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¿Cómo saber si mi hijo miente?

¿Cómo saber si mi hijo miente?

La familia es el primer grupo social al que pertenece el niño y es el encargado de satisfacer sus necesidades biológicas, psicológicas y sociales. Desde el momento en que nace el niño se va adaptando a las normas de convivencia familiar, establecidas por papá y mamá y que ellos adquirieron de sus familias por separado, estableciendo ahora las que se aplicarán en su familia.

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Índice

 

Una educación afectiva y basada en valores

La disciplina con afectividad debe estar basada en los valores y principios que regirán la vida futura de sus hijos, el establecimiento de límites permitirá que la adaptación al ámbito social fuera de casa -ya sea la escuela, los amigos o familiares- sea el adecuado y su aceptación e integración sean favorables para el desarrollo de su identidad personal y su niñez sea la base para una adolescencia menos conflictiva.

En la actualidad la desintegración familiar es la causa de que muchos niños y adolescentes pierdan su identidad y se desarrollen en un ambiente en donde los valores no se aplican y la violencia es la que rige todas las acciones y ni hablar de los lazos afectivos; esto hace que niños y adolescentes presenten problemas de adaptación e integración social reflejando una conducta agresiva o retraída.

Podemos encontrar familias desintegradas donde papá o mamá pueden lograr que sus hijos lleven un desarrollo integral con afecto, valores, principios y normas bien definidas, permitiendo que su integración y adaptación sean las adecuadas. La parte emocional en relación a la ausencia de algunos de los padres podrán superarla con ayuda de especialistas.

Lo importante en la educación de niños y adolescente es darle una formación basa en los valores, que son cualidades de las personas y de los grupos que se manifiestan en su comportamiento personal como en la relación que se establece con las y los demás, así como en el entorno natural y social. Los valores se aprenden y se adecuan a la época y lugar o grupo social al que pertenecen los niños. Deben ponerlos en práctica y volver analizarlos, deben acercarse a ellos. No se aprenden de una vez y para siempre, deben ponerlos en práctica de manera cíclica y en espiral, será necesario que las experiencias acumuladas impacten en su esquema cognitivo, afectivo, social y psicológico.

Dentro de los valores que debemos inculcar en los niños y reforzar en la edad adolescente se hallan el respeto, la igualdad, la equidad, la justicia, la cooperación, la solidaridad, la tolerancia y la reciprocidad. La honestidad está incluida en estos valores y es importante que la aprendan de sus padres y la practiquen siempre, porque serán el ejemplo que seguirán los hijos.

Algunas veces los padres mienten para que los hijos hagan lo que les están pidiendo (vestirse, comer, recoger sus juguetes) o los amenazamos con no cumplirles lo prometido. Debemos cuidar nuestro lenguaje y siempre hablar con la verdad, por pequeños que sean.
 

¿Por qué mi hijo miente?

Si nos preocupa por qué nuestro hijo miente, debemos primero investigar cuál es la causa y darle solución inmediata, para evitar que esto se convierta en costumbre.

Entre los 3 y los 5 años el niño está en la etapa del pensamiento mágico, por lo que juegan mucho con la imaginación y la fantasía, e inventan historias. Esto es normal, solo debemos cuidar que no forme parte de su comportamiento, lo haga para lograr lo que desea, llamar la atención o lo utilicen para manejar su tolerancia a la frustración. Estemos atentos y orientemos a los pequeños para ubicarlos correctamente en la realidad.

Entre los 5 y los 9 años su pensamiento es abstracto y empiezan a mentir y manipular la información puesto que ya conocen la diferencia entre la verdad y la mentira. Actúan más por inseguridad, por falta de autoestima o simplemente por ver cómo reaccionan sus padres y hasta dónde pueden llegar, quieren llamar la atención y el cariño de papá o mamá. Será importante investigar la causa de su comportamiento e ir buscando cómo corregir su comportamiento con un diálogo y escucha activa, donde no sienta miedo el niño de decir qué es lo que le preocupa, siente o le está molestando.  

