostrando una capacidad de concentración baja en comparación con la mayoría de la población. A los niños esto les afecta en distintas áreas. A nivel escolar cometen errores en los ejercicios de clase, no les da tiempo a terminar las tareas, no anotan u olvidan los deberes que les mandan. A nivel social, su falta de autocontrol les lleva a interrumpir al profesor y a sus compañeros y a tener un comportamiento impulsivo que puede resultar molesto para otros. A nivel familiar resulta un problema su comportamiento impulsivo y su dificultad para obedecer y hacer lo que los padres le piden.
 

TPP: ¿Las nuevas tecnologías son malas para la concentración?

TF: 
La televisión, el ipad o el móvil tienen un enorme poder de captar nuestra atención por los cambios rápidos de imágenes y  sonidos, especialmente cuando presentan un contenido muy interesante, como dibujos animados en el caso de los niños. En este sentido, será difícil que el niño nos escuche o que preste atención a otra actividad cuando, por ejemplo, está la tele encendida. Además, el uso de las nuevas tecnologías debe ser moderado y combinarse con otras actividades más monótonas y menos atractivas que exijan al niño sostener su atención de forma voluntaria durante un tiempo ajustado a su edad.


TPP: ¿Es posible desarrollar la capacidad de concentración de un niño? ¿Cómo podemos ayudar los padres?

TF: Sí, a partir de los dos años se pude proponer a los niños la realización de actividades que les exija sostener la atención por un tiempo ajustado a su edad. Se puede desarrollar mediante juegos o solicitándoles que presten atención en las propias tareas cotidianas. Al principio, los adultos organizan la atención del niño mediante indicaciones verbales y recordatorios acerca de la necesidad de realizar una acción. La atención voluntaria se forma a la etapa infantil unida al desarrollo del lenguaje que media en la regulación de la conducta del niño. A partir de esta etapa podemos enseñar a los niños a que guíen su atención y desarrollen el autocontrol de su comportamiento.


TPP: Los niños tampoco saben controlar sus emociones… ¿Es posible enseñarles a hacerlo? ¿Cómo?

TF: 
Sí, desde la etapa de infantil podemos enseñar a los niños a identificar sus emociones, comprender por qué se han producido y cómo expresarlas. Además, podemos enseñar a los niños otras técnicas de afrontamiento para manejar las emociones tales como la respiración, la relajación, las autoinstrucciones, la solución de problemas o la búsqueda de apoyo con la intención de evitar que utilicen estrategias inadecuadas de afrontamiento tanto exteriorizadas (rabietas, agresión) como interiorizadas (retraimiento, rumiación).


TPP:  Enseñándoles a controlar sus emociones, ¿lograremos que sean más obedientes o tengan menos rabietas?

TF: 
Efectivamente, si son capaces de controlar sus emociones reduciremos la probabilidad de que tengan rabietas como forma inadecuada de gestionar su frustración, sin embargo, podemos encontrar igualmente que el niño no obedezca a los padres o que las rabietas se deban a otros motivos como, por ejemplo,  un intento de conseguir atención de los adultos. En estos casos los padres juegan un papel fundamental a la hora de conseguir que los niños obedezcan y no se prolonguen los berrinches.


TPP: ¿Qué podemos hacer para que nuestros hijos nos hagan caso?

TF: 
La mejor manera de conseguir que los niños nos hagan caso es haciéndoles saber qué es lo que esperamos de ellos y que cuando lo hagan obtengan consecuencias positivas por su buen comportamiento, para ello no podemos dejar pasar la ocasión de hacerles saber lo contentos que estamos cuando obedecen. La atención de los padres es el mayor de los reforzadores para los niños y de esta manera potenciaremos que busquen la atención de los adultos mediante sus buenos comportamientos y no a través de rabietas. 


Fuente:

Tatiana Fernández Marcos

Fecha de actualización: 25-11-2019

Redacción: Irene García

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