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Discutir delante de los hijos: ¿cómo les afecta?

Discutir delante de los hijos: ¿cómo les afecta?

Es importante no tener discusiones delante de nuestros hijos, sobre todo si estas transcurren en un tono fuerte, con gritos y reproches. El niño, aunque no tenga nada que ver con él, pensará que es culpa suya, lo que le causará nervios, ansiedad y tristeza, sobre todo si se producen muy a menudo en el seno familiar.

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Indice

 

¿Cómo afectan las discusiones de los padres a los niños?

Es incuestionable que ver a tus padres discutiendo no es agradable, sobre todo si es una situación que se da con regularidad y si los enfados son bastante serios. No es lo mismo no opinar los mismo sobre algo y decirlo de buenos modos que chillarse e incluso insultarse delante de los niños.

Según la edad del pequeño, y según cómo sea la discusión, le afectará de un modo u otro:

Menos de 18 meses: Se muestra irritable y nervioso, le puede costar comer o conciliar el sueño y se sentirá inseguro porque no entiende lo que ha pasado.

18 meses – 3 años: Durante esta edad es probable que se ponga a llorar y gritar si ve a sus padres discutir para llamar la atención sobre él y conseguir que éstos paren.

Más de 3 años: Las discusiones habituales pueden provocar en el niño regresiones, problemas para comer y dormir, miedo, baja autoestima, inseguridad y culpa. Los niños tienden a pensar que son los responsables de todos los problemas de sus padres, aunque no sea así.


¿Qué debemos hacer?

- No discutir delante de los hijos. Intentad siempre iros a otra habitación y hablad en voz baja para que no os oigan pelear y gritaros.

- Si no hay más remedio que tratar algo delante de los niños, hablaos con respeto, sin elevar la voz ni insultaros.

- Si os han oído discutir por algo, sea lo que sea, decidles que no ha sido por su culpa.

- Cuidado con el tono.

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- No intentéis tener la razón sobre el otro y buscad puntos de acuerdo.

- La comunicación es fundamental en la familia y la pareja, pero una cosa es hablar o argumentar y otra gritarse o faltarse al respeto. Eso último no debe pasar. 

Si la situación entre vosotros es cada día peor, antes de afectar más a vuestros hijos conviene que busquéis la ayuda de un terapeuta de pareja o profesional de psicología y, si no hay nada que hacer, que penséis en la separación. 

Como decíamos, el ambiente en el que crece el niño es fundamental y es mejor que los padres estén separados y se lleven bien a que sigan juntos gritándose todo el día. Un ambiente enrarecido puede causar problemas de desarrollo emocional y afectivo a los niños. 


Fuente.

AEP

Fecha de actualización: 24-06-2022

Redacción: Irene García

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