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Preadolescencia y familia, cambios y consejos

Preadolescencia y familia, cambios y consejos

La preadolescencia es una de las etapas más difíciles y que conforman un gran cambio tanto para ellos como para sus educadores y padres. Además, los niños cada vez abandonan antes la niñez y, en lugar de los 11 años, ahora comienza aproximadamente 3 años antes, a los 8.  Lo más difícil de esta etapa es que no son pequeños, pero tampoco mayores. Sus cuerpos están en plena transformación, no están lo suficientemente desarrollados, pero han dejado de tener un cuerpo de niño. Además, se encuentran en plena crisis existencial: empiezan a dudar de lo que hasta ahora era fiable y conocido, necesitan encontrar su lugar en el mundo y empezar a tener una personalidad marcada. Todo ello les hace pasar una etapa dudosa en el que la rebeldía y el ansia de vivir puede trastocar la paciencia de muchos padres y madres. Por eso lo mejor es que les comprendas y hagas un esfuerzo de empatía… Piensa en cómo fue tu preadolescencia –¡de forma honesta!– y trata de acercarte a sus sentimientos lo mejor posible. Comprendiendo, respetando, poniendo límites… Y dejando espacio.

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Índice

 

Cambios en la adolescencia

Los preadolescentes son arquitectos de su propio ‘yo’ y en esa fase están en pleno proceso de construcción. Por eso no paran de experimentar cambios conductuales, corporales y emocionales. Será normal que se muestren distantes, contestarán con monosílabos y, por supuesto, no querrán que muestres afecto por ellos en público, menos si hay alguien de su edad cerca. Su comportamiento ambivalente puede ser desconcertante e incluso desagradable. No es que hayan dejado de quererte, ni mucho menos, pero están conquistando la libertad que durante muchos años tú has estado gestionando. Quieren empezar a ser autónomos y poder guiar sus vidas… Aunque sea por caminos peligrosos y erróneos.

No se trata de prohibir, porque a veces resulta sólo un incentivo más para que lo hagan. A tus hijos les has cuidado para entender y respetar la vida, pero no son tuyos. Ellos cometerán sus propios errores, creerán en lo que quieran, y seguirán sus propios modos de ver la vida. Tú sólo puedes orientales y tratar de que entiendan que deben respetar si quieren ser respetados. Pero es un error educar con el miedo, para que obedezcan ciegamente. Lo mejor es que les eduquen para que piensen, para que desarrollen su inteligencia emocional y tengan una buena concepción de sí mismos. Educarles desde la libertad, y todo lo que ella conlleva: las consecuencias de sus actos y la repercusión de sus decisiones.
 

¿Cómo mejorar las relaciones con tu hijo adolescente?

- Compartid las comidas: Procura no traicionar a nuestra cultura de sobremesa. Encuentra un hueco, como puede ser las comidas, para pasar tiempo y hablar con tus hijos. El mayor reto con los preadolescentes es captar su atención. Si estableces el hábito de charlar sobre cómo le ha ido el día durante la cena o la comida, conseguirás establecer un poco de complicidad entre vosotros. Lo más importante es que te deshagas del móvil para poder tener una conversación que no interrumpa ningún whatsapp ni notificación de redes sociales.

- Demuéstrale tu amor, pero desde su posición actual: Necesitamos cuatro abrazos diarios para sobrevivir, ocho para mantenernos y doce para crecer. Al menos eso cree la psicoterapeuta de 'Mother of Family Therapy', Virginia Satir. Pero la fórmula parece no funcionarle a la mayoría de los preadolescentes, quienes suelen evitar las muestras de afecto a toda costa, sobre todo delante de ‘sus iguales, a pesar de que las necesitan. Ante esto puedes buscar alternativas para demostrarle cariño sin ser tan obvio.

- Vive en su era: El mundo tecnológico cambia constantemente. Y si no te actualizas, pensarán que no ‘puedes comprenderles’ porque no vives en el mismo mundo que ellos. En el mundo digital todo cambia constantemente: las redes sociales que antes estaban de moda, ahora no lo están; hoy mola un videojuego y mañana no. Por tanto, debes acostumbrarte a estar al día de lo último en apps, redes sociales, gadgets, videojuegos… Y comprobar cómo lo están utilizando tus hijos para decidir si pones límites o no.

- Escucha activa: Es importante que tengas paciencia y recuerdes que, aunque a veces muestre rechazo, en esta etapa el niño necesita especialmente el apoyo de las personas que le rodean y le quieren. Trata de evitar el enfrentamiento, aporta siempre la visión adulta y muéstrale tu cariño incondicional. Hazle ver que tú eres una guía y no un dictador. Que también pasaste esa etapa y que debe afrontarla con la máxima positividad posible. Para lograrlo escúchale ¡de verdad! Y sin juzgarle.

Durante esta etapa el adolescente puede tender al aislamiento y evitar las conversaciones con los padres. Haz que se sienta escuchado cuando se decida a contarte algo, no le juzgues, pregúntale cómo se siente, pide su opinión y demuéstrale que te interesa lo que piensa.

- Compartid experiencias:¿Qué tal si, por ejemplo, empezáis a correr juntos? No sólo es una forma de inculcarle un hábito saludable, sino que ayudará a apaciguar sus revolucionadas hormonas preadolescentes y a activar tu metabolismo. Si no es correr, opta por otra cosa (como ir a clases de pintura), lo importante es hacer algo que genere un vínculo, un punto común, algo especial que defina vuestra relación.

- Déjale ser: Lo mejor es que te vayas acostumbrando a dar espacio a tus hijos para que prueben cosas por su cuenta. De este modo, cuando sea el momento de dejarlos ir, sabrás que podrán valerse por sí mismos cuando estén solos. Pero hazle ver cuáles son las consecuencias y trabaja su responsabilidad. Si das a tu hijo ciertas responsabilidades, teniendo en cuenta su grado de madurez y a sus capacidades, le mostrarás que empiezas a tratarle como un adulto y ayudarás a su desarrollo psicológico y a la adquisición de valores.

- Cuida su salud: Aunque la adolescencia es una etapa con menos riesgo de enfermedad que la infancia, hay que seguir cuidando el cuerpo para que el desarrollo sea correcto. La alimentación es fundamental, al igual que un descanso adecuado y el ejercicio físico, muy recomendable a estas edades. También es importante que estés atento a cualquier detalle preocupante en la actitud de tu hijo y lo comentéis con naturalidad. Si tienes dudas o lo consideras necesario, consulta con el centro escolar y acude a un profesional de la psicología. Con ello también le enseñarás que no es necesario afrontar solo los problemas y que debe pedir ayuda cuando lo necesite.


Fuente:

Álava, Silvia (2016), Queremos que crezcan felices, Madrid, Actitud de Comunicación.

Fecha de actualización: 07-07-2022

Redacción: María Segura

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