Qué hacer ante un golpe de calor
Comienzan las vacaciones, así que te llevas a tu hijo a la playa, al campo o simplemente al parque, a que disfrute del buen tiempo al aire libre, pero cuando llegas a casa, algo le pasa. De repente empieza a vomitar, está pálido, tiene sed, calambres y está desconcertado. En gran parte del país estamos en alerta por altísimas temperaturas. Puede ser un golpe de calor.
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¿Qué es un golpe de calor y cómo actuar?
“El golpe de calor o hipertermia es una reacción del cuerpo, que no es capaz de regular la temperatura tras haber estado expuesto durante horas a altas temperaturas. Así que, lo primero que hay que hacer es poner al niño en un lugar fresco y ventilado, e intentar bajarle la temperatura corporal, poniéndole paños mojados en la frente, el pecho y la nuca, y darle agua” aconseja el Dr. José Cordero. “Sin embargo, si vemos que no se recupera, lo mejor es llevarle a un centro médico cercano”, recomienda el profesional de medicina.
Colócale en posición semisentada, con la cabeza levantada para favorecer la respiración y que pueda entrar aire.
También es conveniente quitarle alguna prenda de ropa, abanicarle y darle agua a pequeños sorbos. No ofrezcas bebidas azucaradas, con cafeína o muy frías, ya que pueden provocar calambres estomacales.
Si no se recupera o incluso llega a perder el conocimiento, hay que tumbarla con las piernas flexionadas y llamar inmediatamente a urgencias. Si hace falta, se debe empezar la reanimación cardiopulmonar.
Los síntomas de esta enfermedad son:
- Pérdida del conocimiento.
- Elevación de la temperatura corporal alcanzando e, incluso, superando los 40º C.
- Piel caliente, roja y seca.
- Cefalea intensa.
- Fatiga.
- Hiperventilación o respiración agitada.
- Pulso acelerado.
- Náuseas, vómitos o diarrea.
- Alteración del estado mental, convulsiones, delirio, incluso coma.
¿Cómo evitar un golpe de calor?
Aunque los pequeños de la casa, así como los ancianos, son los más vulnerables a las altas temperaturas, cualquier persona puede sufrir un golpe de calor. Por ello, con la llegada del verano, y especialmente en los días de más calor, toma precauciones, para ti y los niños: no estéis al sol sin protegeros la cabeza con una gorra o un sombrero; bebed líquidos constantemente para mantener el cuerpo hidratado y reponer los electrolitos perdidos por el sudor, y evitad hacer deporte u otras actividades que requieran esfuerzo físico en las horas centrales del día.
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