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Enuresis nocturna en niños mayores

Enuresis nocturna en niños mayores

La enuresis nocturna, la imposibilidad de contener la orina durante el sueño, es una patología frecuente que padecen más del 10% de los niños mayores de 5 años.

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Índice

 

Consecuencias emocionales de la enuresis

Y quizás esa normalidad lleve a los padres a no tener prisa en buscar un remedio, pensando en que tarde o temprano esto se solucionará solo. Pero a veces pasa el tiempo y el problema no se resuelve como se creía.

Es cierto que muchos niños dejarán de orinarse en la cama conforme pasen los meses o los años sin necesidad de ningún tratamiento, pero algunos no lo harán. De hecho entre un 6 y un 8% de los niños continúa mojando la cama a los 10 años. Las consecuencias emocionales de no abordar la situación pronto pueden perjudicar seriamente al menor. La vergüenza, la angustia, la irritación, que pueda sentir, solo aumentarán a medida que pase el tiempo, y provocará que trate de evitar cualquier actividad social que implique pasar la noche fuera en compañía de más gente, como vacaciones, excursiones, campamentos…

Por eso, es importante acudir al profesional de medicina y pediatría para que examine al niño y averigüe la causa de este problema, ya que muchas veces hay un problema fisiológico que necesita tratamiento para que se pueda solucionar cuanto antes la enuresis.

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El médico hará una serie de preguntas al niño sobre su historial, si la enuresis es primaria o secundaria, si hay antecedentes familiares y pruebas para detectar si hay una causa fisiológica como las siguientes:

- vejiga más pequeña

- riñón que produce más orina por la noche

- problemas del cerebro para despertarse

- estrés

- sueño profundo

- padecer apnea obstructiva del sueño

- sufrir estreñimiento

- enfermedad de la vejiga o el riñón

-  otras afecciones médicas, como la diabetes, el trastorno por déficit de atención con hiperactividad o la ingesta de algunos medicamentos

 

¿Cómo solucionar la enuresis en niños mayores?

La solución, como en la mayoría de los casos, supone encontrar la causa y ponerle remedio. Sin embargo, en la enuresis nocturna, no se puede hablar de una causa concreta sino que son varios los factores implicados (orgánicos, físicos, psicológicos, hormonales…), por ello lo oportuno, si el niño ya ha cumplido los 5 años, es acudir a un especialista cuanto antes. Los posibles tratamientos son sencillos y con muy buenos resultados. Es absurdo esperar a que la solución llegue sola con el tiempo.

El inconveniente que no tratar a estos niños cuando son pequeños es que el problema puede persistir hasta la edad adulta. Ocurre en un 2% de los adultos. Por lo tanto a partir de los 8 años, si el menor sigue sin ser capaz de retener la micción durante el sueño, debe ser diagnosticado y tratado, pues los problemas psicológicos asociados a la enuresis seguramente aumentarán con el transcurso del tiempo.

A esta edad las alarmas que detectan la humedad o los fármacos antidiuréticos son tratamientos realmente eficaces y que, además, no presentan efectos secundarios.  

Una de las causas más frecuentes suele ser la carencia de la hormona ADH, la hormona antidiurética, encargada de controlar la orina que se produce durante la noche. El tratamiento en estos casos pasa por reponer esta hormona, y así reducir la excesiva producción urinaria. Para esto se administra una sustancia llamada desmopresina, generalmente en forma de comprimidos, que colocada debajo de la lengua se absorbe en pocos segundos, o bien en espray. El beneficio de este tratamiento radica en su eficacia, de un 70% y en la ausencia de efectos secundarios relevantes.

Otro fármaco es la imipramina, que funciona bien en algunos niños con enuresis nocturna. Existe la posibilidad de una sobredosis de este medicamento, por lo que es importante que los padres controlen de manera estricta cómo y cuándo administran el medicamento. No se recomienda en niños con problemas cardiacos.

Cuando el origen de la enuresis está en el tamaño de la vejiga, el especialista puede prescribir un tratamiento farmacológico o bien técnicas de rehabilitación para conseguir aumentar la capacidad de la vejiga y que esta sea capaz de retener más orina y evitar los escapes.

También son muy efectivas las alarmas de incontinencia urinaria. Las investigaciones demuestran que alrededor de la mitad de los niños que usan bien las alarmas enuréticas consiguen dejar de hacerse pis en varias semanas. Estas alarmas zumban o vibran cuando la ropa interior del niño se moja. Con el tiempo, el cerebro se entrena para asociar la sensación de querer orinar con la alarma que se dispara, lo que le despierta. Es muy efectivo si los padres ayudan al niño los primeros días a despertarse.

Como vemos, estos tratamientos actúan sobre alteraciones fisiológicas, que son la gran mayoría y no sobre problemas psicológicos, contrariamente a lo que se hacía antes por norma. En los casos en los que la enuresis tenga un claro componente psicológico entonces sí se requerirá llegar a la raíz de dicho problema y tratarlo.


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