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Mi hijo no habla

Mi hijo no habla

El proceso de aprendizaje del lenguaje comienza prácticamente desde el día en que nacemos. A partir de ese momento un bebé intenta comunicarse y en poco tiempo esos gestos y sonidos se convertirán en palabras.

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El ritmo de desarrollo del lenguaje de cada bebé es distinto

Los primeros logros de comunicación apreciables se manifestarán a partir de los 6 u 8 meses con balbuceos y sílabas. Su pronunciación se irá perfeccionando con el tiempo y entre el primer y el segundo año será capaz de emitir sus primeras palabras con significado. A partir de entonces la progresión del habla irá en aumento.

Mientras el niño está aprendiendo a comunicarse verbalmente dirá muchas cosas a su manera, y seguramente solo los que conviven con él (su madre, su padre, profesores, cuidadores...) serán capaces de entender.

El ritmo de desarrollo o la claridad y el dominio del lenguaje difieren de un niño a otro, especialmente a estas edades. Hay niños que construyen frases de dos o más palabras con 12 meses y otros empiezan a hablar cumplidos los 2 años. No debemos obsesionarnos ni comparar los progresos de nuestro hijo con los de otro de la misma edad. La mayor parte de los niños sigue un mismo patrón de desarrollo, alcanzando los hitos en una secuencia parecida, pero con ritmos diferentes.

Ahora bien, corresponde a los padres detectar posibles problemas que impidan la adquisición del lenguaje, así como acudir a un especialista si advierten algún retraso. Normalmente la deficiencia auditiva es la primera opción que se recomienda descartar cuando el niño no habla según lo que le corresponde a su edad. Aunque actualmente el test de cribado auditivo que se realiza rutinariamente al nacer permite descartar problemas de audición en los recién nacidos, o aplicar un tratamiento precoz si se confirma, antes de que se inicie el aprendizaje del lenguaje. También las otitis e infecciones de oído, especialmente las de repetición, pueden repercutir en la capacidad auditiva del pequeño. O el trastorno por déficit de atención con hiperactividad o el autismo. 

Lo cierto es que existen múltiples causas relacionadas con el retraso del desarrollo infantil en cualquiera de sus áreas (cognitiva, lenguaje, social, emocional...) y su diagnóstico puede llevar su tiempo, por ello es importante no ignorar ningún posible síntoma.
 

¿Cuáles son las señales de alarma?

Aunque cada niño tiene un ritmo de desarrollo distinto, conviene reconocer cualquier signo que haga sospechar de alguna anomalía, con el fin de encontrar soluciones de manera temprana si sufre trastornos del lenguaje como dislexia o disfasia. Si adviertes alguno de ellos en tu hijo no dudes en consultar al profesional de pediatría y/o al logopeda.

-  Si el niño de 4 meses no reacciona a ruidos fuertes o no dirige su atención a quien habla o a la fuente de un sonido.

- Si con 7 meses no emite sonidos.

- Si con 12 meses no señala o hace gestos con la mano.

- Si con 18 meses no entiende órdenes sencillas.

- Si con 24 meses no se comunica con gestos. Solo repite sonidos y no emite ninguna palabra espontáneamente.

- Si con 3 años no se entiende nada o la mayoría de lo que dice.

- Si con 5 años no pronuncia bien determinados sonidos o palabras.

 

¿Cómo favorecer la adquisición del lenguaje?

Estimula su capacidad de hablar respondiendo a sus palabras o balbuceos.

Repite todo lo que el bebé emita, aunque sean sílabas sin sentido. La repetición es la base para aprender y reforzar el lenguaje.

Háblale constantemente. Cuanto más le hables más vocabulario aprenderá. Nárrale todo aquello que hagas y nombra y describe lo que le rodea, como si se tratase de una conversación, aunque él no responda. Para aprender a usar el lenguaje primero es necesario escucharlo y comprenderlo. Conversar con el niño desde el principio, de una manera natural, es la mejor forma de enseñarle a hablar y a comunicarse.

Simplifica  e intenta ser lo más claro posible cuando te dirijas a él o describas algo, asegurándote de que lo entiende.

Hazle preguntas, aunque al principio no te conteste. Le dará la oportunidad de expresarse.

Leerle cuentos desde los primeros meses incentivará la adquisición del lenguaje. Los libros, adaptados a cada edad, estimulan su sentido de la observación y el aprendizaje de sonidos nuevos.También lo hacen las canciones y las rimas. Cada repetición le ayudará a asentar las palabras aprendidas.

No te adaptes a su forma de hablar. Corrígele cuando pronuncie o diga mal una palabra, repitiendo lo que dice en la forma correcta.

Es normal que con 2 o 3 años los niños tartamudeen. La mayoría lo superan a medida que adquieren destreza comunicándose. Ayúdale hablándole más despacio y de forma relajada. Si pasada esa edad el problema persiste o le impide comunicarse consulta a un profesional de logopedia. 


Fuente:

AEP

Fecha de actualización: 26-01-2022

Redacción: Irene García

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