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¿Cómo enseñar oratoria a niños?

¿Cómo enseñar oratoria a niños?

¿Oratoria? Sí, hablar en público es importante para los niños desde que son bien pequeños. Ese arte de hablar en público sin nervios y con elocuencia, con la capacidad de persuadir o conmover a alguien. ¿Lo hace tu hijo?

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Índice

 

Beneficios de la oratoria

Muchos niños lo aprenden rápido, sobre todo aquellos que, por ejemplo, desde pequeños van a clases de teatro en el cole o extraescolares pues en algún momento tienen que comenzar a dialogar en las obras en el momento de su representación. Sin embargo, no todos los niños van a clases de teatro por lo que se hace necesario en muchas ocasiones que aprendan ellos solos o gracias a la ayuda de sus padres en casa. Además, hay que recordar que hablar en público es una cualidad imprescindible, especialmente para la vida profesional por lo que cuanto antes se manejen en público, mucho mejor será para ellos en el futuro.

Porque, a pesar de que en el 90% de las profesiones se necesita hablar con eficacia, la oratoria no es precisamente una asignatura contemplada en los actuales planes de estudio de nuestro país. Algo que, en cierto modo, podría ser un gran error ya que en realidad para los niños desarrollar la habilidad de hablar es, además de fundamental, estratégico. Además, la oratoria, esa capacidad de hablar adecuadamente delante de otras personas aporta muchos beneficios:

- podrán expresar mejor sus ideas.

- les dará mayor autoconfianza.

- ampliarán su vocabulario.

- vencerán el miedo al ridículo y también el miedo a equivocarse.

- comprenderán la conexión entre mente, palabra, cuerpo y emociones.

- conocerán el impacto de lo visual y lo auditivo.
 

¿Cómo enseñar oratoria a los niños?

La oratoria, ese arte de hablar en público informando respecto a un tema determinado, entreteniendo e incluso conmoviendo se puede enseñar a los niños desde que son bien pequeños. Dentro de esta, además, existen algunos elementos: los principales y los secundarios. Los elementos principales son el orador, el discurso y el público. En primer lugar, el orador que en este caso sería el niño que va a hablar ante alguien; el discurso, que será el contenido lo que se va a decir y, por último, el público, es decir, las personas que oyen esto. En cuanto a los elementos secundarios contamos con las pausas y la dramatización. Recordemos que una correcta utilización de las pausas va a hacer al público entender mejor y que la dramatización va a servir en primer lugar para dramatizar con énfasis lo que va a permitir, sin duda, una mejor y mayor expresión. También es recomendable que sean los padres su mejor ejemplo, contándoles historias o eventos que se hayan vivido. Esto puede hacer mejorar también su capacidad de oratoria.

Y no, a pesar de que la oratoria no se presenta en ningún colegio como una asignatura pendiente sí existen cursos en los que la oratoria se aprende, se comunica. Existen, de hecho, algunos talleres en los que tanto niños como jóvenes mejoran la redacción de exámenes orales y escritos, pero de manera entretenida y práctica lo que les ayudará, además, a comunicarse con fluidez y respeto, como es el caso del Instituto de Comunicación Empresarial (ICE).

En primer lugar, no obstante, hay que tener en cuenta algunas recomendaciones antes de hablar en público o, por ejemplo, hacer algunas exposiciones frente a un grupo de personas y es que, resulta fundamental mantener una muy buena organización, aunque para ello haya que trabajar con ellos desde que estos son bien pequeños. Por eso, inculcar la organización es algo que se debe fomentar desde el principio y no quedarse solo en el tema de la oratoria. Es importante, por tanto, que los niños entiendan que las cosas bien organizadas son mucho más fáciles, además de ahorrar una gran cantidad de tiempo. También es importante que los padres y las madres de estos niños enseñen a sus hijos la importancia de la extensión en la oratoria, es decir, que esa extensión o ese tiempo que dediquen a la oratoria es muy valioso, que va a requerir de un tiempo determinado y que las exposiciones no han de ser ni excesivamente cortas ni excesivamente largas.

Además, han de conocer bien al público, pero, sobre todo, que el público sea consciente de la oratoria, es decir, del tema que se les va a exponer dentro de un muy breve periodo de tiempo. También tienen que ser capaces de ser cautos en cuanto a los gestos y a su expresión corporal. Ellos deben poder ser capaces de interactuar y también de conseguir evadirse de cualquier ruido y centrarse en lo que realmente importa, que es la exposición.

Recordemos finalmente que un tipo de formación de este tipo les va a dar a los niños, sin duda, muchas más oportunidades para hablar, también más tiempo de escucha y mejor comprensión y fluidez. Con el paso del tiempo, su expresión además irá mejorando, será mucho más correcta, su miedo a hablar en público también disminuirá e incluso harán que se aumenten también las posibilidades de éxito en su futura profesión.


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