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Vacaciones sin estrés

Vacaciones sin estrés

¿A punto de salir de vacaciones? Antes de emprender el viaje a tu esperado descanso toca la aturullada vorágine previa de los preparativos: compras, maletas, adelanto de trabajo, asuntos de última hora, despedidas… Si además estás embarazada el nivel de estrés puede multiplicarse por dos. No dejes que tu estado te impida disfrutar de una merecida escapada.

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El estrés actúa sobre el sistema nervioso y la salud en general de todas las personas. Pero además, según revelan varios estudios, la ansiedad que la madre sufre durante el embarazo puede aumentar el riesgo de nacimientos prematuros y de bebés con peso insuficiente. Afortunadamente siguiendo algunas recomendaciones podrás mantener el estrés a raya, conservando el equilibrio, la energía, la serenidad y una apariencia radiante durante el verano.

Lo primero que deberías considerar cuando organices tus vacaciones es el momento más adecuado para tu embarazo. Los expertos aconsejan el segundo trimestre para viajar. Las náuseas, los mareos matutinos y la fatiga típicos del primer periodo ya han quedado atrás y aún no tendrás una barriga demasiado prominente que te impida moverte con soltura. En cualquier caso, como todo, depende de cada mujer, tu estado de salud, de ánimo, y por supuesto de lo que crea más conveniente tu médico.

Asimismo ten en cuenta todos estos factores también cuado elijas tu destino. Independientemente de lo avanzada que esté la gestación cuando tengas que viajar, unas vacaciones sencillas probablemente sean la mejor opción. Un hotel con spa suele ser una de las elecciones más populares entre las mujeres embarazadas. Te lo dan todo hecho y muchos incluyen tratamientos específicos para vosotras.
 

Pero antes de nada, planificación.

Prepara con suficiente antelación una lista de todo lo que debes hacer, luego planifica cómo hacerlo y deja tiempo libre para retrasos inesperados. Incluye lo que tienes que hacer antes y después del viaje. Lo mejor es hacerlo por orden de prioridades para ir resolviéndolas poco a poco. Pero siempre siendo realista. No sobrecargues la lista con miles de cosas que no podrás realizar en el tiempo disponible. Esto solo te generará mayor ansiedad. Elimina tareas si no son urgentes. Estima cuáles pueden hacerse en otro momento del año y apártalas. Es preferible que lo que no puedas hacer hoy, lo dejes para mañana sin agobiarte. Verás cómo tú y tu bebé lo agradeceréis.

 

No postergar tareas

No debes sobresaturarte con miles de quehaceres, pero todo aquello que puedas hacer hoy, hazlo lo antes posible. Las tareas pendientes quedan en la mente, obstaculizan y producen estrés. Resolverlas crea una sensación de alivio y satisfacción por la tarea cumplida. Si fuera necesario delega tareas. Reparte las labores domésticas con tu pareja o con otros miembros de la familia. Si las vacaciones las compartes con amigos o familiares, proponles que contribuyan.
 

Consejos para un verano realmente reparador

Bebe abundante agua, entre 8 y 10 vasos diarios. Beber agua, cuando los nervios acechan, puede ser una práctica saludable que además de calmar la ansiedad pueden ayudarte a resistir a tomar café o alimentos ricos en calorías y grasas.

Reduce la cantidad de café. La cafeína puede incrementar los niveles de estrés de las hormonas, y este incremento puede durar a lo largo del día y en el momento de ir a dormir, interfiriendo en el sueño si se bebe en las horas del atardecer o por la noche.

Mantén una alimentación sana. Suele ser habitual relacionar descanso con descontrol. También en asuntos de nutrición. Estar de vacaciones no significa despreocuparse por la alimentación. Si sigues estos consejos, tu cuerpo y tu mente te lo agradecerán:

- Evita las comidas pesadas, ricas en grasas

- Introduce en tu dieta proteínas, frutas, verduras y alimentos antioxidantes; reforzarán tus defensas para poder combatir el estrés. La vitamina C ayuda a mantener la mente despierta. Se ha comprobado también que quien consume naranjas se siente menos estresado. Los frutos secos son ricos en Omega-3, alimentan el cerebro manteniendo su agudeza mental.

- Otros alimentos relajantes. Existen alimentos específicos que estimulan el buen funcionamiento de las células nerviosas ayudando, de este modo, al organismo a mantenerse relajado. Entre éstos se encuentran el plátano, las almendras, el germen de trigo, la levadura de cerveza y las pipas de girasol.

- Otro truco antiestrés: Ten siempre a mano una barrita de regaliz por si te asalta el hambre entre horas, además de calmar el hambre sin aportar apenas calorías, tiene una poderoso efecto antiestrés.

