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Ingesta de lácteos en niños y adolescentes

Ingesta de lácteos en niños y adolescentes

Los alimentos lácteos son una de las principales fuentes de calcio para el ser humano ya que aportan entre el 44 y el 70% del calcio que ingiere la población española. Pese a ello, numerosos estudios constatan que en nuestro país se consume menos productos lácteos de lo que sería recomendable.

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Según el estudio “Evidencia científica sobre el papel del yogur y otras leches fermentadas en la alimentación saludable de la población española”, publicado recientemente por la Federación Española de Sociedades de Nutrición, Alimentación y dietética (FESNAD), se estima que alrededor del 40% de la población infantil y adulta española ingieren cantidades de calcio por debajo de las recomendaciones, del mismo modo que entre el 20 y 40% de escolares, y entre el 30 y el 45% de adultos, toma menos alimentos lácteos de lo recomendado.

 

Los lácteos en la infancia y adolescencia

Los lácteos tienen un papel especialmente relevante en la salud durante los primeros años de vida ya que su ingesta contribuirá a que el niño desarrolle una correcta salud ósea de la que podrá disfrutar de mayor. Esto es debido a que la masa ósea se genera de manera progresiva a lo largo de la infancia y la adolescencia, y concluye al llegar a los 30-35 años, para mantenerse durante varios años más hasta que empieza a disminuir. Entre los lácteos destaca el yogur por su elevado contenido en calcio, favorecer la digestión de la lactosa y aportar un elevado contenido de nutrientes necesarios para el crecimiento.

La leche también aporta grandes cantidades de calcio y vitamina D, sobre todo si está fortificada, nutrientes esenciales para el correcto desarrollo de los huesos y los dientes. Si hay défciit de calcio, el niño puede sufrir, entre otros problemas, raquitismo. 

Según Meritxell Gómez, experta del Programa NUSA, “el yogur es una gran fuente de calcio que, además, tiene propiedades beneficiosas a nivel digestivo, por lo que es un producto indicado para todos los grupos de edad”.

Los estudios recogidos en el documento científico de FESNAD indican que los niños consumen una cantidad suficiente de lácteos, según las recomendaciones de la Sociedad Española de Nutrición Comunitaria y la Estrategia para la Nutrición, Actividad Física y Prevención de la Obesidad (NAOS). Pero, pese a que las necesidades de calcio son aún mayores al llegar a la pubertad, los estudios muestran que a partir de los 9 años de edad el consumo de productos lácteos se reduce notablemente.

Tanto es así que los niños mayores de esa edad tienen un riesgo 7 veces mayor de consumir menos lácteos de lo recomendado respecto a escolares de menor edad. “Es esencial que los adolescentes consuman una dieta rica en calcio ya que es en esa etapa de la vida cuando se adquiere cerca del 40% de la masa ósea”, afirma la dietista-nutricionista Pilar Cervera, exdirectora del CESNID-UB.

En cuanto a la grasa de los lácteos, en la mayoría de los casos se aconseja que sea entera, ya que los niños necesitan estas grasas saludables. Solo en casos de obesidad se debe acudir a leche semidesnatada. 

 

Juventud y edad adulta

A lo largo de la juventud y la edad adulta, el consumo de lácteos sigue siendo deficiente respecto a las recomendaciones marcadas por la Estrategia NAOS. Aunque en los años 90 el consumo de lácteos en España llegó a ser de los más elevados de Europa, a partir del año 2000 la tendencia se invirtió y la ingesta de lácteos empezó a disminuir hasta situarse en el año 2008, de media, por debajo de las dos raciones diarias mínimas recomendadas para este grupo de edad. Pese a la propensión general de bajo consumo, el documento científico de la FESNAD indica que hay dos etapas dentro de la edad adulta en las que la ingesta de lácteos se sitúa en niveles adecuados: el embarazo y la lactancia.

Los estudios recopilados muestran que en ambas situaciones se observó una alta adherencia a las recomendaciones dietéticas para lácteos (entre 3 y 4 raciones al día). “En ambos  casos, las mujeres reciben recomendaciones nutricionales acordes a su estado por parte de los facultativos, hecho que favorece que su alimentación, y dentro de ella el consumo de productos lácteos, sea la adecuada”, explica Pilar Cervera.

 

Edad avanzada y menopausia

En el caso de las personas de edad avanzada, los estudios recogen que las mujeres que están llegando a la menopausia o que ya la han pasado son el colectivo que consume una mayor cantidad de lácteos, posiblemente debido a la concienciación de la utilidad de este grupo de alimentos en la prevención de la osteoporosis. Estudios recientes muestran, además, que las mujeres que consumían la cantidad recomendada de lácteos (4 raciones al día) llevaban también una dieta más adecuada con más cantidad de frutas, verduras, legumbres, cereales y pescados, y su estilo de vida era más saludable (no fumaban y practicaban ejercicio físico regularmente). Además, los expertos recomiendan la ingesta de yogur para mejorar la absorción de calcio en mujeres postmenopáusicas.


Fuentes:

Programa Nusa

FESNAD, “Evidencia científica sobre el papel del yogur y otras leches fermentadas en la alimentación saludable de la población española”, http://www.fesnad.org/index.php?seccion=dinamico&subSeccion=documento&idF=12

Fecha de actualización: 01-03-2022

Redacción: Irene García

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