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Mi hijo pega a otros niños

Mi hijo pega a otros niños

Cuando los niños empiezan a socializar y a relacionarse con otros, aparecen también los conflictos. Los choques de convivencia son totalmente normales. Los niños están descubriendo el mundo que les rodea y toda situación se presenta novedosa e incierta ante ellos. Enfrentarse a ellas forma parte de su desarrollo. Ahora bien, existen muchas formas de hacerlo.

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Indice

 

La socialización del niño es una oportunidad para el aprendizaje

Cómo queramos que nuestro hijo se desenvuelva en estas situaciones depende de nosotros y de lo que le enseñemos. ¿Lo mejor? Empezar cuanto antes en su educación. 

Los niños necesitan límites para traspasarlos, para saber hasta dónde pueden llegar y hasta dónde no en su comportamiento. Es así cómo exploran su entorno. Y no es raro que la respuesta a muchas de sus frustraciones se manifieste en forma violenta. Es su primera reacción instintiva ante emociones que no controlan. 

A partir del momento en el que tu hijo vaya a la guardería, tenga amiguitos o juegue con otros niños en el parque, las ocasiones en las que se verá envuelto en una disputa serán incontables. Aprovecha la primera para iniciar el aprendizaje.

 

¿Qué hacer cuando mi hijo pega a otro niño?

Si estás presente cuando surge un conflicto entre tu peque y otro, tendrás que interceder inmediatamente, separarles y enseñarles a resolverlos.

Pero regañar a un niño que pega a otro no es suficiente. Con frecuencia, ante dos niños que se pelean, tendemos a regañar al agresor y a defender al que es agredido. Después se les exige que se pidan perdón y que se besen. Así creemos haber zanjado la situación. Si bien, con esta actuación, estamos cometiendo algunos errores. Veamos:

En primer lugar, el niño que es regañado sabe que ha hecho algo mal, y por eso le han reñido. Por otro lado, consolamos y protegemos al niño agredido diciéndole, a lo sumo, que debería defenderse en el futuro. Pero en ninguno de los dos casos les hemos explicado cómo hacerlo, ni a uno cómo comportarse sin violencia ni a otro cómo defenderse sin pegar. Y ahí está el error. El primer niño interpreta que debe agredir si no le gusta la actitud de los demás, porque es lo que han hecho con él, le han regañado, es decir, le han agredido. Y al segundo niño tampoco le hemos enseñado cómo defenderse, por lo tanto lo hará de la única forma que sabe: pegando. Tarde o temprano volverán a agredirse, pero interpretarán que la solución, ante vuestra presencia, es pedirse perdón y darse un beso.

 

Enseñar a resolver conflictos de manera asertiva

En lugar de pretender que resuelvan ellos mismos sus problemas, basta con mostrarles cómo hacerlo sin violencia. De este modo les damos la oportunidad de que opten por la vía pacífica. Antes no podían, simplemente porque no la conocían.

Si es el agredido trata de no sobreprotegerle ni decirle que se defienda él solo. En vez de esto, enséñale a no permitir que le peguen, dile cómo pedir que no le sometan, cómo expresar lo que siente y cómo dialogar. En resumen, enséñale a defenderse hablando: “No me pegues, me haces daño”. “No me empujes”.

Insísteles en que si no consiguen lo que quieren con palabras, deben pedir ayuda a una persona mayor.

Aprender a pedir las cosas y a expresar verbalmente lo que quiere, le ayudará a resolver los conflictos sin agredir.

Así, ante una pelea, puedes actuar siguiendo estos pasos:

- Separar: Lo primero que hay que hacer es separarles para evitar que puedan dañarse.

- Tranquilizar: Una vez separados entre ellos y de la posible causa del conflicto, procuraremos calmarles y reducir su ira. 

- Preguntar: Cuando estén tranquilos dialogaremos con ellos, preguntándoles qué ha sucedido y pidiendo que expresen verbalmente lo que sienten.

- Establecer normas y límites: No bastará con regañarles o apartarles del objeto de la pelea. Los niños deben saber qué se espera de ellos para actuar en consecuencia la próxima vez. Deja claras las normas y los límites: “Se puede jugar en los columpios pero no se pega a otros niños”.

- Pedir que se pongan en el lugar del otro: Una manera de que entiendan el alcance de sus actos es preguntándoles cómo se sentirían si hubiera sucedido a la inversa: “¿Te gustaría que te pegaran a ti cuando coges un juguete?”.

- Mostrar qué hacer en caso de conflicto: También es aconsejable explicarles cómo proceder si se ven en una situación igual. “Si quieres su cubo, pídeselo sin pegarle y espera a que te lo dé. Si no te lo da, juega con la pala mientras tanto”.

- Explicarles las consecuencias en caso de cumplir o no cumplir: Por último debe conocer qué ocurre si sobrepasa los límites: “Si no pega se lo pasará muy bien en el parque jugando con sus amigos. Si pega, no podrá jugar más con ellos”. Las consecuencias, obviamente, han de estar relacionadas con su mala actitud. No tiene sentido, por ejemplo, dejarle sin regalo de cumpleaños por haber pegado a un niño. Si transcurre mucho tiempo probablemente no se acordará y no asociará la consecuencia con sus actos. Es preferible hacerle ver cuáles son las consecuencias naturales de su actuación.

Recuerda que todo aprendizaje requiere de un tiempo. No quieras rectificar su comportamiento de un día para otro. Sé paciente y perseverante.

 

¿Qué hay que evitar en caso de un conflicto entre niños?

- Resolver sus conflictos por él.

- Decirle que lo resuelva él mismo sin decirle cómo.

- Regañarle o castigarle sin decirle qué ha hecho mal.

- Defenderle sin explicarle cómo hacerlo él mismo sin violencia

- Pedir que zanjen el conflicto con un beso.

- Mandarle a pensar. Es un concepto muy abstracto que el niño no entenderá. Pídele cosas concretas y que entienda: “Dime qué has hecho”, “Deja de romper los juguetes”, “No pegues” etc.

- Gritarle o pegarle. Si gritas y pegas a tus hijos, es normal que se comporten de la misma forma. No debe haber violencia en su familia ni en su educación. 


Fuente:

Domènech, Montse (2015), Edúcame bien, Ed. Plaza & Janés.

 

Fecha de actualización: 23-12-2022

Redacción: Irene García

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