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¿Es normal tener anemia?

¿Es normal tener anemia?

Durante el embarazo es normal tener anemia a causa del incremento del volumen sanguíneo y de las necesidades de hierro para favorecer el correcto desarrollo del feto. Sin embargo, no es la única ocasión en la que se puede sufrir este problema sanguíneo.

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Índice

 

Anemia en el embarazo

La anemia en medicina es una enfermedad de la sangre que aparece cuando existe un tamaño o cantidad inferior a la normal de los glóbulos rojos, lo que hace que no llegue suficiente oxígeno a los tejidos del organismo causando, entre otros síntomas, fatiga, palidez, debilidad, latidos cardiacos irregulares, problemas para respirar, mareos, manos y pies fríos…

Normalmente, la anemia está causada por un déficit de hierro, ya que este mineral forma parte de la hemoglobina, una proteína de los glóbulos rojos esencial para su fabricación y funcionamiento. No obstante, también puede estar causada por el déficit de otras vitaminas como ácido fólico o vitamina B12 o por otros problemas en el organismo.

Aunque la anemia puede aparecer en cualquier etapa de la vida, sobre todo en las mujeres, más propensas a este problema a causa de las menstruaciones, durante el embarazo es habitual que surja este problema ya que las necesidades de hierro aumentan debido al incremento del volumen sanguíneo de la mamá hasta en un 50%.

La anemia no tratada puede llegar a ser una enfermedad muy grave en la gestación, ya que limita el aporte de oxígeno a todos los tejidos, incluidos a los del feto. Además, la falta de hierro puede provocar diversas complicaciones como bajo peso al nacer, parto prematuro, prolongación del período expulsivo… Por eso, como los síntomas de la anemia pueden enmascararse con los síntomas propios del embarazo, en cada trimestre te harán un análisis de sangre para comprobar tus valores de glóbulos rojos y hemoglobina y, en caso de tener anemia, mandar el tratamiento adecuado. Se considera anemia en el embarazo a unos valores de hemoglobina inferiores a 11 g/dl en el primer y tercer trimestre y menos de 10,5 g/dl en el segundo trimestre.

Asimismo, aunque la mujer puede presentar anemia desde el primer momento del embarazo, es más habitual a partir del segundo trimestre.

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Entre las necesidades del bebé y las tuyas propias, deberás retener 1.000 mg de hierro, 300 para el feto y la placenta, 500 para el aumento del volumen total de glóbulos rojos y 200 que se eliminan con materia fecal, orina y piel. Por lo tanto, hace falta tomar entre 6 y 7 miligramos por día, algo complicado sin una dieta correcta.

Y es que la mejor manera de prevenir la anemia es incluir en tu dieta muchos alimentos con hierro como las carnes rojas, las vísceras, los mariscos, los cereales enriquecidos, las legumbres, los granos integrales, las verduras de hoja verde o los frutos secos. También se aconseja que la mamá tome un suplemento vitamínico para el embarazo que incluya hierro.

Y, si la anemia aparece, el único tratamiento posible es la suplementación con pastillas de hierro. El médico te indicará qué cantidad y dosis tomar y cada cuánto tiempo. Ten en cuenta que estas pastillas pueden causar efectos secundarios leves como acidez, estreñimiento o náuseas, por eso se recomienda tomarlas en la comida.


Anemia en el parto

Gracias a los controles que se hacen durante el embarazo, es raro que se llegue al parto con anemia, pero, si esto pasara, podría ser muy peligroso ya que en el parto se pierde mucha sangre, lo que podría causar una anemia grave en la mujer.

También es posible que no tengas anemia ni en el embarazo ni en el parto, pero se desarrolle en el posparto a causa de la sangre perdida en el alumbramiento, sobre todo si hubo alguna hemorragia difícil de controlar. Por eso, lo normal es que te hagan una analítica antes de darte el alta, sobre todo en caso de partos complicados o cesáreas, para comprobar los valores de la hemoglobina y el hierro en sangre y, si es necesario, ponerte el tratamiento.

Además, en caso de anemia severa se puede recurrir a tratamientos más intensivos como una solución inyectada por vía intravenosa o restaurar los eritrocitos mediante la transfusión de sangre de un donante o el estímulo de la formación de eritrocitos con eritropoyetina.


Otras condiciones que pueden causar anemia

- Malnutrición: una dieta inadecuada o pobre en ciertas vitaminas y minerales (como hierro, vitamina B12, vitamina B9) puede causar anemia.

- Algunas enfermedades crónicas pueden interferir en la producción de glóbulos rojos, como el cáncer, el VIH, la artritis reumatoide, la enfermedad de Crohn, etc.

- Las enfermedades de la médula ósea también pueden afectar a la producción de sangre en la médula ósea, como la leucemia o la mielofibrosis.

- Existen muchos tipos de anemias que no están asociadas al consumo de hierro, sino a otras enfermedades o problemas hereditarios que acusan anemias diferentes, como la anemia aplásica (cuando el cuerpo no puede producir suficientes glóbulos rojos a causa de infecciones, medicamentos, enfermedades autoinmunitarias o exposición a sustancias químicas tóxicas), la anemia hemolítica (que aparece cuando los glóbulos rojos se destruyen más rápidamente de lo que la médula ósea puede reemplazarlos a causa de ciertas enfermedades de la sangre), la talasemia o la anemia de células falciformes (una enfermedad genética que hace que los glóbulos rojos adopten una forma de media luna (falciforme) anómala). 

 


Fuentes: Huggins-Cooper, Lynn (2005), Maravillosamente embarazada, Madrid, Ed, Nowtilus.

NIH: https://www.nhlbi.nih.gov/health-topics/espanol/anemia

Fecha de actualización: 19-03-2021

Redacción: Irene García

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