Si fuera imprescindible incluye suplementos nutricionales. Siempre bajo prescripción médica. Si te sientes decaída echa un vistazo a tu dieta y pregunta a tu doctor si serían necesarios suplementos que contengan minerales, vitaminas y antioxidantes.

Huye de los alimentos con azúcar y modera los hidratos de carbono refinados, que elevan el azúcar en sangre, dañan la piel y disminuyen los niveles de energía.

 

Ejercicio físico en vacaciones

Tan solo un poco de movimiento puede hacer maravillas aliviando el estrés. Andar por la orilla del mar, nadar en la piscina del hotel o pasear por la ciudad al atardecer son buenas opciones para recargarse de energía.
Además puedes practicar los siguientes ejercicios:

- Extiende tus brazos hacia el frente, elevándolos a la altura del pecho. Ábrelos hacia los laterales, manteniéndolos a la misma altura e inspira mientras vuelves a cerrar los brazos, cruzándolos delante de ti. Expira profundamente y vuelve a abrirlos tratando de juntarlos en tu espalda. Vuelve a cerrarlos delante inspirando. Repite el ejercicio 10 veces.

- Mantente de pie con los pies abiertos a lo ancho de los hombros. Estira tus brazos hacia delante formando un ángulo recto con tu cuerpo. Junta las manos entrelazando los dedos. Gira lentamente los brazos hacia la derecha a la vez que inspiras. Expira mientras vuelves a la posición inicial. Repite hacia el lado izquierdo. Luego de nuevo al derecho y así hasta 10 veces por cada lado.

- Coloca tus manos en la cadera. Ahora rótalas hacia la derecha dibujando un círculo. Vuelve a la posición inicial y gira hacia la izquierda. Repítelo otras 9 veces.

- De pie, con las piernas abiertas a lo ancho de los hombros, eleva los brazos a la altura del pecho y junta las palmas de las manos con los dedos hacia arriba, como si estuvieras rezando. Expira intensamente mientras doblas las rodillas, te agachas y los brazos se estiran hacia delante. Asegúrate de mantener tus rodillas sobre tus pies y no adelantarlas, pues podrías perder el equilibrio. Inspira al subir de nuevo y recoger los brazos hacia el pecho. Haz 10 repeticiones.

- Tras completar todos los ejercicios, estira tu cuerpo tirando de los brazos hacia arriba por encima de tu cabeza y, de puntillas, haciendo presión hacia el suelo con las almohadillas de los pies. Respira suavemente y mantén la postura 30 segundos. Después haz lo mismo pero tumbada en el suelo.

Como con cualquier ejercicio físico es recomendable consultarlo previamente con tu ginecólogo.
 

Relajación en vacaciones

Existen muchas ocasiones en las que el estrés es inevitable, incluso con las mejor de las organizaciones y la más positiva actitud. Cuando esto ocurra no dudes en poner en práctica las siguientes sugerencias:

- Haz sesiones de yoga, meditación u otra actividad que te ayude a lograr momentos de serenidad y a reducir los niveles de estrés.

- Relaja tu mente. Elige un lugar cómodo. Cierra los ojos e imagina que estás enfrente de un océano en calma. Empieza a respirar profundamente y lo mas lentamente que puedas, inhalando por la nariz, y exhalando por la boca, tratando de relajarte. Cuando sueltes el aire imagina que estás expulsando todo aquello que te produce estrés: el agotamiento, la tensión, el dolor, los mareos… Al inspirar absorbe toda la energía positiva del océano.

- Otra propuesta muy sencilla de relajación consiste en contemplar el cielo estrellado, las nubes, una hoguera, el mar, etc. No busques sentido a lo que ves… Sólo mira, sin más. Cuando un pensamiento aparezca en la mente, vuelve a mirar. Eso es todo.

- Sonríe y deja pasar...  Probablemente tengas que asistir a un compromiso ineludible al que no te apetezca ir, tal vez se presente una visita inesperada no deseada o simplemente discutas con el chico de las hamacas. Quizás se ponga a llover o el avión se retrase. En estos casos cambia de actitud. No pienses en negativo, piensa en cosas positivas e ignora lo que te hace sentir mal tomándotelo menos en serio. Busca el lado alegre o gracioso del asunto. El sentido del humor salva muchas situaciones.

- Duerme lo suficiente. La mayoría de las personas necesitan 8 horas de sueño. Es indispensable para la salud, especialmente en tu estado. Una caminata antes de acostarte te ayudará a conciliar el sueño.


Fuente:

Huggins-Cooper, Lynn (2005), Maravillosamente embarazada, Madrid, Ed, Nowtilus.

Fecha de actualización: 28-07-2020

Redacción: Lola García-Amado

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