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¿Cómo cuidar a un niño con neumonía?

¿Cómo cuidar a un niño con neumonía?

Los niños son muy sensibles a las enfermedades que les afectan, pero muchas veces es ley de vida que pasen por ellas. Las infecciones son muy comunes en la niñez y hay que estar muy pendientes de su evolución para que no empeoren.

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Índice

 

Síntomas de la neumonía

La neumonía es una infección de las vías respiratorias bajas, es decir, de los pulmones. Puede ser causada por varios gérmenes, por virus, bacterias y hongos y es bastante frecuente sufrirla durante la infancia. Según la Asociación Española de Pediatría (AEP) está comprobado que en niños menores de 2 años la mayor parte de estas infecciones está causada por virus, mientras que en niños mayores son las bacterias las causantes de estas.

Esta clase de infecciones son muy fáciles de contagiar ya que los gérmenes que las producen se encuentran entre las secreciones de la nariz y la garganta, por lo que la tos y los estornudos son las vías más fáciles de transmisión.

Los síntomas de esta afección son bastante engañosos ya que no son exclusivos de ella. La tos, la fiebre alta y la respiración rápida son los más comunes y, también, los que más se confunden con otras enfermedades respiratorias como una gripe, una laringitis o un catarro.  La clave para diferenciar una neumonía del resto de posibles enfermedades es analizar minuciosamente el cuadro clínico. En ocasiones se realiza una radiografía del tórax para confirmar el diagnóstico.

En función de la edad y el origen de la neumonía los síntomas pueden variar, los lactantes tienden a estar decaídos y lloran con mayor facilidad, suelen vomitar y comen menos cantidades. Cuando se trata de niños algo más grandes el dolor abdominal, el dolor en el pecho o los escalofríos son los síntomas más frecuentes.
 

Tratamiento de la neumonía

El tratamiento de la neumonía varía en función de la causa de esta, si está producida por una bacteria se administrarán antibióticos siguiendo siempre la dosis, el tiempo y las pautas indicadas por el pediatra. Dependiendo del resto de la sintomatología que padezca el niño se recetarán otros medicamentos como los analgésicos-antitérmicos para la fiebre o los dolores. Al contrario de lo que se podría pensar los fármacos contra la tos no son aconsejables en estos casos ya que es un mecanismo de ayuda para la eliminación de la mucosidad.

Al tratarse de una infección respiratoria mantener a los niños en ambientes libres de humo y con una adecuada ventilación es clave para su recuperación. Además, es normal que tengan menos apetito, por lo que ofrecerles muchos líquidos ayudará a que no se deshidraten y a que expulsen la mucosidad con mayor facilidad.

Generalmente con estas pautas la recuperación de los niños se producirá poco a poco, pero en algunas casos pueden empeorar. Por ello es necesario mantener al niño controlado y volver al pediatra si:

1- La coloración de sus labios o uñas se vuelve azul.

2- Si está muy decaído o somnoliento, notando un empeoramiento general del estado del menor.

3- Si la fiebre no le baja tras llevar 48 horas siguiendo el tratamiento médico.

4- Si el niño vomita los medicamentos.

5- Si aparece una dificultad respiratoria más notoria como una respiración muy acelerada, se le hunde el pecho, se le marcan las costillas o su abdomen sube y baja con demasiada rapidez.

En la mayoría de los casos la evolución del tratamiento de la neumonía es favorable, remitiendo en pocos días y recuperando el estado normal de salud de los niños. Algunas excepciones son aquellas en las que se debe hospitalizar a los pequeños para administrarles oxígeno complementario y mantenerlos en observación si la dificultad respiratoria que padecen es alarmante o si aparece líquido fuera de sus pulmones haciendo necesaria la realización de un drenaje.
 

¿Cómo prevenir la neumonía?

Como ya se ha mencionado la neumonía es causada por varios gérmenes, por lo que su contagio es relativamente común. Aun así, se pueden tomar algunas medidas para prevenir esta infección. Las vacunas son un buen ejemplo de esto, aunque no existe una específica contra la neumonía si hay varias contra algunos de los gérmenes que la causan. Algunas de estas vacunas serían la vacuna contra el Haemophilus influenzae tipo b que se administra a todos los bebés de manera rutinaria, la vacuna contra la gripe que se aconseja administrar en otoño, sobre todo a niños que padecen asma o enfermedades respiratorias crónicas y la vacuna contra el neumococo.

En el caso de que alguna persona del entorno del menor esté sufriendo de neumonía es probable que esta se contagie, aunque se puede intentar evitar siguiente algunos sencillos consejos:

- Utilizar pañuelos de papel y tirarlos con frecuencia para que los gérmenes no se acumulen.

- Lavarse las manos con jabón con bastante frecuencia o con soluciones higiénicas de alcohol.

Mantener las estancias de la casa lo suficientemente ventiladas.

- No compartir ningún utensilio de higiene personal o de cocina con la persona infectada.


Fuente: Blog en Familia de la Asociación Española de Pediatría (AEPED).

Fecha de actualización: 17-05-2022

Redacción: Andrea Rivero

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