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Síntomas de la anafilaxia en niños

Síntomas de la anafilaxia en niños

Los síntomas de la anafilaxia son variados y variables. Su gravedad o intensidad depende de diferentes factores, entre ellos de la edad de la persona afectada.

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Índice

 

Síntomas de la anafilaxia

Aunque una reacción anafiláctica es más común en los adultos que en los niños, la dificultad de identificarlo en los más pequeños, provoca la necesidad de conocer sus signos característicos para tratar el episodio de forma precoz y eficaz, lo que resulta vital para garantizar la supervivencia del niño. 

La anafilaxia afecta a diferentes sistemas del organismo. En la mayoría de los casos se manifiesta de forma muy evidente en la piel y en las mucosas, pero también los síntomas se revelan en otras partes del cuerpo (sistema digestivo, respiratorio, cardiovascular, neurológico), con serio peligro para la vida.

En los niños son más frecuentes los síntomas anafilácticos que comprometen el sistema respiratorio y digestivo y no tanto los cardiovasculares.

Entre ellos, los más comunes, por orden de mayor a menor incidencia, son:

·  Urticaria (lesiones o ronchas rojizas en la piel) y angioedema (hinchazón de las capas profundas de la piel) con  picor, escozor y/o dolor.

· Edema de la vía aérea superior (hinchazón de labios y lengua)

· Eritema de aparición repentina (enrojecimiento de la piel)

· Dificultad para respirar, sibilancias (silbidos al respirar)

· Hipotensión

· Pérdida de consciencia

· Hipotonicidad tras los espasmos del llanto

· Trastornos gastrointestinales: Dolor abdominal, cólicos, diarrea, náuseas, vómitos

· Rinitis o congestión nasal

· Estornudos

· Opresión/estrechez de la garganta, dificultad para tragar, ronquera.

· Pulso débil, síntomas de choque.

· Sensación de "fatalidad" confusión, modorra (sopor) o agitación.

La identificación de un choque anafiláctico en los menores a veces resulta difícil. La ausencia de algunos de los síntomas característicos, que no siempre se presentan, o la limitación para comunicarse cuando son muy pequeños nos puede hacer dudar.

Por ello en términos generales se considera que existe reacción anafiláctica cuando los síntomas afectan al menos a dos sistemas (por ejemplo, urticaria en la piel y dolor abdominal o angioedema y dificultad para respirar…) y además se sabe o se sospecha que ha habido contacto previo con un alérgeno.

Si bien, a pesar de que los síntomas en la piel son bastante frecuentes en los episodios anafilácticos, no debería descartarse uno de ellos cuando no hay afectación cutánea.

Así, la señal más característica de una anafilaxia es la súbita aparición de los síntomas y la rápida progresión de éstos tanto en intensidad como en gravedad. Suelen presentarse en minutos, durante la media hora posterior a la exposición al alérgeno. Además, cuanto mayor es la velocidad en la que aparecen o se intensifican los síntomas, más peligroso puede llegar a ser el choque anafiláctico.

Asimismo las situaciones de anafilaxia más serias en los niños abarcan signos como fiebre, exantema, palidez general, flacidez, cianosis, saturación de oxígeno, síncope

En los cuadros más graves pueden presentarse también reacciones bifásicas, es decir, tras la recuperación o la desaparición de síntomas, éstos pueden reactivarse en las horas siguientes. Se han dado casos de repetición anafiláctica de 3 a 21 días de duración, por lo que la vigilancia en las horas y días posteriores al shock en esencial.
 

¿Cómo tratar la anafilaxia en un niño?

La rapidez de actuación en estas situaciones es fundamental para salvar la vida de la persona que ha sufrido el shock.

Ante la sospecha de una reacción anafiláctica debe procederse a la administración inmediata de adrenalina, en la dosis adecuada.

Todo menor que padezca una alergia con posible riesgo de desencadenar una anafilaxia debe llevar consigo en todo momento un auto-inyector de adrenalina, que en caso de reacción, deberá inyectarse en el muslo.

Tras la aplicación del tratamiento, ha de contactarse urgentemente con los servicios sanitarios. Mientras se espera su llegada, se mantendrá al niño acostado boca arriba en posición cómoda con las piernas ligeramente elevadas, siempre que no haya vómitos o tenga dificultad para respirar. Si pasados 5 o 15 no hay mejoría en el estado del pequeño, se aconseja volver a administrar adrenalina.


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