Cómo evitar la sobreprotección a los niños

Indice

• Características de los niños sobreprotegidos
• ¿Cómo fomentar la autonomía en los niños?

 

Características de los niños sobreprotegidos

Los niños sobreprotegidos suelen ser más tímidos y miedosos, con una personalidad débil y dependiente, nerviosos, no saben valorar lo que tienen ni aceptar responsabilidades, maduran más tarde y les cuesta relacionarse con otros niños de su edad.

Además, estos niños tienen una baja tolerancia a la frustración, baja autoestima y son más infelices.

La sobreprotección en los niños es una manera de frenarles su desarrollo y su crecimiento y de impedir que no adquieran por sí mismos las herramientas necesarias para valerse por sí mismo.

Es normal que un padre se preocupe por su hijo e intente evitar que se haga daño, tanto física como emocionalmente, pero hay que entender que es imposible apartarle de todos los males; en la vida pasan desgracias que son inevitables, y una persona que sepa afrontarlas reaccionará mejor y sabrá hacerles frente, pero alguien que haya vivido siempre entre algodones no sabrá cómo salir del pozo. Como dice el refrán “Hay que caerse para aprender a levantarse”.

Como no siempre vamos a poder estar a su lado, protegerlos o evitar que les pasen cosas malos, es mejor educarles para que sepan superarlas que sobreprotegerlos.

Para poder afrontar los vaivenes de la vida, además de amor y cariño, una persona necesita:

- Libertad para tomar decisiones.

- Reconocer quién es.

- Conocer sus cualidades y limitaciones.

- Saber expresar sus sentimientos.

- Tener un buen nivel de autoestima.

- Tener autonomía.

 

¿Cómo fomentar la autonomía en los niños?

Si piensas que estás sobreprotegiendo a tu hijo, sigue estos consejos de educación y aprendizaje:

- Deja que se enfrente solo a sus dificultades. Por ejemplo, si ves que se pelea con un niño en el parque, no te entrometas a no ser que se estén pegando y haciendo daño.

- Todo el mundo comete errores. Si alguna vez vislumbras que está a punto de cometer uno, le intentas avisar y continúa empeñado en seguir adelante, déjale que se equivoque. De los errores también se aprende.

- Ayúdale siempre que te lo pida, tampoco debes dejar que lo haga todo él solo, sigue siendo un niño.

- No le agobies ni le atosigues con miles de reglas y advertencias: “Cuidado con el escalón”, “No te subas ahí”, “No juegues con eso”… Una cosa en controlar que no le pase nada grave y otra impedir que juegue y se divierta.

- Favorece que tome sus propias decisiones y asuma retos. Pide su opinión para cuestiones sencillas como qué ropa quiere ponerse o a qué parque prefiere bajar a jugar.

- Fomenta el juego y la interacción con otros niños sin la presencia constante de los adultos.

- No cedas a todos sus caprichos ni le consientas todo. Tiene que aprender el valor de las cosas y que a veces hay que esforzarse para lograr algo.

- No le contagies tus miedos. Por ejemplo, no le digas que no monte en bici porque puede caerse y hacerse daño, sino que debes enseñarle a montar bien para que no se caiga y ponerle protecciones para que no se haga daño grave si se cae. Caerse se caerá alguna vez, lo importante es que no se haga mucho daño.

 - Dale diversas tareas de la casa adecuadas a su edad y sus capacidades. Aunque tarde mucho en hacerlas al principio o le cueste, no las hagas por él. Dale tiempo y corrígele o ayúdale solo si es necesario, pero enseñándole para la siguiente vez.

- Dale estrategias para enfrentarse a las dificultades y problemas, pero no las resuelvas por él.

- Deja que asuma las consecuencias de sus actos y pida perdón si se equivoca.

Si tienes dificultades, pide ayuda a un profesional de psicología.