Entre los 9 y los 12 años, la etapa preadolescente, su razonamiento es abstracto y pueden anticipar qué va a suceder, las consecuencias de sus actos, mezclan verdades que ya conocen y mienten por llamar la atención o por exigencia de sus padres ante las expectativas que tienen de ellos.

A la edad de 13 a los 15 años su pensamiento es abstracto y manipulan y falsean información basada en hechos reales, por lo que en ocasiones imitan a los adultos para obtener algún beneficio a través de engaños.

Entre 16 a los 19 años su pensamiento abstracto les permite evaluar la información, extraer conclusiones y prever acontecimientos, por lo que recurren a la mentira para conseguir un permiso, evitar un castigo, negarse a realizar las cosas, demandar de sus padres atención o algo material.

Los niños y los adolescentes también pueden mentir por problemas emocionales, por vergüenza ante los cambios que está viviendo, por mantener su privacidad, lo que reflejaría que en casa no existe una buena relación y comunicación, ya sea por falta de atención, trabajo o desintegración familiar, por lo que será importante hablar con ellos y explicarles que la mentira puede tener consecuencias que pueden afectar su desarrollo emocional y aceptación, debemos explicarles por qué es importante la verdad, la honradez y la confianza. De ser necesario no dudemos en buscar ayuda profesional.
 

¿Cómo ayudar a nuestro hijo a no mentir?

Para ayudar a nuestros niños o adolescentes será necesario decirles que mentir no es correcto y las consecuencias que esas conductas tienen para ellos y los demás.

Mentir tiene como consecuencia una sanción de acuerdo a la falta, no golpes ya que la agresión genera violencia y puede hacer que como rebeldía repita la falta.

Debemos reforzar su autoestima y confianza de tal manera que no mienta por buscar aprobación de los demás, debe aprender a valorarse.

Los padres, maestros y adultos deben ser el ejemplo a seguir de niños y adolescentes y cumplir las promesas que se hagan por lo que debemos evitar falsas promesas.

Si el niño o el adolescente es sincero y reconoce su error, aunque implique una sanción, con paciencia y tolerancia hablemos sobre los hechos y consecuencias que ocasionaron y reconozcamos su valentía por decir la verdad.

Por muy gracioso que parezca la mentira que dijo no la festejemos, ya que esto estaría demostrando aprobación o reconocimiento.

Cuando los hijos hacen preguntas incómodas o que desconocemos qué respuesta dar, no improvisemos o contestemos con una falsedad, seamos honestos con ellos y digámosles que no sabemos o que lo investigarán juntos.

Si en el entorno familiar y escolar se practica una verdadera comunicación y se aplican los valores del respeto, honradez y se habla con sinceridad, lograremos que el desarrollo de niños y adolescentes esté fundamentado en la confianza y el diálogo asertivo.


Fuentes:

Patricia Geis y Sergio Folch. “Coco y Tula ¡Sentimientos!”. Editorial Combel

Departamento de Educación de los Estados Unidos, Oficina de Comunicaciones y Relaciones Comunitarias. “Cómo ayudar a su hijo durante los primeros años de la adolescencia", Washington, D.C.,2005

Irene Silva Diverio –Dra. En Psicología. “La adolescencia y su interrelación con el entorno”. Estudios INJUVE. Madrid

Bárbara Tovar. “Adolescencia (cómo entender a mi hijo adolescente)”. Editorial Planeta, S.A. 2016 

Tierno, Bernabé. “La Educación Inteligente”. Ediciones: Temas de Hoy. Planeta de libros, España.

Spitz, René. “El primer año de Vida del niño”. Fondo de Cultura Económica, España

TErre Camacho, Orlando. “Estimulación multisensorial del niño de 0-6 años de vida. Edit. Libro Amigo, Lima,Perú (2003)  

Fecha de actualización: 13-02-2023

Redacción: Edgar Corona

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