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Mi hijo respira por la boca

Mi hijo respira por la boca

Algunos niños tienen la costumbre de respirar por la boca en lugar de por la nariz. Un hábito que con el tiempo puede ocasionar consecuencias graves en su salud o en su desarrollo facial.

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Indice

 

¿Por qué se respira por la boca?

El patrón de respiración normal se realiza a través de la nariz, aunque algunos niños mantienen la boca abierta de manera constante ya que respiran por ella.

La respiración nasal es saludable por diversos motivos:

- Las vías aéreas nasales calientan y humedecen el aire que respiramos, mejorando nuestra salud respiratoria.

- Los vellos que recubren los conductos nasales son una primera línea de defensa contra patógenos como virus, bacterias, hongos o esporas.

- Al respirar por la nariz los senos paranasales producen óxido nítrico, lo que facilita la circulación de oxígeno por todo el cuerpo y ayuda a las defensas del organismo.

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Las causas que obligan a un niño a respirar por la boca son dispares.

Por un lado encontramos circunstancias puntuales, como una congestión nasal que acompaña a un catarro o a una rinitis alérgica y que impide al niño respirar por la nariz en un determinado momento. En estos casos, pasada la enfermedad, se recupera la respiración normal.

Pero otras veces la incapacidad de respirar por la nariz persiste en el tiempo. Aquí el origen suele hallarse en anomalías anatómicas, generalmente en hipertrofias de las amígdalas y vegetaciones. Cuando un niño tiene las amígdalas o las adenoides demasiado grandes, el espacio por el que pasa el aire de la nariz a los pulmones se ve reducido y el pequeño tiende instintivamente a respirar por la boca.

Las amígdalas y adenoides, o vegetaciones, también pueden aumentar su tamaño por una infección. El papel de este tejido mucoso de la garganta es el de impedir la entrada de organismos agresores por la faringe. Cuando estas se infectan, se inflaman, dificultando la respiración.

Otras causas anatómicas frecuentes que implican una alteración respiratoria son desviaciones del tabique nasal, malformaciones bucales que no permiten cerrar correctamente la boca, etc.

Igualmente los niños que succionan repetidamente, ya sea por el uso continuado de chupete o de biberón, suelen presentar también respiración bucal.

Un niño que a los 5 o 6 años sigue respirando por la boca puede tener además de los problemas de salud mencionados, problemas psicológicos o de desarrollo. Por lo que la prevención o el tratamiento antes de esta edad son fundamentales.
 

¿Cómo identificar si el niño es respirador bucal?

Estos son los síntomas habituales de un niño que respira por la boca:

- Ronca por las noches

- Está casi siempre con la boca abierta

- Tiene ojeras y aplanamiento en la zona de los pómulos

- Presenta deglución atípica (meter la lengua entre los dientes para tragar)

- Tendencia a levantar la barbilla y adelantar el cuello para respirar mejor

- Sufre a menudo otitis

 

Efectos de respirar por la boca

La respiración bucal constante puede producir un desarrollo anómalo de la cara, la cavidad oral, el paladar y/o los dientes.

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Cuando se respira por la boca el aire no se filtra por la nariz y pasa directamente por la boca, lo que predispone a padecer infecciones continuadas de las vías respiratorias altas, sinusitis, otitis, etc.

La infección crónica de adenoides puede afectar a otras partes cercanas como el oído, causando problemas de audición.

Asimismo, no poder respirar normalmente ocasiona alteraciones del sueño, apneas, dificultad para dormir. Y no descansar por la noche acarrea serias consecuencias en el niño que afectan a su día a día: somnolencia continua, irritabilidad, falta de atención, etc.

Los niños que respiran por la boca son propensos a roncar y a hacer ruidos durante la noche.

Algunas investigaciones han asociado este tipo de respiración, cuando se prolonga en el tiempo, con problemas graves de tipo cardiaco, nervioso o digestivo.

 

¿Qué hacer para evitar respirar por la boca?

Lo más importante es prevenir. Cuando los niños aún son muy pequeños, debemos observarles al dormir, y ante la mínima sospecha actuar cuanto antes. De este modo será más sencillo cambiar el hábito.

Se puede acostumbrar al niño a respirar por la nariz con unos ejercicios respiratorios especiales que llevará a cabo normalmente con un experto en logopedia para solucionar problemas del habla, lenguaje, comunicación, voz, audición y de las funciones orales asociadas (respiración, masticación y deglución).

Si la causa es el empleo de chupete o tetina de biberón se considerará retirarlos y modificar la forma de deglución y respiración. De mayor, puede ser necesaria la ortodoncia. 

En los casos más acusados el profesional de pediatría o experto de otorrinolaringología puede valorar la necesidad de realizar una intervención quirúrgica para corregir las alteraciones otorrinolaringológicas, dentales, etc. que estén obstaculizando una respiración nasal normal.


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